Luego de un hecho de violencia de género cuyo protagonista es el jefe de la UR 4 de Tartagal, anunciaron la posibilidad de cambiarlo de dependencia, pero no lo separarán de la fuerza. La víctima, una agente, está embarazada de un par de meses y este sería el motivo de la brutal agresión.
El golpeador en cuestión es el comisario mayor Oscar Liendro, quien sacado por la furia al enterarse que Carolina Pinto -oficial de menor rango que también se desempeña en la misma unidad- posteara en una red social la noticia de su embarazo fue hasta su domicilio y comenzó a golpearla como recriminación. Esta es la versión no oficial de la historia, porque Pinto en una primera instancia se negó a declarar, en la denuncia radicada, el nombre de su agresor, solamente contó que alguien fue hasta su casa y la golpeó.
La versión que vincula a Liendro fue aportada por dos oficiales del 911, quienes socorrieron a Pinto cuando llamó a emergencias tras el episodio de violencia. Todo fue desmentido posteriormente por la agredida, quien aseguró no tener relación alguna con el comisario mayor aspirante a boxeador.
Luego de que se armara todo el revuelo (la noche de la trifulca fue el 13 de diciembre) y la noticia llegara hasta el ministro de seguridad, Cornejo D’Andrea, se anunció que se separaría a Liendro de su cargo, y como suele suceder en estas circunstancias de la familia policial, el comisario Tyson podrá continuar sus andanzas en otra comisaría, no será separado de la Fuerza mientras Pinto corre el riesgo de perder su embarazo por la paliza recibida.