A semanas de que Cuarto Poder asegurara que Martín Grande es la traición organizada en el espacio que conduce Gustavo Sáenz, el periodista PRO devenido en candidato emitió críticas a la genética peronista del intendente capitalino.

Todo empezó ayer cuando Martín Grande habló sobre el video que mostraba al intendente negociando bolsones por apoyo electoral en un barrio. Un tema escabroso si los hay, aunque el periodista lejos de amortiguar los impactos buscó enterrar a quien es su socio político al declarar que «Gustavo es un hombre que tiene su trayectoria, su crianza y su desarrollo dentro del PJ. O sea no hay ninguna novedad al respecto, o sea son gente convencida que creen que ese es el camino adecuado».

El gesto confirma lo que Cuarto Poder adelantó a principios de septiembre en un artículo de Daniel Avalos que al asegurar que la performance de Martín Grande mejoraría en las elecciones del próximo 22 de octubre estaba “provocando una honda aunque callada preocupación entre quienes formando parte del entorno de Gustavo Sáenz intuyen el peligro que representa Grande”.

Y es que aun cuando los votos de Gustavo Sáenz en el 2015 (116.126) en la capital son muy superiores a los de Grande en el mismo distrito, este asegura entre los suyos que en 2019 también aspira a ser gobernador. Ante eso Cuarto Poder enfatizó lo siguiente:

“El pavoneo íntimo es típico de quien combinando buenos números electorales, ambiciones precoces y nula entrega a los proyectos colectivos, cuenta ahora con buena acogida en un macrismo nacional que dispuesto a concretar alianzas con otras fuerzas es dueño de una clara vocación de secta que lo inclina a consolidar candidatos propios y “no contaminados” con lo supuestamente viejo.

La conducta se consolidó en 2015, cuando Macri ganó la presidencia sin recurrir a un compañero de fórmula extrapartidario. La tendencia se consolida aunque siga transitando un doble proceso: la de sumar candidatos extrapartidarios cuando los propios no garantizan triunfos como ocurrió en Capital Federal con Elisa Carrió, en San Luis con el experonista Claudio Poggi o en Entre Ríos con el radical Atilio Benedetti; mientras por otro lado purifica candidatos allí dónde pueden hacerlo: provincia de Buenos Aires con Esteban Bullrich, Córdoba con Héctor Baldassi, La Pampa con Martín Maquieyra.

La buena elección que se avecina para Martin Grande y a la que el propio Sáenz deberá aportar, será una oportunidad para que Casa Rosada despliegue la estrategia de siempre en estos casos: rodear al aliado que no se siente como enteramente propio (Gustavo Sáenz) con otros nuevos que adquiriendo peso electoral deben servir para al menos para evitar insubordinaciones del primero. Un servicio bien importante que según el desarrollo de los acontecimientos puede terminar por convertir en aliado estratégico a quien primero era sólo uno táctico. Martín Grande, en definitiva, va camino a convertirse para el intendente capitalino en eso que Perón llamaba “quinta columna”: nombre con el que designaba a veces al derrotismo interno y otras veces a la traición organizada”.