Todo lo que está mal.
En una arenga a comisarios de Córdoba la extitular Bibiana Mercedes Cabrera les advirtió cómo debían relacionarse con el personal femenino.
Hay hombres machistas que fueron criados por mujeres machistas. El discurso de una comisaria de Córdoba demuestra que el machismo se estructura en la sociedad bajo mecanismos difusos que son perpetuados por diferentes instituciones y se cuela en hombres y mujeres.
La comisario inspector Bibiana Mercedes Cabrera, quien la semana pasada fue desplazada de la jefatura de la Unidad Departamental Colón de la fuerza junto al comisario inspector Sergio Giordano, el comisario Cristian Hernández y el comisario inspector Yolando Contreras. Fueron denunciados por acoso laboral y, a uno de los oficiales, también por abuso sexual.
Ahora se conoció un audio en donde a poco de asumir la jefatura de la Departamental, en enero pasado, la ahora exjefa Bibiana Mercedes Cabrera daba algunas indicaciones a sus súbditos.
El audio dura media hora. A continuación se transcriben partes del discurso que, pide, sea replicado por parte de los jefes de las comisarías y patrullas a sus dependientes,
— Ustedes son grandes. No hay lugar para la calentura.
—Las mujeres somos histéricas porque tenemos útero. Hoy me vas a gustar y mañana me va a gustar el que está al lado.
— A las cuestiones privadas no las voy a juzgar, pero no permitiré que en la departamental que yo manejo haya puteríos, ni nada raro (…) Pueden tener las relaciones que quieran, se pueden ver, compartir, pueden hasta acostarse donde ustedes quieran, pero no generen problemas en la dependencia policial.
—Todos saben manejar sus relaciones privadas. No me voy a meter en esas cuestiones, pero cuando pase de lo privado a lo público y me llegue, me voy a meter.
—A mí me encanta cuidar al soldado. Pero estas cuestiones se escapan de las manos.
—No quiero que me aparezca una soldada… dudo que me aparezca un soldado que haya sido abusado… Puede ser… pero tampoco quiero exponer a ninguna mujer. Nos vamos a cuidar mutuamente. Si son privadas que sean privadas desde el comienzo hasta el final. Si es un acuerdo mutuo en el cual los dos estamos ilegales, si nos gustó… el tema es cuando se cayó el misterio, qué más puede traer esa situación cuando se termina lo mágico.
—Esto es un cachetazo para que se despierten.
—Avívense. Están buenas las mujeres y es lindo verlas de atrás porque van y vienen y está lindo el frente, todo está bueno. Hasta nos gusta que nos miren. Hay otras que les encanta que las miren, a otras no tanto y a otras nada.
—Somos mujeres, somos peligrosas, traicioneras, histéricas. Qué más puedo decir… tóxicas, locas. Se los dice una mujer. Y ustedes para mí son todos hermosos.
—¿Y saben lo que es esto? El que avisa no traiciona. El primero que haga algo, se va. ¿Estamos? Se tumban, se aman, se odian en la privacidad, que no salga al público.
—Ustedes, los hombres, son el blanco perfecto para una mujer que más o menos sepa manejar la cuestión. La mujer maneja la psiquis del hombre y ustedes son tan vulnerables en algún punto, que no tienen idea. ¡No saben lo vulnerables que son!
—No vamos a hablar de honestidad ni moral. Ustedes saben (reconocer) si son mujeres serias, hasta donde llega la confianza que tienen que tener en su personal.
—Lo que yo les digo es el ABC. La mujer es peligrosa. Hoy se ríe, hoy se acuesta y a ustedes les gusta. Mañana (a ella) le va a gustar otro y ustedes quedarán en el olvido.
—Hay algo que es histórico. Antes ustedes se cagaban de risa de las mujeres y hoy en día la mujer se acuesta para ver cuántos de ustedes caen y hasta los pueden filmar (da detalles de partes íntimas del cuerpo….)
—Esos (…) son los comentarios en un grupo de mujeres.
—Hoy ustedes son motivo de apuestas.
—Hay algunas mujeres que son aventuradas y se darán cuenta con el tiempo de lo que perdieron. En ese aspecto, la mujer es bastante calculadora. Hoy en día aventurarse implica demasiado precio. Antes no había filmadoras y existían esas relaciones peligrosas. Esas aventuras, con las tecnologías, pasaron a ser públicas.
—En una institución como la nuestra terminan no en una relación privada, aceptada, sino en violencia. Si no terminó violenta, termina con daño psicológico. Por un lado o por el otro van a llegar al mismo punto: imputados o en terapia, sin armas y en tareas no operativa por tres años. Ni qué hablar si les toca una loca que les sigue dando la rosca.
—Los aprecio y los acepto como tal.
—Yo soy mujer y he compartido toda mi vida laboral con hombres. No tengo nada que decir de un hombre, al contrario, tengo para elogiar a los hombres.
—Hasta el día de hoy no me entra en la cabeza por qué una mujer se expone en decir que estuvo con uno u otro, denuncia a uno u otro.
—Podemos ser muy buenos compañeros, sin fijarme cuál de ustedes es el más lindo o podría tener una relación.
—Ustedes son mis pilares, los tengo que cuidar, no los pueden voltear, ni siquiera una mina porque le como el hígado. Y los voy a defender. No soy su mujer, pero hagan de cuenta, más o menos…
—No quiero un hombre involucrado, sancionado, denunciado, ni nada de estas cuestiones. Ni nadie de ustedes que esté ofendiendo a nadie.