El radar instalado en Salta detecta un promedio de 40 vuelos ilegales por mes. Un informe publicado por un medio nacional asegura que al menos una avioneta por día invade el cielo argentino desde Bolivia. Cada vuelo deja caer 500 kilos de cocaína.

El radar está ubicado cerca de Tartagal y según aseguró un informe del diario La Nación, unas 40 avionetas ingresan cada mes desde Bolivia en forma irregular. “La información de inteligencia señala que cada uno de esos vuelos puede dejar caer entre 400 y 500 kilos de droga en campos del norte, desde donde se completa la logística de distribución por tierra. Son, en la proyección, unas 20 toneladas de cocaína por mes”, precisa la nota.

Ese dato fue comunicado al ministro de Defensa del país vecino, Reymi Ferreira, durante un ejercicio de control aeroespacial que desarrolló días atrás la Fuerza Aérea Argentina con su par de Bolivia. Para ese adiestramiento fueron desplegados aviones biturbohélice Pucará, hoy de los pocos sistemas de armas en capacidad de operar.

Las limitaciones presupuestarias en los últimos 15 años en el área militar llevaron a la Fuerza Aérea a una etapa prácticamente terminal y en un intento por revertir esa crisis y contar con un arma para las interceptaciones de los vuelos clandestinos, el Gobierno apura la compra de una moderna aeronave de combate que vendría desde Corea: un caza liviano ofrecido por la empresa coreana KAI: el FA50, cuyo costo sería de algo más de US$ 30 millones por unidad. “La idea es contar con un escuadrón de 12 aviones”, precisa La Nación.

El problema no pasa sólo por contar con unidades aptas para interceptaciones sino también por la urgencia de sostener el entrenamiento de los pilotos. “Para ese entrenamiento inicial se sumaron entrenadores livianos Tecnam P 2002, pero aún se espera la definición de la compra de aeronaves T6-C Texan II que reemplazarán a los Mentor y serán utilizados también para el control de vuelos ilegales en la frontera norte”, se indicó.

También se esperan definiciones con la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea), donde el anterior gobierno encargó muchos proyectos sin que aún se vean los resultados en la entrega de los Pampa II y Pampa III. Con promesas incumplidas, la Fuerza Aérea quedó con capacidades muy reducidas para dar respuesta inmediata al desafío de los vuelos que franquean la frontera norte.