Históricamente las tomas han tenido rostro de mujer. Cómo una mujer de la clase terrateniente se termina convirtiendo en “lideresa de la tierra” y defendida por la clase trabajadora. La encíclica papal utilizada como hoja de ruta por Echevehere y Grabois. (Andrea Sztychmasjter)
Las tomas de tierras tienen cara de mujer. Lo hemos podido ver en las diferentes tomas que se han acentuado en las últimas semanas a lo largo y ancho del país. Los registros informales señalan que en la actualidad alrededor de 12 provincias tienen tomas en diferentes puntos. Y los escenarios muestran que en todas ellas, las mujeres, madres solteras, trabajadoras informales, son las protagonistas y quienes ponen la cuerpa para sostener los precarios hogares construidos entre plásticos, lonas y cartones varios.
En Salta se informó que en el “asentamiento” ampliación Parque La Vega dispuesto en la zona sur de la capital, no solo habitan ya muchxs niñxs sino que se han producido nacimientos en el lugar. Madres amamantando en medio de los pastizales, en algún lugar improvisado para hacerlo o incluso dando la teta de pie es la imagen que se repite. Informaron asimismo que aun hoy son las mujeres quienes se quedan en los hogares improvisados, realizando las tareas de la “casa” mientras que los padres salen a trabajar o a buscar changas. La antigua división sexual del trabajo parece funcionar óptimamente en una de las provincias con mayores niveles de desempleo.
Salta es la séptima provincia con mayor cantidad de “asentamientos” y villas en Argentina.
En Guernica, tras la violenta represión, se difundió que varias de las detenidas eran mujeres; algunas embarazadas. Ni a las fuerzas policiales ni al sistema judicial ni al gobierno de turno les importó. A lo largo de la historia, el acceso de la mujer a la tierra se basó en su estatus en el seno de la familia e implicó el derecho a su uso no a su propiedad. Como le ocurre a Dolores Etchevehere, hermana del ex ministro agroindustrial y mujer de la clase terrateniente involucrada en una disputa familiar. ¿Cómo esta mujer se convierte en “lideresa de la tierra”, cómo termina eligiendo a Juan Grabois como defensor? Grabois le tiene que agradecer al Papa por su amistad: “No fue una decisión de un día para el otro. Si tengo que tomar un punto de referencia o un disparador, fue cuando leí la encíclica Laudato Si del papa Francisco. Allí hay un concepto sobre la cultura del descarte y me sentí muy identificada; no solamente sobre el descarte hacia las mujeres, sino además en lo que hace a la cultura del descarte a los que trabajan la tierra”, respondió Dolores.
Sin ir más lejos Grabois para justificar el conflicto desatado en tierras de los Echevehere utilizó una frase del Papa Francisco, incluida en la última encíclica de Bergoglio. Grabois dijo que “el derecho a la propiedad privada solo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Pero sucede con frecuencia que los derechos secundarios se sobreponen a los prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia práctica”.
Encíclica del latín «encyclia» y del griego «egkyklios» que significa «envolver en círculo»
Los derechos a la tierra y la vivienda son esenciales para la igualdad y el bienestar de las mujeres trabajadoras sin reconocimiento mediático y sin acceso a abogados . Los derechos de acceso y dominio sobre la tierra y la vivienda son factores decisivos para las condiciones de vida de la mujer, especialmente en las economías informales, son fundamentales para la supervivencia diaria de las mujeres y sus hijxs, así como para su seguridad física y económica. En nuestro país y ante el actual panorama es una obviedad decir que existe una ausencia de políticas públicas destinadas a una real inclusión social, porque sin vivienda digna hay violencias múltiples. Sin vivienda hay violencia económica y exclusión para las mujeres y sus familias. Lo saben las mujeres del “asentamiento” en zona sur y las mujeres en Guernica, que no tuvieron respuestas de la Ministra de Mujeres, Género y Diversidad, ante sus reiteradas cartas.
Diferente trato obtuvo Dolores Etchevehere quien fue defendida incluso por la titular del INADI, Victoria Donda «por violencia económica por cuestiones de género». Donda se refirió con estas palabras a su intervención: “En general estoy en contra de la toma de tierras, porque estoy en contra de cualquier invasión en el derecho de una persona, y la propiedad privada es un derecho. Por eso defiendo a Dolores Etchevehere y a su propiedad privada», enfatizó.
¿Qué mujer?
Mujeres que habitan la ruralidad, campesinas, indígenas, en Salta sabemos de su lucha histórica por un pedazo de tierra. Son también las trabajadoras precarizadas, estudiantes, madres, las que llevan sobre sus espaldas el costo de criar hijxs solas. Pero hoy el país conoce a otra mujer, una a la que nunca le faltó un lugar donde vivir que sin embargo se convirtió en “lideresa de la tierra”.
En un comunicado titulado «Nuestros dolores», funcionarias e intelectuales afines al Frente de Todos nucleadas en “Mujeres en Red” le expresaron su apoyo a Dolores Etchevehere por el conflicto que mantiene con su familia por la Estancia Casa Nueva, uno de los campos de los Etchevehere en Entre Ríos, parte en litigio dentro de la firma Las Margaritas S.A.
«Dolores es para Mujeres en Red una portadora del emblema emancipatorio de los feminismos que aran en tierra fértil, que trasuntan la vocación de poder ser, de estar vivas, de poder existir como personas, en igualdad de derechos», dice el comunicado «porque si se hubiera cumplido con el inciso 4 de la Ley 26485 de Violencia Económica y Patrimonial, su lucha jamás se habría resuelto sólo como un litigio tribunalicio individual».
En el escrito, referentes como Dora Barrancos y Estela Díaz, rescatan la figura de Dolores como una mujer que logró «trascender el portón del mausoleo familiar» y le expresan su acompañamiento para que sepa que «millones de oídos, de miradas, de lágrimas, están puestas en que su justa causa sea reconocida».
Quienes también dieron su apoyo a Etchevehere fue el movimiento de “Mujeres Agropecuarias en Lucha” conformado por Lucy de Cornelis, Ana Galmarini y Ana Riveiro. “Acompañamos con todas nuestras fuerzas y participamos de la lucha de Dolores Etchevehere y el Proyecto Artigas de Entre Ríos, que en estos momentos sufre presiones y violencias por parte de una poderosísima red mafiosa y patriarcal, integrada por familiares de Dolores y el poder político y judicial asociado a negocios turbios y al narcotráfico», destacaron desde este movimiento que tuvo su aparición pública a finales de los años 90, durante el menemismo, y a principios del 2001 -durante el Gobierno de Fernando De la Rúa-.
“Apoyamos a Dolores y al Proyecto Artigas”, “Basta de terratenientes envenenadores”, “Investigación de la procedencia de las Tierras de la Estancia Las Margaritas”, “No es usurpación”, “Devuelvan las tierras de la Escuela El Quebracho”, “Soberanía sobre las tierras y los cuerpos”, “La hora de los pueblos ha llegado”, fueron algunos de los carteles que un colectivo de mujeres de Entre Ríos, colocó en las escalinatas del Palacio de Justicia de Paraná con el fin de manifestar su acompañamiento a Dolores.
Somos o no somos Dolores
Bajo el título “No somos Dolores”, una nota publicada en el portal feminista de orientación kirchnerista “Latfem”, la autora se pregunta “¿por qué Dolores Etchevehere aparece alzada en brazos por el pueblo como una heroína de la clase oligárquica para la clase obrera? ¿Por qué los feminismos parecen hacer de ella una ídola? ¿Dónde está la confusión?”: y prosigue “La causa de Dolores Etchevehere, hermana del ex presidente de la Sociedad Rural Argentina y ex ministro de Agricultura del gobierno de Macri Luis María Etchevehere, apela a su derecho como heredera natural de su parte de la tierra, un concepto rancio en la filosofía del derecho. No hay nada natural en la normativa legal. No hay nada político en el reclamo de una señora bien, criada sin que le falte nada, periodista en el diario La Nación cuando quiso, fanática de los boliches también, por una porción de tierra que le corresponde por herencia. Y que, al mejor estilo dama benefactora, dona parte a lxs trabajadores”.