Martín Miguel Güemes Arruabarrena
Al volver a Salta (para radicarme definitivamente) en el año 1992, pensé en constituir un Centro de Estudios Históricos, que convocara a personas de distinta trayectoria cultural y social. Unidos temperamentalmente por el amor a nuestra tierra salteña, al norte argentino, y a la región Suramericana que nos contiene. Esa región es el espacio geocultural andino, donde el norte argentino, el sur boliviano y el norte chileno son una vasta memoria comunicante. Su centro territorial, histórico, es la Salta del Tucumán.
Como nombre convocante recordé la figura de Victorino de la Plaza. Por las siguientes razones: sus orígenes familiares, su nacimiento en Cachi, su capacidad intelectual, y su testimonio de movilidad social. Del Valle Calchaquí a Londres. De amanuense de Vélez Sarsfield a Presidente de la República.
El Dr. Marcelo Sánchez Sorondo me sugirió el nombre de Indalecio Gómez. No ofrecía “flancos débiles”, como de la Plaza, me aconsejó, y continuo afirmando: en el aspecto nacional (en el “Coya” era evidente su relación con los intereses ingleses, y su adhesión a la masonería). Confieso que, poco conocía de la vida de Don Indalecio. Compré sus “Discursos Parlamentarios” y “La vida ejemplar” que relataba Atilio dell Oro Maini. Quedé conquistado por su personalidad. Sin duda era el hombre convocante. Conservadores, liberales, radicales, social cristianos y justicialistas, podían sentirse identificados con la trayectoria pública de este paradigma de lo nacional. Profundamente católico, esencialmente republicano. Una especie de Maurice Barrés argentino, salteño. Basta recordar que, el excelente escritor fue quien definiera la dicotomía francesa la tensión entre cosmopolitismo y nacionalismo, entre París y su interior. Barrés, como Gómez, pensaban que la energía de francia (Barrés) y de la argentina (Gómez), estaba en aunar las dos tensiones en una sola fuerza común. En una palabra, conocer Buenos Aires es abrirse al mundo, conocer el interior (especialmente el NOA) es asumir la matriz cultural de la Argentina.
Al llegar a Salta, nostálgico de Buenos Aires (sobre todo de las tenidas, puchero de por medio, en el Circulo del Plata) me puse en la tarea de aglutinar personas que se sintieran identificadas con esta vocación de evocar nuestra tradición republicana, nuestro federalismo. Quizás mi error, o mi acierto, fue identificar entre los amigos quienes integrarían el nuevo Círculo… así somos los argentinos. Primero: el asado, el vino cordializador. Después, la siesta, el largo bostezo provinciano. Las tareas, de vez en cuando…
Nuestra “Junta Promotora” fundacional estuvo integrada por: Raymundo García Pinto (su padre Roberto, pronunció una conferencia magistral en el acto homenaje realizado en Salta, con motivo del centenario de su nacimiento), Carlos Zuviría (emparentado con el prócer, vaya también este recuerdo por su larga agonía, y su muerte), Nicolás Ortiz, Rodolfo Villalba Ovejero, José Durand Mendioroz, Antonio Casabella, Vicente Pérez Osan, Andrés Mendieta (h), y César Domínguez (de bohemio calvario, fallecido). Con el tiempo se incorporaron, Alejandro Pojasi Arraya (también fallecido), Eduardo Pérez Torres, Gregorio Caro Figueroa, Ricardo Alonso, Felipe Medina, Gabriel Devenedetto, Horacio Saldaño, Jorge Ortiz, Nicolás Juárez Campos, Diego San Miguel, Martín Plaza, entre otros. Recibimos a lo largo del tiempo, el apoyo incondicional de personalidades como: Francisco Uriburu Michel (sobrino nieto del prócer), Néstor Quintana (director de la Carrera de Comunicaciones Sociales de la Universidad Católica de Salta), y Pedro González (Director de “Claves”). De políticos: Hernán Cornejo, Julio Argentino San Millán, Antonio Lovaglio, Armando Caro Figueroa, Ricardo Gómez Diez, Juan Agustín Pérez Alsina, Fanny Velarde, Carlos Saravia Day. Peronistas, radicales, renovadores, independientes, nos apoyaron en nuestro afán evocativo del prócer. Recuerdo que, una vez le realizamos a Don Indalecio un homenaje en Molinos, con el apoyo incondicional del Senador Dr. Antonio Lovaglio, con la presencia de Intendentes y Concejales del Valle Calchaquí. Quedó registrado en la crónica periodística, y en el recuerdo de los habitantes lugareños.
Se realizaron: conferencias, apoyo a congresos y seminarios, publicaciones, y se adoptaron posiciones fundamentadas, ante el tratado de los Hielos Continentales (nuestra oposición), y la integración cultural con el Sur de Bolivia (Tarija y Tupiza). Entre las personalidades invitadas a Salta, podemos mencionar: Rosendo Fraga, Osvaldo Guglielmino, Abel Fleitas Ortiz de Rozas, Aldo Rico, Armando Raúl Bazán, Carlos Páez de la Torre, Lucía Gálvez, María Sáenz Quesada, Mauricio Prelooker, Alejandro Olmos, Emb. Tomás Alva Negri, Enrique Pinedo, Alberto Buela, Horacio Cagni, Gral. Jorge Leal, entre otros.
Presentamos ante el Consejo Deliberante de la Ciudad de Salta, el proyecto de erigir el busto de Don Indalecio. Con el apoyo del Dr. Francisco Uriburu Michel y de la Familia Gómez Alzaga (realizaron la donación), se logró concretar la erección del mismo en nuestra ciudad de Salta. Los concejales Juan Agustín Pérez Alsina y Fanny Velarde fueron gestores fundamentales de su realización.
Preparamos un ensayo sobre su pensamiento y acción. Se tradujo en un opúsculo que publiqué, junto con Lucía Gálvez, en el 2001. Su titulo: “Molinos e Indalecio Gómez. Del Valle Calchaquí a la Ley Sáenz Peña” editado por Gofica en el año 2001. Su prólogo, fue obra de Gregorio Caro Figueroa. La satisfacción de concretar el Busto al ilustre argentino, y que este opúsculo se agotara en las librerías salteñas, es algo que colmó mis anhelos personales. Y de todo nuestro grupo de amigos.
En el año 2005, con motivo del aniversario 50º de la muerte del filosofo español José Ortega y Gasset (que conoció a Indalecio Gómez, y lo comparó con el dirigente regeneracionista español Antonio Maura), el Centro fue promotor y coordinador de una semana de homenajes a Ortega en Salta. Auspiciaron: Fundación Salta, Universidad Católica de Salta y Club 20 de Febrero. Se presentó la exposición: Los viajes de Ortega a la Argentina, con la coordinación de Inés Viñuales (Directora) y Marta Campomar (Vicepresidenta de la Fundación Ortega y Gasset Argentina) disertó sobre: La vigencia de Ortega en nuestros días. Fue una experiencia original, de aunar instituciones y criterios en procura de reflexionar sobre nuestro país. Desde la perspectiva del autor de las Meditaciones de un pueblo joven, de España invertebrada, analizamos La Rebelión de las Masas. Sobre Indalecio Gómez quedó comprobado–por integrantes de la Fundación Ortega y Gasset–la importancia que Ortega otorgó al político salteño. El Dr. Roberto García Pinto, descubrió la secreta armonía entre ambos políticos e intelectuales.
Es de destacar que, su personalidad comienza a ser estudiada por historiadores nacionales. La tesis: “Indalecio Gómez: la formación de un católico reformista 1850–1910” de la Lic. María Silvina Acosta, presentada en la Universidad de San Andrés, en Buenos Aires, es un ejemplo de lo expresado. El esbozo de esta tesis, fue expuesto por la Lic. Acosta, con motivo de la inauguración del busto, en Salta. Para el Centenario de la Ley Sáenz Peña (2012), se publicó el libro: “Indalecio Gómez y su época. Sus ideas político – jurídicas” del Dr. Horacio M. Sánchez de Loria Parodi, recomendable sin dudas. Para ese mismo tiempo, ante su busto, en Salta, se realizaron evocaciones a la Ley Sáenz Peña.
Próximo a cumplirse un nuevo aniversario del nacimiento del Dr. Indalecio Gómez (14.09.1850), sabiendo que lo recordarán las escuelas provinciales que llevan su nombre en la ciudad de Salta y en Molinos, bueno sería que autoridades provinciales, legisladores, tengan palabras de reconocimiento al autor y defensor de la Ley Sáenz Peña (voto secreto, universal y obligatorio). No deberían olvidar que, gracias a su inteligencia y decisión (promovida por el Presidente Roque Sáenz Peña), hoy gozan de la legitimidad de origen, basada en la soberanía popular. Sobre la legitimidad de ejercicio, producto de la idoneidad, honestidad y eficiencia, Indalecio Gómez es fuente inagotable de coherencia doctrinaria, de actitudes políticas, de honradez. Necesarias en estos días, donde la crisis dirigencial, el deterioro institucional, la corrupción, las mafias pugnan por la destrucción del Estado Nación.