El cine local no para de dar buenas producciones, para quienes tuvieron el privilegio de ver el corto “Cuchi” dirigido por Emmanuel Moscoso, partícipe de la Productora “Chulo”, esto puede constatarse fácilmente. Pero hacer cuesta y mucho. Ahora conocemos los avatares de su realización a través de la crónica realizada por Goia Bustamante.
“Me gusta la palabra expresivo” dijo muy al pasar, antes de plantearle mi idea de hablar sobre su trabajo, esa noche éramos un grupo improvisado reunido ahí sin ninguna razón. Sentados en sillas de plástico, mirando un monitor full HD que apenas cabía entre los muebles y las botellas de la habitación en la que funciona la Productora “Chulo” y es obvio, la calidez no está en la amplitud del hogar, si no en plasmar las cosas que salen de sus cabezas. Durante la semana, un equipo de especialistas en el mundo de la realización audiovisual trabaja ahí, y al apreciar el producto final se ve que saben lo que hacen y saben hacerlo bien. El resultado de esa combinación me lo mostró aquella noche calurosa Emmanuel Moscoso, un integrante de este clan y el director de Cuchi, cortometraje del que voy a hablar en esta oportunidad.
Ahí entendí que lo que le gusta a Emmanuel es jugar con el gusto por lo expresivo y el ejemplo está a la vista, donde se conjugan ambas instancias para llegar al costado divino del morbo. “Algo especial, distinto, el monte quizás, el calor…” dice uno de sus personajes antes de que se pudra todo, y son los gestos, los planos cortos, los pelos de punta, los personajes con sus tintes y sus particularidades, la locación, las hojas de coca y un paisaje que muchos de nosotros vemos a diario sin dar dos mangos y en este cortometraje realizado en 4k, terminado en 35 milímetros se luce maravillosamente. “De lo que dicen los libros ni me preocupo, lo mío es lo sensorial y por eso es que armé un equipo tan grande, tenía claro lo que quería hacer, pero el resultado final esta gracias al trabajo de mucha gente que armó su propio Cuchi”
Hacerlo fue parir un hijo bobo pero, la ansiedad por filmar sobrepasó todo el tramiterío que esto conlleva. “El Fantasma de Cuchi” -como le dicen cariñosamente dentro de la productora- comenzó bajo una anécdota durante el rodaje de “Doce pasos”, corto que también dirigió Emmanuel y en el que se da con la sitaución de un grupo de hinchas en el medio del monte que iban a ver a Juventud Antoniana vaya uno a saber dónde, “y bue, la historia del chancho no es la misma”. Casualmente quién le cuenta esta historia, es el personaje principal de Cuchi “yo voy a hacer un corto con lo que contaste, y vos vas a salir” prometía emocionado el flaco, sobrepasado por la ansiedad que genera ser parte de un rodaje. Lo curioso de todo es que Emmanuel, en 2007, comienza a escribir Cuchi como un manotazo de ahogado “Volví de España y me la pasé un año y medio emborrachándome en el Zumba, nadie daba un mango por mí. Le preguntaba a algunos colegas si necesitaban alguien que le tire los cables, era así: o me sentaba a escribir o terminaba laburando en Tarjeta Naranja”. Solo, desocupado y con ojo de águila, presenta El Guión en “Historias Breves” festival propuesto por el INCA donde año a año quedan seleccionados 5 directores de entre más o menos 500, y para llegar a la guita que te pone nación, tenés que esperar, y esperar sentado, armando planillas, rendiciones, “poniendo plata de donde no tenés con la esperanza de que algún día te llamen y te digan Señor Moscoso ahí le depositamos una parte”
En el momento en el que hablábamos de detalles económicos que le quitan todo el romance a un realizador entró Lalo, quién se suma a la conversación, contando a modo anecdótico cómo llega a actuar en este proyecto: el estaba laburando con modelos, minas hermosas pero complicadas, que se alteraban porque el camarín no era como el que exigían en el contrato, y cuando lo convocan para cuchi la propuesta de “levantar a un enano satánico” no le dejó opción que mandar la frivolidad a la mierda, sacarle el auto a su mujer para ir a ver qué estaban haciendo en medio del monte. Luego remata su relato con esta frase “Cuchi me obligó a replantear mi carrera, llegue a la locación y sentías la química del equipo de trabajo y automáticamente entendí lo que estaban haciendo”.
Paradójicamente, levantar este corto fue levantar un muerto, no fueron sólo 5 días de rodaje con un productor que le decía a todos que no había plata para más, fueron 6 años que se reducen a unos pocos minutos que rompen con todos los tabúes de lo que se puede esperar de un director local, que se tiró una taba que le costó cara pero las repercusiones son más que gratificantes, ya que este corto gira por muchísimos festivales y la rompe. Se calcula que antes de fin de año va a poder ser exhibido ante el público Salteño, seguramente la gente de ARAS (Asociación de Realizadores Audiovisuales de Salta) se va a ocupar de proyectarlo en el marco de algún ciclo donde solamente los que tenemos cierta idea y algún que otro curioso vamos a concurrir, hasta eso, solamente nos queda conformarnos con un tráiler en internet, ver lo que te proponen y entender de lo que te hablo con escuchar solo la música.
Adjunto imagen para web y tráiler: