Nuestra revolución no defiende abusadores. Ni abusadoras. Y porque aquí también decimos el Estado es responsable.

Tras el desarrollo del juicio por el crimen de Lucio Dupuy, el nene de 5 años asesinado en La Pampa, en el cual se reconstruyó el calvario al que fue sometido presuntamente por su madre y la novia.

En base a lo que trascendió del juicio, y a un día de conocer la sentencia de las imputadas, Juan Sebastián Verón señaló a través de un posteo en sus redes que, si las mismas «fueran 2 hombres», ya se hubieran convocado marchas desde el movimiento feminista.

Además, el dirigente pincharrata hizo hincapié en el «silencio» de las activistas en cuanto a la causa que apunta al maltrato vivido por el niño.

El antifeminismo usufructa el caso Dupuy para instalar discursos de odio y falsas noticias valiéndose del hecho de que las asesinas son mujeres, lesbianas que dicen ser feministas.

 

Si el feminismo tiene alguna injerencia en estos casos es justamente la insistencia en su militancia de visibilizar las desigualdades socio estructurales que impuso el patriarcado. El maltrato infantil, el abuso sexual en la infancia, los filicidios y la violencia vicaria estan todos atravesados por el adultocentrismo que invisibiliza los derechos de las niñeces. Manuela Calvo

Verón: «¿Por qué no marchan las feministas?
(El vicepresidente de estudiantes sobre el caso Lucio Dupuy)
Aquí compartimos lo escrito al respecto por la activista docente Cecilia Sola:
Y acá vamos de nuevo, otra vez los señores que jamás levantaron voz ni bandera por una piba muerta, que nunca preguntaron dónde está Tehuel, que jamás replicaron ni siquiera una búsqueda, preguntando dónde están las feministas y pidiendo justicia por Lucio . No lo vi a Juan Sebastián pidiendo justicia por Susana Terrazo, asesinada en La Plata frente a sus dos hijos. Estos justicieros selectivos guardan su indignación para cuando pueden usarla como medio políticamente correcto de expresar su profunda misoginia y su resentimiento.
Las pruebas contra la progenitora de Lucio y su pareja son irrefutables. Chats, pericias, declaraciones, confirman lo que la justicia -asombrosamente rápida en este caso puntual- planteó desde el principio: que Magdalena Esposito y Abigail Paez habían golpeado y abusado de Lucio, el hijo de 6 años de Magdalena Esposito. La sentencia se espera en unos días. El juicio duró menos de tres meses. Pero Juan Sebastián y otros indignados a medida preguntan, «¿por qué no marchan las feministas?». No pregunta dónde estuvo el Estado frente a la indefension de un niño de 6 años. No pregunta qué hizo la escuela, ni por qué los profesionales del Hospital Evita, al que Lucio ingreso dos veces por lesiones no hicieron la denuncia. Juan Sebastián pregunta por las feministas, pero no pregunta por qué la policía no respondió a la llamada de la vecina que avisaba que un nene estaba siendo brutalmente agredido.
Nada de eso pregunta Juan Sebastián, porque nada de eso le interesa.
A él solo le interesa hacerse el agudo para atacar a un movimiento que ha generado que cientos de miles de mujeres niñeces y disidencias puedan denunciar los abusos que sufrieron.
Esas preguntas que Juan Sebastian no se hace, las hacemos nosotras. Porque cuando decimos que el Estado es responsable, también nos referimos a esto.
Y porque nuestra revolución no defiende abusadores. Ni abusadoras.
Ojalá Juan Sebastián pueda decir lo mismo.