En la anteúltima audiencia por el aborto, los antiderechos recurrieron a razones natalistas, patrióticas y de presupuesto. Mariana Rodríguez Varela, conocida por su campaña en la que reparte muñequitos de plástico, dijo que se podría hacer DNI para los fetos.

 

El aborto como “pena de muerte”, la historia de una chica santiagueña de 12 años que llegó a un refugio embarazada de seis meses y, allí, fue “contenida” hasta parir; las fotos del antes y el después de esa niña; ecografías para plantear que el embrión “fruto del amor” es igual “fruto de una violación”. Y todo eso, en una sola intervención, la de Mariana Rodríguez Varela, la animadora de la campaña #ElBebito, a quien la diputada Carmen Polledo –en ese momento estaba a cargo del plenario– debió indicar varias veces que su tiempo había terminado; así de entusiasmada estaba. En la anteúltima audiencia informativa previa al dictamen que permitirá llegar al recinto de Diputados, el proyecto de legalización convocó –una vez más– a oradores ultra y también algún peso fuerte de los think tanks integristas (como el capellán de la UCA, que lamentó la escasa aplicación de la Educación Sexual Integral, y una integrante de la Pontificia Academia de la Vida). Con argumentos que oscilaron entre lo testimonial y lo económico (¿cuánto va a salirle al Estado pagar las interrupciones del embarazo?), sin dejar de lado la vetas patriótica, natalista, ni el lamento porque la sociedad atraviesa una “creciente descristianización”, los opositores a la despenalización buscaron contrarrestar exposiciones en favor, que recorrieron razones legales, sociales, médicas, testimoniales, políticas, laicas (e, inclusive, religiosas, de la mano de un ex diputado con formación jesuítica) (ver aparte). Con más de cincuenta expositores, el decimocuarto encuentro conjunto de las comisiones de Legislación General, Legislación Penal, Salud y Mujer tuvo algo de desesperación por parte de los sectores antiderechos, que –quizá en sintonía con la ola de obispos increpando en público a funcionarios en los Te Deum del 25 de mayo– estuvieron decididamente lejos de las sutilezas a la hora de buscar adhesiones. El último plenario será mañana, cuando llegue el turno de una lista de oradores aún no anunciada pero que, según algunas fuentes, incluirá la participación de al menos un ministro nacional favorable a la legalización.

“Son dos videos cortitos”, adelantó al llegar al atril Mariana Rodríguez Varela, la activista anti derechos que se granjeó cierta fama en redes sociales por repartir muñequitos de plástico con forma de fetos, a los que ella denomina #ElBebito, y que suele retratar en distintas situaciones cotidianas por el mundo. Uno de esos registros (una ecografía, “un video muy cortito de un niñito de doce semanas de embarazo”) acompañó parte de su intervención, que inició comparando el aborto con la pena de muerte, que “no existe en el Código Penal argentino ni para el peor delincuente, el violador serial, ni siquiera para el responsable de la violación seguida de muerte”.

“El niño por nacer se transforma ahora, en 2018, en un esclavo, su cuerpo tiene dueño”, aseveró  minutos antes de ilustrar, casi a los gritos, que “el niñito, a las 12 semanas ya tiene sus huellas dactilares, podríamos hacer un DNI pequeñito para él”. Luego, mostró fotos de una nena y contó “en agosto conocí a Luciana”. “Luciana entró en el albergue, el refugio de Haciendo caminos, embarazada de seis meses. ¿Qué le ofrecían a Luciana si hubiera caído en otro lugar? El aborto de su bebé, de seis meses de vida, como le ofrecen en Salta hoy”, dijo primero, entre protestas de algunas diputadas. Luego, mostró otra foto de la niña, ya con un bebe. “Fue salvada, rescatada, con ayuda, protección, consuelo. Esta es Luciana hoy, en el refugio Haciendo caminos, en Santiago del Estero”, añadió, aunque no aclaró si había obtenido autorización de la niña y las autoridades del refugio para mostrar su rostro y contar la historia de esa gestación (¿deseada?).

En favor de los antiderechos, también, expuso ayer Humberto Messones, abogado (y docente en cursos de formación católica del Colegio del Salvador) que se presentó rechazando etiquetas: su trabajo, dijo, es ser perito, no estar a favor o en contra de algo sino brindar datos. A continuación, aseguró: “a favor de la legalización están los proxenetas y las madamas dueñas de prostíbulos”, porque “se quedan sin empleadas si no se produce el aborto y el aborto lo tenemos que pagar, después lo pagamos todos”. Abundó que, por otra parte, “en contra están los médicos abortistas o dueños de clínicas abortistas porque se quedaron sin el negocio”. “Y hay otro grupo muy preocupado con la misma motivación, ni religiosa, ni científica, que es el de los responsables de presupuestos, eso los incluye a ustedes, los diputados, porque aprobar la ley sin presupuesto es papel pintado, no sirve para nada”.

Desde una perspectiva similar, María de los Ángeles Mainardi, “presidente de la asociación civil Estilo de Mujer, co-conductora del programa Cultura de la vida” y –aunque no lo mencionó– asesora recurrente de la senadora Liliana Teresita Negre de Alonso, evaluó que resultaría “más económico para el país” aprobar la ley de asignación para el niño por nacer “que (realizar) la inversión para drogas abortivas”. Aseguró, también, que no es preciso obedecer el fallo F.A.L, de la Corte Suprema.

Fuente: Página 12