Icono del sitio Cuarto Poder

José Hernández: La Epopeya de la Guerra Gaucha 

 

Martín Miguel Güemes Arruabarrena

 

Es la tradición nacional (aquella que evocó Joaquín V. González, en “Mis Montañas”), no una anquilosada versión del pasado, sino un rescate de valores, creencias e ideas, que están allí, para volverlas a la vida. Es nuestra resistencia terruñera al invasor entre 1809 y 1825 (en el espacio de nuestra Patria Grande), pero sobre todo entre 1814–1821 (en el Norte Argentino y Sur Boliviano). El patriotismo se demostró en las actitudes del General Martín Miguel de Güemes (el Caudillo), sus oficiales (la nobleza patriótica), y su Ejército de Milicias Gauchas (el pueblo alzado). La tierra en armas al decir de Juan Carlos Dávalos. Esta Gesta Heroica fue la materia prima de la poesía nacional, en sus máximos exponentes. Me refiero a José Hernández, y Leopoldo Lugones, entre los más notables poetas patrios. Sin olvidar nuestra primera reacción épica: la Defensa y Reconquista de Buenos Aires (1806-1807) ante el invasor anglosajón. En la cual iniciaron su acción guerrera, los Caudillos de la Libertad e Independencia. Artigas, Güemes, Bustos, Ibarra, Rosas, López, entre otros. Allí nacen los versos criollos del capellán del Regimiento Fijo, el Padre Pantaleón Rivarola, el “Romance heroico”.

El tocayo Martín Fierro y José Hernández. Con relación a José Hernández y a su poema épico Martín Fierro, mucho se ha escrito sobre las posibles inspiraciones sobre el nombre y apellido de su protagonista principal, sobre su origen real. Algunos han indagado sobre los antecedentes familiares del poeta, y su ámbito social de experiencia vital. Dos pruebas al canto: “(…) Cabe señalar que en momentos de desventura, en su adolescencia, este nieto de Diego José de Pueyrredón y de Juana Francisca de Zegada, encontró tiernísima protección en su señora Tía Victoria Pueyrredón Caamaño ( casada con Mariano José Pueyrredón y Zegada, hijo de Diego José), a quien él cariñosamente llamaba “Mamá Totó”, y, sin duda, en ese ambiente familiar que lo acogía asimismo, el eco o resonancia del prestigio que había sabido granjearse Güemes en 1810 por su valiente accionar del que esos abuelos fueron testigos y testigos presenciales..

El Cnel. José Cipriano (hermano de Juan Martín, y de Diego José, tíos abuelos de Hernández), nacido en 1779 en Bs. As, es casado con Manuela Caamaño, y fallece en San Isidro el 20.8.1786. Padre de Victoria, e Isabel. Esta última, madre de José Hernández. Por la cual, José Cipriano, es abuelo de Hernández.

Diego José de Pueyrredón O’Dogan, padre de Mariano José (casado con su prima hermana Victoria Pueyrredón Caamaño–Mamá Totó– y su hermana Isabel, con Rafael Hernández Plata) nació en Bs., As el 26.6.1769, y falleció en Córdoba el 6.8.1811. Lo cierto, es que Hernández y la Gorriti, están emparentados con familias salteñas y jujeñas. Además, con el Gral. Martín Miguel de Güemes, por su madre: Doña Magdalena Goyechea y la Corte (chozna del fundador de Jujuy, Don Francisco de Argañaraz y Murguía). Y lo más importante, con Juan Martín de Pueyrredòn compartió Güemes, etapas fundamentales de su vida. Las invasiones inglesas, la fuga con los caudales de Potosí, la resistencia al invasor, y la preparación del plan Sanmartiniano de Libertad Continental. Con Diego José, bajo su mando directo, los primeros hechos de armas ocurridos en el escenario Norteño y Alto Peruano. La carga de caballería gaucha, en las playas del Río San Juan del Oro, que decide la batalla de ¡Suipacha! El 7 de Noviembre de 1810. Primera victoria de la Patria Grande. Estas gestas, se convirtieron en gestos, y actitudes de reconocimiento póstumo, en el autor de Martín Fierro. Expresa José Hernández: “(…) Por asimilación sino por cuna soy hijo de gaucho, hermano de gaucho y he sido gaucho. He vivido años en los campamentos, en los desiertos y en los bosques, viéndolos padecer, pelear y morir, abnegados, sufridos, humildes, desinteresados y heroicos: sin codicia por el lucro, sin exigencias de ascenso, sin ambición por la gloria. He compartido sus aspiraciones y sus alegrías. He confundido mi sangre con la suya en las batallas; me han hecho gozar los encantos de la gloria, me han enseñado a afrontar la muerte con orgullo, por puro amor a la Patria, por conquistar para todos la libertad.”. El Dr. Luis Güemes Ramos Mexía solicitó datos sobre la posible inspiración de José Hernández, a Isabel González del Solar y Hernández, hija de Isabel Hernández y nieta del célebre autor. Cuya contestación, de fecha 21.11.1972, afirma: “(…) No he olvidado su interés por el origen del nombre de Martín Fierro. Como le prometí, busqué entre anotaciones de mi madre y encontré esa nota que adjunto. Está de acuerdo con lo que siempre hemos conocido, con un agregado también aceptable… La aludida “nota adjunta”–dice Luis Güemes–en lo pertinente, reza así: “(…) Dijo mi padre: Llamé Martín Fierro al héroe de mi historia, pues de fierro es el temple del hijo del desierto y no podría encontrar mejor nombre para colocar en el escudo de ese señor de la llanura. Martín es un nombre que dejó en la Historia su huella de valor y de hidalguía. Juan Martín de Pueyrredòn patriota y ecuánime defensor de los derechos de sus conciudadanos y el ínclito general Martín Güemes que con sus valientes gauchos, hermanos de éste que nació en la pampa, defendió las fronteras argentinas del avance español. Y este escritor, queriendo que su libro fuera genuinamente nacional, compuso ese nombre que es un emblema de valor y un símbolo de energía.

Concluye, la remitente–Isabel González del Solar y Hernández – “(…) No podemos asegurar que estas fueran las palabras textuales de José Hernández. En el ambiente familiar ha vivido también esta versión en la que el nombre de Güemes es exclusivo.

Ricardo Rojas, al referirse a José Hernández, expone: “(…) Y no es inoportuno recordar que doña Juana Manuela Gorriti, hija de un héroe de la Independencia (José Ignacio, diputado al Congreso de Tucumán), le llama en una carta mi querido primo, de suerte que el autor de Martín Fierro hallaríase por su sangre ligado a familias fundadoras de nuestra emancipación.”. Continúa afirmando: “(…) Hernández era pariente lejano de la Gorriti, quien descendía de la familia salteña (¿jujeña?) De la Corte, de la cual también era descendiente doña Ángela de Arredondo y de La Corte, esposa del coronel Juan Andrés de Pueyrredòn y Dogan, tío abuelo del poeta bonaerense. Así doña Ángela era cuñada del coronel José Cipriano de Pueyrredòn y Dogan, abuelo de Hernández, según datos aportados por el historiador Carlos G. Romero Sosa.

Juana Manuela, en una carta (28.9.1886) a nuestro tatarabuelo (Luis Güemes Puch, el hijo del General) como prueba de vivencias familiares, expresa: “(…) He entrado a Salta por una de las puertas del cielo: la puerta de tu casa, que ha sido para mí un verdadero paraíso. A tu lado y entre los tuyos he conocido la verdadera virtud y he aprendido a estimar su inmenso valor. Dichosos los hijos que tienen padres como tú y mi santa y preciosa Rosaura. Al dejar Salta, al dejar tú hospitalaria casa, ñaño mío, ha venido conmigo algo como un aura embalsamada: el dulce recuerdo de tantas virtudes derramadas sobre tu familia… recibe los abrazos de tu ñaña. Juana Manuela.”.

Para el lector no acostumbrado a términos como ñaño, ña, el “Diccionario de Regionalismos de Salta” de José Vicente Solá, nos descubre el sentido de esta cariñosa acepción: “(…) Hermano. Buen amigo. En algunas familias salteñas son ñaños los tíos carnales. Es voz q. (ñaña) y corre en toda América.” Esta carta de la Vuelta de Juana Manuela a Salta, en relación con Güemes, con su familia, se expande afectivamente en su tradición intima. Es en su libro: “El mundo de los recuerdos” (1886), al contar su encuentro con el Caudillo, allá en ¡Horcones! Hogar paterno… cuando a la estatura de sus tres años, fue bautizada poéticamente la flor de la maleza, por Don Martín, cuando visita a su dilecto amigo Gral. Dr. José Ignacio Gorriti, meses antes de su muerte… Sin dudas, la tradición es traer lo mejor del pasado al presente; nombrar es crear, también atizar en el rescoldo de la memoria: el fuego eterno del hogar, de la Patria.