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La apertura importadora

Distintas cámaras que agrupan a productores locales advirtieron sobre las consecuencias de restablecer el servicio “puerta a puerta” en momentos de retracción del consumo y caída de la actividad. “Es competencia desleal”, señalaron.

Comerciantes e industriales pymes rechazaron la profundización del proceso de liberalización comercial dispuesto por el Ministerio de Producción y la AFIP con el reestablecimiento del servicio “puerta a puerta” para las compras de productos importados. No cuestionan la posibilidad de que los consumidores accedan a plataformas de compras online en el exterior sino el impacto del cambio en la política económica sobre el entramado industrial local y advierten sobre las consecuencias en el mercado de trabajo. “Es un golpe más a las industrias y comercios pymes intensivas en mano de obra como la marroquinería, la actividad textil y el calzado. Es competencia desleal”, advirtió ayer Ariel Aguilar, presidente de la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines (CIMA). “No estamos en contra de las compras online porque eso es el futuro. Pero esto es como volver a los 90, es regalar el mercado argentino a los chinos”, indicó el vocero de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Vicente Lourenzo. El sistema se pondrá en marcha dentro de 30 días pero quedó reglamentado ayer con la publicación de una resolución de la AFIP (ver aparte).

El reestablecimiento del servicio “puerta a puerta” es una pata complementaria del proceso de liberalización del comercio exterior dispuesto por el Gobierno con el desmantelamiento del sistema de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI). En un escenario de disponibilidad de divisas por la vía del endeudamiento externo, la sangría de dólares asociada a las compras individuales de productos importados que se registraron años atrás pierde relevancia. Dentro de la nueva configuración económica, el mecanismo colabora con la estrategia de disciplinamiento de precios a través de la apertura comercial. El ingreso de bienes de consumo importados es la principal política antiinflacionaria de la cartera de Producción que encabeza Francisco Cabrera.

“Preocupa a las pymes el nuevo régimen de compras a través de Internet y la apertura irrestricta de importaciones, por el daño que provoca en la industria y el comercio la competencia desleal con países como China”, expresó ayer el presidente de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN), Francisco Dos Reis. El empresario consideró que “la preocupación está fundada en despidos y cierres de empresas que ya están sucediendo, fundamentalmente en los sectores más sensibles de la economía, como textil y calzado”.

“Bajo este sistema compiten una industria o un comercio que dan trabajo y pagan impuestos con un producto que llega sin impuestos y con costos de fabricación que ejercen dumping social”, indicó Aguilar. “Es una medida más que apunta al corazón de la industria, la producción y el trabajo que generan las pymes argentinas”, sentenció el empresario marroquinero. Los voceros de CAME consideraron “imposible” competir con las plataformas online chinas ya que los productos ofrecidos en esas páginas llegarían al país a precio de dumping.

Las importaciones de bienes de consumo sumaron 552 millones de dólares en junio, con un incremento medido en cantidades de 28,6 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. Los datos del Indec revelan que durante el primer semestre, las compras de bienes finales, que compiten contra la producción de los establecimientos productivos locales y generan tensiones para el empleo, sumaron 3445 millones, un alza del 22,2 por ciento en relación con igual período de 2015. Pero la avalancha importadora no se limita a los sectores denominados sensibles como juguetes, indumentaria, textil y calzados sino que la dinámica se reproduce en el complejo de la metalmecánica en sus diversas ramas, así como en el sector automotor en general.

En maquinaria agrícola, el incremento de productos importados afecta segmentos con elevada producción nacional y capacidad de abastecimiento del mercado local, como es el de tractores. De la misma manera, para el rubro de línea blanca se destaca el ingreso de productos como lavavajillas o heladeras. “La apertura de importaciones significará el cierre de cientos de fábricas y la pérdida de miles de puestos de trabajo, volviendo a las tasas de desempleo de finales de la década del 90”, lamentó Dos Reis.

Fuente: Página 12