La empresa licenciataria del corredor 8 fue intervenida por la Justicia salteña. El veedor elaboró un informe lapidario donde detectó graves irregularidades, falta de organización y desmanejos económicos en la gestión de un “Juan Pérez” que prestó su nombre y luego se quedó con la empresa. (R.J.)

La Justicia, más precisamente la  jueza de Concursos, Quiebras y Sociedades de Segunda Nominación, Victoria Ambrosini, ordenó la intervención de Ahynarca S.A. por gravísimas irregularidades administrativas que ponen en riesgo la vida de la empresa y desplazó a quien toda Salta y fundamentalmente los sectores ligados al transporte, saben  que no es el propietario. Esta persona es y fue un empleado administrativo que, aprovechándose de la confianza del dueño HJR, quien había puesto las acciones y cargos a su nombre y que los contradocumentos que así lo acreditaban se encontraban en las oficinas de éste.

“Sucuchito”

Inexplicablemente el sector gremial de la empresa en lugar de mantenerse prescindente en una medida judicial  emitida por cuestiones empresariales, en las que nada tienen que ver los trabajadores, salió a pretender paralizar el servicio en apoyo del intervenido y desplazado Pérez y a presionar al interventor judicial, poniendo en riesgo incluso la concesión para defenderlo, la que podría haber sido revocada por SAETA o la AMT en caso de paralización del servicio, la que se habría efectuado en un horario distinto, a la medida dispuesta por UTA nacional, consistente en una restricción del servicio a partir de las 22 y suspensión del mismo a partir de las  24 horas.

El cese del servicio de Ahynarca SA en defensa de Pérez, lo dispusieron los delgados internos Ricardo Fernández y Espaminonda Felice y se habría concretado sorpresivamente a partir de horas 20:00,  con lo que miles y miles de usuarios habrían quedado varados y librados a su suerte hasta las 06:00 hs. del día siguiente, tremenda medida y de consecuencias imprevisibles para la empresa.

Hizo falta la pronta intervención del Secretario General de la UTA Jorge Flores y el presidente de SAETA, Claudio Mastandrea para neutralizar la maniobra y asegurar a los trabajadores que el interventor Judicial no venía a dejarlos sin trabajo, como era la cantinela del tétrico Fernández ante sus compañeros, mientras acarreaban gente de una hinchada local y repartía camisetas rojas, en la camioneta de Pérez, para formar la batucada en las puertas de la empresa.

La pregunta es: ¿Será sana para los trabajadores esa relación carnal ente los delgados internos del gremio y la patronal? ¿Qué la motiva? ¿Cómo se sustenta? Sindicato y patronal, son fuerzas contrapuestas por naturaleza, así nacieron, así continúan y así continuarán, por eso llama la atención la actitud de los delegados internos, de arriesgar la fuente laboral de sus compañeros por defender a la empleadora de una medida judicial.

¿Será por la ternura que inspira Pérez y la sensibilidad del sector gremial hacia su persona o será por “otros motivos”? Lo triste es que esos otros motivos siempre van en perjuicio de los trabajadores, que son despedidos o suspendidos sin cobertura sindical.