El massismo se unió al kirchnerismo y dejó al macrismo sin ley para los contratos con privados. En el Frente Renovador hubo posiciones diferentes. El bloque de Bossio votó dividido. Y el error de un macrista expuso a Cambiemos a una derrota clave.
El Frente Renovador quedó en una situación incómoda tras el reclamo de Carrió por la movida contra Gils CarbóEl Frente Renovador quedó en una situación incómoda tras el reclamo de Carrió por la movida contra Gils Carbó
El oficialismo sufrió ayer una estruendosa derrota parlamentaria, cuando a pedido del PJ-Frente para la Victoria (PJ-FpV) el proyecto que proponía regular los contratos público privados fue devuelto a comisión en medio del estupor de los diputados de Cambiemos. La iniciativa quedó ahora en un limbo político, pues el Frente Renovador (FR) de Sergio Massa, aliado habitual del Gobierno en la Cámara baja, le quitó respaldo y fue decisivo para que el texto –que ya había sido aprobado en el Senado– naufragara.
Para el Gobierno, el proyecto es clave para atraer inversiones. Para la oposición, da muchos beneficios a los privados y hace cargo al Estado de todos los riesgos. Esas eran las dos líneas principales de la discusión cuando el referente del bloque Justicialista, Diego Bossio, enumeró la multiplicidad de cambios que su espacio y parte del FR habían acordado con el oficialismo. Las modificaciones eran tan numerosas que hubieran significado una reescritura casi completa de la iniciativa. Por eso, el diputado del PJ-FpV Abel Furlan (apoyado por otros, como la legisladora del Frente de Izquierda Myriam Bregman) pidió devolverla a comisiones. Y lo logró.
Sometida a votación su propuesta, se impuso por 107 a 105 y 9 abstenciones (del interbloque Progresistas). Si bien luego el oficialista Hugo Marcucci avisó que se equivocó y pidió corregir su voto (formalmente la votación terminó 106 a 106), la aclaración llegó tarde. Para ese momento todo el PJ-FpV festejaba de pie y el FR dejaba el recinto. En medio de la sorpresa, el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, no declaró el empate (lo que le hubiera permitido usar su prerrogativa para desempatar) sino que dio por caída la sesión y devolvió el proyecto a comisiones.
Así, una iniciativa que en el Senado había logrado el respaldo clave del PJ-FpV para avanzar, en Diputados terminó naufragando por empuje de, justamente, el PJ-FpV y gracias a la colaboración del massismo. Fue la segunda vez en el año que, unidos, los dos bloques vencieron a Cambiemos. El episodio anterior se dio con la llamada Ley Antidespidos, que fue sancionada y el presidente Mauricio Macri terminó vetando.
La postura del FR provocó malestar en el oficialismo. Quienes se sienten más cercanos a Massa, intentaron explicar el voto de su bloque en las disidencias internas que enfrentaba el tigrense. Fue el caso del presidente de la comisión de Presupuesto, Luciano Laspina, quien reconoció que el proyecto «estaba todo acordado con Massa» pero justificó la decisión del FR porque, si no, «en la votación se partía su bloque».
La división del FR se pudo ver en el recinto. Marco Lavagna defendió el proyecto mientras José Ignacio De Mendiguren lo denostó. Sin embargo, a la hora de votar, todos apoyaron la devolución a comisión. Y el massismo no lo atribuyó al desacuerdo interno, sino al enojo que mantiene con el Gobierno por otro tema: la reforma de la Ley del Ministerio Público Fiscal, que Massa acordó con Cambiemos y la oficialista Elisa Carrió hizo volar por los aires. La diputada Graciela Camaño, una de las principales figuras del FR, fue muy clara mientras dejaba el recinto. «La venganza es un plato que se come frío», deslizó.
Los radicales, que aborrecen de la alianza con Massa, le atribuían al tigrense incluso haber operado para cosechar votos a favor de devolver el proyecto a comisión. Mencionaban entre ellos los del justicialista Luis Beder Herrera y el cordobés Ramón Bernabey que, aseguraban, habían comprometido su respaldo al proyecto del Gobierno.
En la misma posición incómoda en que había quedado el bloque de Massa con la reforma del Ministerio Público quedó ayer la bancada de Bossio, que sí votó dividida. De sus 16 diputados presentes, 12 (entre ellos Bossio y el jefe del bloque, Oscar Romero) se mantuvieron junto al oficialismo en el intento de debatir y aprobar ayer mismo en el recinto el texto; mientras que cuatro legisladores votaron con el PJ-FpV y el FR.
El bloque Justicialista no sólo mostró sus diferencias internas sino que quedó salpicado por la derrota de Cambiemos, ya que apenas momentos antes de la votación que sellaría la suerte del texto, Bossio defendió el proyecto y los cambios que sufriría. Ahora, podría intentar acordar un dictamen alternativo para el tema con el PJ-FpV.
Así, en apenas tres días, la Casa Rosada vio naufragar en Diputados dos proyectos que considera vitales: la reforma del Ministerio Público, por las críticas de Carrió; y la participación público privada, por el rechazo del kirchnerismo y el massismo. Además, como coletazo de ambas situaciones, resintió su relación con sus dos principales aliados en la Cámara baja. Una semana para el olvido.
Fuente: El Cronista Comercial