Los escorpiones tienen fama se no poder gobernar sus instintos y de sacrificar cualquier gesto bondadoso para sí con tal de cumplir con su designio depredador. En la política de Salta hay varios especímenes que, al igual que estos animales, no pueden evitar el lastimar a quienes los ayudan a sobrevivir.
N de R
Hasta el 14 de Mayo, en que padecieron una derrota contundente, los que profesan adhesión al romerato pregonaban que compartían una sociedad con Gustavo Sáenz desde el 2015 y que por eso tenían que votar la reelección de la siempre vanidosa Bettina Romero. Casi nadie les creyó y casi todos tenían razón. A cada paso que dan muestran que este discurso encubrió cínicamente el deseo de socavar el poder político del Gobierno Provincial y tejer alianzas con quienes a diario sabotean su gestión.
Romero tiene ascendiente sobre Alfredo Olmedo y Carlos Zapata, quienes se sumaron a Emiliano Estrada para construir una temprana alternativa contra Sáenz. Fracasaron, pero dejaron la cimiente que ahora se reproduce a la sombra del fenómeno libertario que de la nada ha construido un nuevo espacio político que podría condicionar la estabilidad y continuidad del gobierno provincial con ayuda local.
Apenas ocurrido el fracaso a manos de Emiliano Durand, y para las PASO nacionales, los romeristas se inclinaron sin mayor consulta a favor de Horacio Rodríguez Larreta, sumiéndose nuevamente en el naufragio electoral. Para ese entonces presionaban dentro de Juntos por el Cambio para que se los reconozca como un brazo del Peronismo Republicano de Miguel Pichetto, a quien también se lo comió la crisis y adelantaban que el senador nacional sería digitador de las dependencias nacionales en Salta.
Cuando ocurrió el inesperado y sorpresivo triunfo de Javier Milei, el romerato reaccionó con reflejos sorprendentes y dirigió sus tentáculos ofreciéndole apoyo para confrontar con las estrategias y candidatos saencistas. Ya no oculta que Juan Esteban Romero y Aroldo Tonini aportaron a las actividades proselitistas de “La Libertad Avanza” ni su comunidad con Alfredo Olmedo en la logística que aporte desde Salta votos que aseguren la presidencia al Libertario y que abochornen nuevamente al Gobernador.
Son varios los dirigentes salteños de Juntos por el Cambio que podrían convertirse en “libertarios” con tal de construir otro conglomerado político que se erija en oposición local. Tal vez por eso el Gobernador ha comenzado a reclutar nuevos socios que más que rebeldes estaban boyando. A ellos ya les ofreció perdón y cargos de responsabilidad en este segundo mandato.
Está claro que mientras Bettina manifestó tibiamente un apoyo a favor de Patricia Bullrich, el resto del reducido grupete dirigencial del romerato patea para otro arco. La del Tero es la estrategia que también le sienta bien y que habla de la nula intención de someterse al liderazgo del Gobernador.
El romerato tiene alma de escorpión, aun cuando le pide al Gobernador el salvataje económico para pagar los sueldos del municipio capitalino hasta diciembre; que contengan a varios funcionarios insípidos o golosos; y que les garanticen impunidad por las desprolijidades y asaltos a la caja municipal de la alcaldesa y sus familiares voraces.
En efecto, las nóminas salariales de los tres últimos meses, se garantizaron con anticipos de coparticipación y giros en descubierto del Banco Macro, que les hizo el favor a pesar de que le negaron el negociado de las fotomultas para entregarlas CECAITRA. Las malas lenguas dicen que es el único contrato que les preocupa a los funcionarios comunales del romerato y esta pesadumbre solamente habría surgido de algunos anticipos que se dilapidaron en campaña y en algunos bolsillos de familiares que no dejan de ceder a la tentación de llevarse a la casa dinero de la caja pública y de otro empresario de Metán.
El romerato ya negoció y tal vez arregló lo que más le interesa. En 2025 jugarán la última carta para el jefe del clan familiar, Juan Romero, que quiere seguir ocupando la banca de senador nacional. Es que el residente de la casona de Lesser no solamente tiene hoy un corte de bigotes similar al de los conservadores de la década infame, sino que adquirió la convicción de que ese escaño debe acompañarlo hasta la muerte porque naturalizó la convivencia con el poder salvo el kirchnerista.
Con el naufragio de Juntos por el Cambio el romerato sabe que no existe otra postura -por miserable que fuere- que la de claudicar con el nuevo gobierno para ser los que incidan en la futura relación con la Provincia; comanden el reparto de cargos nacionales que se viene y decidan sobre un proceso electoral 2025/2027 a contrapelo de lo que decida el Gobernador. No soportan la idea de un tercer mandato de Sáenz y quieren resistir la razzia que se viene.
El escorpión parió otras crías y no dejan de sorprender algunos barquinazos que colocarán en el Ministerio de Educación a la otrora díscola Cristina Fiore que se cansó de cuestionar la gestión de Sáenz y hoy renueva discurso complaciente. Ya armó equipo incorporando a las huestes que aterrizarán en la actual área de Matías Cánepa al motociclista Eduardo Costello -ex Ministro de Trabajo de Juan Urtubey- y a la ex isista y fuegüinista Susana Pontussi, a quien vieron junto vivando a Sergio Massa en el acto de hace dos semanas en General Güemes (si Bettina la viera).
Otra que busca la incongruencia que la salve es Agustina Gallo Puló, que quiere vender una renuncia tardía a la Jefatura de Gabinete de Bettina para ingresar con Fiore en la Secretaría de Cultura. Maria Eugenia Angulo también restableció sus vínculos con el saencismo y quiere colarse en la Secretaría de Obras Públicas provincial. Debajo de ellas hay líneas más delgadas de dirigentes que ahora reniegan de Bettina e iniciaron el éxodo casi desapercibidos. Solamente esperan que Sáenz les abra la puerta.
Todos los que mordieron el polvo en Mayo ahora tragan amargo y escupirán dulce mientras puedan habilitar nuevos sueldos en los cajeros automáticos que alimenta el Grand Bourg.