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Los remedios enferman

En nueve meses, el aumento de los productos farmacéuticos de mayor demanda tuvo un incremento promedio del 59 por ciento. Considerando una canasta de los más utilizados por jubilados, la suba llega al 75 por ciento. Investigación de la Undav.

La relajación de los controles por parte de la Secretaría de Comercio, sobre un sector con muy alto grado de concentración del mercado, serían los ingredientes que posibilitaron que el 85 por ciento de los medicamentos de mayor demanda local hayan aumentado por encima del ritmo de la inflación en los primeros nueve meses del gobierno de Cambiemos. Los de uso más directo por los jubilados, tuvieron un incremento promedio del 75 por ciento. Esa es la conclusión a la que arriba un estudio realizado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Undav (Universidad Nacional de Avellaneda), a partir del relevamiento de un total de 123 medicamentos representativos del consumo nacional. La investigación compara los precios de Vademecum de noviembre de 2015 y agosto de 2016. En esos nueve meses, ese conjunto de productos farmacéuticos registró un aumento promedio del 59 por ciento, 25 puntos más que el índice de precios al consumidor medido por el instituto de estadísticas porteño para el mismo período (33,7 por ciento). Entre los 20 productos farmacéuticos que conforman la canasta de medicamentos de jubilados (elaborada en base a estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación), el promedio supera en más de 40 puntos al IPC de la Ciudad. Ocho subieron su precio entre 100 y 200 por ciento en esos nueve meses (ver cuadro en esta página). Otros siete productos se encarecieron entre 50 y 85 por ciento.

Según los autores del trabajo, la combinación de “un consumo masivo e inelástico” con una estructura de oferta fuertemente concentrada, tanto en la producción como en la comercialización, hizo posible esta política abusiva de remarcaciones sin una presencia efectiva del Estado para neutralizarlo. La investigación toma como punto de partida el mes de noviembre pasado, dado que a partir de la devaluación de diciembre empieza a verificarse el violento corrimiento de precios. “Inicialmente, la devaluación del peso argentino tuvo un impacto directo en los precios de los insumos importados fundamentales para la producción de medicamentos (principios activos y envases)”, señala. El aumento en otros insumos, así como en los servicios públicos, fueron inmediatamente trasladados a los precios finales, dada la existencia de “una estructura concentrada, tanto en la cadena de producción como en la comercialización, que posibilita a los actores relevantes fijar los valores en el mercado”.

En los nueve meses transcurridos entre noviembre de 2015 y agosto de 2016, se verifica un incremento promedio del 59 por ciento, tomando en cuenta las variaciones de un total de 123 medicamentos que cubre el relevamiento de la UNdAv. De ese listado, 12 medicamentos tuvieron un incremento superior al 100 por ciento, y en total son 77 los que superaron el aumento medio del 59 por ciento. En el mismo período, el instituto de estadísticas de la Ciudad reflejó una suba del índice de precios al consumidor del 33,7 por ciento, guarismo sobre el que se ubicó el incremento de 17 de cada 20 productos farmacéuticos relevados (el 85 por ciento).

El estudio destaca que la Dirección de Estadísticas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el renglón de servicios relacionados con la salud, registró un incremento en los mismos nueve meses del orden del 28,4 por ciento, y en particular en productos farmacéuticos computó una suba del 22,8 por ciento. “Estos números agregados de avance de precios de la industria de los medicamentos contrasta notablemente con las variaciones a las que están expuestos los consumidores”, subraya el documento, que repasa además el impacto de estos aumentos sobre el poder de compra de los jubilados. Vale recordar que no hay estadísticas a nivel nacional, ya que el Indec interrumpió la toma de datos entre diciembre y marzo.

El Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad, que coordina Santiago Fraschina, elaboró una canasta de los medicamentos de consumo más usual entre adultos mayores, en base a distintos estudios y estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación sobre dolencias y tratamientos en esa franja etaria. Sobre el conjunto de veinte productos seleccionados, se compararon los precios informados por el Vademecum de AlfaBeta.net con los valores de la jubilación mínima, tanto en noviembre de 2015 como en agosto de 2016. Los valores de los medicamentos de la canasta aumentaron, en promedio, el 75 por ciento durante el período. Mientras que la jubilación mínima lo hizo en un 15,3 por ciento (un solo aumento semestral en el período).

Considerando por cantidad de unidades de medicamentos que podrían adquirirse con una jubilación mínima, la pérdida promedio de poder de compra resultante es del 36 por ciento. Así, por ejemplo, un producto para el control del colesterol, del cual se podían adquirir 20 cajas de 28 comprimidos en noviembre con una jubilación mínima, nueve meses después apenas se alcanzaba a pagar ocho cajas con el valor actualizado del mismo haber previsional, con un deterioro del 60 por ciento en el poder adquisitivo. Entre los productos seleccionados, se observa que para uno de uso para tratamiento de tiroides, la capacidad adquisitiva se redujo en el período de 96 a 46 cajas; en el caso del envase de un protector gástrico, el jubilado pasa de poder adquirir 31 envases a 18; en vasodilatadores, de 34 cajas a 20, o en un producto para la próstata, de 9 envases a 6.

“Pese a los cuantiosos incrementos de precios, las empresas del sector siguen presentando mejoras en sus niveles de ventas”, advierte el estudio. “Así, en el corriente año, el monto total de la facturación de la industria farmacéutica creció en un 56 por ciento para el primer trimestre, superando los 17.500 millones de pesos. Dada la marcada inelasticidad en el consumo del sector, este fenómeno se explica únicamente como producto del avance en el precio de los medicamentos de forma significativa por sobre la inflación”.

Fuente: Página 12