Nicolás Dujovne, nevo ministro de economía de la nación, protagonizó hoy un raid mediático. Plantea que podrá cumplir con el déficit fiscal pautado por el presupuesto, que ya no hacen falta mesas de acuerdo para frenar la inflación.

-¿Esperaba la convocatoria para ser ministro?

Para mí fue una sorpresa. El lunes anterior, pasadas las 9:30, me llamaron Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Estaban los tres al teléfono. Marcos me preguntó dónde me encontraba y le contesté en Punta del Este hasta el 10 de enero. Me djio si estaba dispuesto a cambiar de planes y asumir como ministro de Hacienda. Respondí que sí. Tomé el primer avión a Buenos Aires.

-¿Los objetivos de su ministerio son el déficit y la recaudación, como se dijo?

También está el área de política económica. Este ministerio tiene que ser la unidad de pensamiento macroeconómico del Gobierno porque existe una planificación para hacer más eficiente cada cartera y las empresas públicas. Queremos hacer la coordinación macroeconómica y pensamos que podemos aportar en eso. La definición de cómo se recauda o cómo se gasta pesa muchísimo, por ejemplo, al proceso desinflacionario actual cuya responsabilidad es del Banco Central pero que nosotros pensamos podemos ayudar.

-¿Qué ajuste fiscal tienen en mente?

Nuestro objetivo este año es cumplir con el Presupuesto. Y el nivel del gasto público está determinado allí. Para adelante pensamos que tenemos una tarea estratégica de pensar en cómo se recauda y gasta.

-¿Qué quiere decir para adelante? ¿Después de 2017?

Asumimos con un presupuesto ya votado por el Congreso. En la Secretaría de Política Económica tendremos a un economista de primer nivel internacional como Sebastián Galiani quién nos ayudará a ordenar las prioridades en términos de eficiencia y equidad. Desmenuzaremos cómo gastan los sectores públicos nacionales y provinciales para movernos dentro de los márgenes de maniobra.

-¿Y para después?

Queremos dar previsibilidad, tener metas trianuales de reducción del déficit que en este momento no las tenemos. Los números tienen que ser creíbles, pero para ello deben ser explicados y ofrecer un planteo consistente. Sería muy fácil decir un número muy ambicioso para dar certidumbre a los tenedores de deuda pública argentina, pero da más certidumbre dar un número creíble y que se explique cómo se llega ahí.

-¿Habrá un anuncio?

Haremos un anuncio en su momento con este sendero. Pero más allá de los números, hoy por hoy, tenemos en claro los mecanismos. Primero, metas trianuales que gocen de consenso con todos los ministerios. Segundo, crear mecanismos institucionales como una ley de responsabilidad fiscal para las provincias y la Nación. Tenemos tiempo para trabajar todo esto durante el año y presentarlo, eventualmente, en el proyecto de ley de Presupuesto 2018. La ley de responsabilidad fiscal debe incluir metas explícitas, comportamiento del gasto público en relación al PBI y la inflación, cláusulas de escape de las metas para hacer políticas contracíclicas.

-¿En qué momento de la economía asume?

Se está empezando a crecer. Alfonso Prat-Gay le ha tocado ser el médico de una tienda de campaña cuando resolvió el cepo y el default. Y lo que nosotros tenemos por delante es una tarea más aburrida como revisar ingresos, gastos, eficiencia, equidad, trabajar para bajar la informalidad en el empleo y la evasión tributaria. El 35% de la economía no está representada ni por ningún sindicato ni tiene cobertura de ninguna obra social. Allí los sueldos son la mitad de los del sector formal y es el segmento que peor la pasó este año. Tenemos que pensar en una reforma tributaria que brinde los incentivos adecuados para bajar el nivel de informalidad de la economía.

-La mayoría de los objetivos que anuncia son para 2018, ¿no hay nada urgente?

Para hacer un cambio importante en lo fiscal hay que empezar ya. Aspiramos a sobrecumplir el déficit de 4,2% del PBI para este año que equivale a $411.000 millones. Nuestro plan es ahorrar el exceso de recursos para bajar ese 4,2%. El largo plazo es una sucesión de buenos cortos plazo con lo cual seremos cuidadosos con el gasto público desde el inicio. Pero para poder avanzar más allá hacen falta mecanismos institucionales, un trabajo muy concienzudo, coordinado con la Jefatura de Gabinete para mejorar la calidad del gasto.

-¿Qué es mejorar la calidad del gasto?

Que haya más gasto en infraestructura que programas como ‘Argentina sonríe’, que eran un colador de dinero y no servían para nada.

-El Gobierno anunció una serie de correcciones en tarifas para este año, ¿no teme un impacto negativo?

Pensamos que sanear la economía es expansivo. Es positivo que el Banco Central no tenga que emitir 3, 4 o 5 puntos del PBI todos los años para cubrir un déficit gigantesto. Y que la inflación baje porque ayuda al bolsillo. Si no corregimos estos precios relativos distorsionados, la economía no podrá crecer.

-Dice que se está empezando a crecer, ¿en qué indicadores lo ve?

El estimador mensual de actividad económica de octubre no cayó con respecto al mes precedente. Y a partir de noviembre veo más indicadores. Las exportaciones en cantidades crecen 19% año a año y tenemos el cuarto mes consecutivo de subas en las exportaciones industriales, algo que no se veía hacía cuatro años. Hay ventas positivas en términos interanuales de cemento, producción de autos y consumo. Las ventas de naftas y de hierro son mucho más altas que las del primer semestre. El PBI del cuarto trimestre será positivo respecto del tercero. Las comparaciones interanuales seguirán mostrando una caída. Pero la economía tendrá una modesta expansión respecto al tercer trimestre y que nos mostrará que 2017 vamos a crecer. Será el primer trimestre de expansión después de cuatro consecutivos de contracción.

-¿Cuándo se percibirá esto en la calle?

Entre agosto y octubre se crearon 36 mil puestos cuando entre febrero y julio hubo una destrucción de empleo importante. Los salarios reales suben desde el mes de agosto y en noviembre registraron una expansión significativa. La economía dejó de ir para abajo, claramente. Claro que los números por ahora son modestos y aspiramos a que el empleo crezca más rápido. El desempleo en el país es 8,5% y queremos que sea más bajo. Estamos un poco mejor que respecto a agosto y pensamos que en 2017 vamos a estar bastante mejor. El año pasado fue difícil porque hubo una corrección, por ejemplo del dólar, que significó un traspaso a precios que generó un costo de crecimiento pero fueron sentadas las bases para que la economía crezca.

-¿Qué opina de la discusión salarial y la necesidad de un acuerdo social como sostenía Alfonso Prat-Gay?

Los acuerdos sociales estuvieron de moda en los ochenta cuando aún no se habían inventado los esquemas de inflación que actúan como mecanismos coordinadores de expectativas inflacionarias. Con un banco central con metas de inflación bastante claras, la necesidad de ir a un acuerdo social al estilo de los años 80 no está. De todas maneras, lo que hace el Gobierno en materia salarial es importante y el acuerdo que firmó la provincia de Buenos Aires es muy bueno.

-¿Piensa que el modelo de la Provincia debería replicarse en el sector privado?

Cada sector tiene sus particularidades, debe mirar lo que es acorde a sus capacidades y productividades porque la macroeconomía no podrá resolverles si ellos acuerdan algo desalineado con sus posibilidades.

-¿Qué opina del nivel de la tasa de interés: le parecen altas o está conforme?

Primero, ¿queremos tasas más bajas? Bueno, entonces hay que tener la situación fiscal bajo control y tomar medidas que en el corto plazo sean dolorosas pero en el largo plazo beneficiosas. Segundo, las tasas en dólares que pagan los sectores público y privado hoy en la Argentina son las más bajas en la Historia. Tercero, la tasa en pesos la determina el Banco Central y hay que tener en cuenta no sólo su nivel sino también el de la inflación. La tasa hoy es 24,75 y la inflación anualizada es 20%. La tasa real es 4 y pico por ciento. Pero no es lo mismo tener esa tasa real con una inflación anualizada de 20% que de 5%.

-Se ve una voluntad de no chocar con Federico Sturzenegger, algo que Alfonso Prat-Gay no evitó. ¿Cómo hará?

Los ministerios y el Banco Central tenemos un objetivo en común: que la economía crezca. Ahora, la responsabilidad primaria del BCRA es la inflación y la nuestra, la parte presupuestaria. Por supuesto que no siempre los objetivos son complementarios en el corto plazo. Por ejemplo, si ninguna tarifa subiera, la inflación sería más baja pero el déficit sería más alto. Hace falta una coherencia entre políticas monetaria y fiscal y para lograrlo hace falta mucho diálogo. Conversar más.

Fuente: Clarín