Desde que la ingeniera asumió como secretaria de Energía de Nación las asimetrías “entre el norte y el centro del país” no paran de crecer. De los siete aumentos de combustible que hubo durante su gestión, cinco fueron superiores en la provincia. Las tarifas eléctricas cuestan el triple por estas tierras, mientras desde su escritorio se ordenan escandalosas condonaciones a empresas distribuidoras
Nicolás Bignante
La algarabía oficial desplegada tras la designación de una salteña en la secretaría de Energía de Nación parece haber envejecido bastante mal. Para muchos, la convocatoria de la salteña Flavia Royón a integrar el gabinete de Alberto Fernández significó una victoria en sí misma. Sin embargo, a ocho meses de aquel suceso, la realidad terminó por contradecir una vez más el axioma del esencialismo moderno, según el cual pertenecer es sinónimo de ser. La esperanza de que una coterránea al mando de la política energética nacional pudiera terminar con las profundas inequidades entre la capital y el interior se disipó más rápido de lo esperado.
Flavia Royón asumió al frente de la secretaría de Energía de la Nación el 8 de agosto de 2022. Desde entonces se suscitaron siete aumentos de combustible que totalizaron 37,3% en el centro del país, pero 52,06% en la provincia de Salta. Además, la brecha entre lo que paga un usuario local de electricidad y lo que paga uno en Buenos Aires no baja del 300%. En paralelo, se firmaron millonarias condonaciones de deuda a empresas distribuidoras radicadas en Buenos Aires.
Sus antecedentes caracterizan muy bien el perfil de su gestión. Como mujer del grupo del desaparecido Jorge Brito, Royón se desempeñó como gerenta del Frigorífico Bermejo. Apareció en la faz pública catapultada por el banquero y por el sector vinculado a Juan Romero como Directora Ejecutiva de la Unidad de Financiamiento de las Inversiones del Ministerio de Producción y Desarrollo Sustentable.
Polifacética y siempre ligada a corporaciones empresariales, al poco tiempo desembarcó en la secretaría de Minería de la provincia, desde donde entabló negociaciones con distintas compañías internacionales interesadas en los recursos naturales de la puna.
Gas y electricidad
Con las últimas definiciones en materia de tarifas de servicios públicos que oficializó en febrero la Secretaría de Energía, quedó establecido un panorama claro de los aumentos que se aplicarán en los próximos meses a los usuarios de gas y electricidad. Aun con eso, restan conocer algunas subas, como el costo de la distribución eléctrica, que se aplicarán durante abril y junio.
Para comienzos de año, en el Área Metropolitana de Buenos Aires el servicio de energía eléctrica tenía tarifas promedio de $1.700, mientras que las más caras del país se pagaron en las provincias de Salta, Neuquén y Chubut, donde superaron los $4.500. Los datos corresponden a un informe de compañías del sector, a noviembre de 2022, que mide la tarifa promedio que pagan usuarios residenciales de los segmento de ingresos medios y bajos por un consumo de 250 KWh por mes.
Otro informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios IIEP, remarca que Salta se encuentra cinco posiciones arriba del promedio nacional. Mientras que en el resto del país una factura final sin impuestos para un consumo de 300 Kwh/mes (de ingresos bajos) es de $3.106, en el caso de Salta llega a $3.786.
Naftas: Los aumentos
Posiblemente, donde más haya quedado en evidencia la falta de federalismo en las políticas energéticas fue en los sucesivos incrementos en naftas y gasoil. El primer aumento de combustibles de la era Royón se dio 21 de agosto del año pasado, a dos semanas de haber asumido en el cargo. El aumento de YPF en Salta fue del 12%, mientras que en el resto del país promedió un 7,5%. El litro de nafta super tuvo una suba de $15,3, o sea una corrección del 12,03%, de manera que llenar un tanque de 55 litros pasó de $6.990,5 a $7.832. La nafta premium, por su parte, se encareció un 11,97% y pasó de 154,5 a $173, o sea $18,5 más por cada litro. Con esta nafta, llenar un tanque de 55 litros pasó de 8.497,5 a $9.515.
Entre los factores que incidieron en la suba figuraban: El aumento del precio del bioetanol, la evolución de los costos de refinación y comercialización y la inflación acumulada que llegó al 71% en julio.
01/10/22: 2° aumento
El segundo aumento impactó en todas las refinerías del país el 1 de octubre pasado, con un particular aditamento en Salta. Mientras el gobierno nacional había fijado un tope del 4%, en las estaciones locales el incremento llegó al 6,5% para la nafta super (de $142,4 a $151,70). La Nafta Infinia, que estaba en 173 pesos, aumentó a $184,20, es decir un 6,4%. En tanto el Diesel 500 estaba en $150,8 y pasó a $163,80, esto es un 8,6% al igual que Infinia Diesel. Según se informó desde el Ministerio de Economía, se trató de un “descongelamiento programado” en el precio de naftas y gasoil, acordado previamente con las empresas del sector.
3° aumento: 03/11/22
El tercer aumento se hizo efectivo el 3 de noviembre pasado y tuvo un impacto del 6% promedio en todo el país. El gasoil en su versión regular y premium tuvo un incremento del 7%, mientras que las naftas se encarecieron un 5%. Si bien, esta vez el impacto fue equitativo en la mayoría de las provincias, para entonces la diferencia entre un litro de combustible en Salta y el centro del país llegaba a los $14. La nafta super y el Diesel 500 se pagaban en Buenos Aires $145,1 y $155,9 respectivamente. En Salta, el mismo producto se encontraba en $159,3 y $175,3.
4° aumento: 01/12/22
El 1 de diciembre YPF anunció el cuarto aumento de la era Royón para las estaciones de todo el país, que recién impactó en Salta el 5 de ese mes. Para entonces ya habían remarcado precios Shell y Axion. El acuerdo entre las empresas y el ministerio de Economía fue de tres subas mensuales (diciembre, enero y febrero) del 4% y otra de, como máximo, 3,8% en marzo de 2023, como adhesión al programa “Precios Justos”.
5° 16/01/23: “Precios Justos”
El acuerdo no tardaría en mostrar sus asimetrías, ya que para el primer mes del 2023 los incrementos volverían a impactar de forma diferencial. Las versiones económicas de nafta y gasoil de YPF incrementaron por encima del 4,5%, mientras que las versiones premium de la petrolera de bandera aumentaron más del 6,5%. De esta manera, la nafta súper pasó de 165,5 pesos el litro a 173 pesos: 7,50 pesos más. La Infinia, en tanto, se incrementó 13,30 pesos al pasar de 204,80 a 218,10 pesos. El Diesel 500, por su parte, pasó de 182,10 a 190,30, o sea 8,20 pesos más. El gasoil Infinia Diesel, a su vez, costaba 251,20 el litro y pasó a costar 267,50 pesos, es decir 16,30 pesos más.
5° aumento: 15/02/23
Para el mes de febrero, el programa Precios Justos aplicado a los combustibles ya mostraba su total ineficacia en Salta. Los aumentos en las estaciones locales superaron ampliamente el 4% estipulado, acrecentando las diferencias entre el empobrecido norte argentino y la Capital Federal: Súper, 182.5 pesos (+5,49%); Infinia, 230.2 pesos (+5,54%); Infinia diesel, 281.8 pesos (+5,3%) y Diesel 500, 200.7 pesos (+5,46%).
15/03/23: Sexto aumento
En el tercer mes del año, los incrementos no podían superar, según el acuerdo, el 3,8%; sin embargo, el bolsillo de los salteños recibió un nuevo golpe. La nafta súper subió de $182,5 a $194,6, un incremento del 6,6%. En tanto que la Infinia pasó de $230,2 a $243,5, en este caso la suba fue de 5,6%. En el terreno del gasoil, el Diesel 500 pasó de $200,7 a $210,5 experimentando una suba de 4,8%. En resumen, durante el mes pasado, un salario mínimo vital y móvil (SMVM) alcanzó apenas para cargar cinco tanques de nafta premium.
15/04/23: Se agranda la brecha
El séptimo y último incremento se dio el del pasado 15 de abril. Las petroleras habían acordado con la Secretaría de Comercio de la Nación una suba del 4% en los expendedores de todo el país. No obstante, en Salta el aumento de naftas promedió los 6,94% mientras que el Diesel aumentó 5.8%. La diferencia entre un litro de nafta en Salta y en Buenos Aires alcanzó, con esta última suba, los $30.
Un millonario centro para las empresas
En los despachos de Royón se firmó el 3 de enero pasado una escandalosa condonación de deuda por $139.405 millones a Edenor y Edesur, las dos distribuidoras de energía más importante del país. El pasivo de las empresas se fundamenta en pagos pendientes a la estatal Cammeesa, compañía proveedora de electricidad.
El monto total de la deuda asciende a 219.615 millones de pesos, pero solo deberán pagar 80.210 millones entre ambas, en 96 cuotas y a tasa en pesos subsidiada. El resto de la deuda será condonada como parte de la refinanciación a la que accedieron ambas empresas.
Otras distribuidoras del interior también fueron beneficiadas con un modelo similar de acuerdo de refinanciación. Pero Edenor y Edesur representan casi la mitad de una deuda total de las empresas de todo el país con Cammesa por $486.419 millones: casi medio billón de pesos.
La deuda de las distribuidoras con Cammesa se explica, en parte, por el reclamo que hicieran durante el gobierno de Mauricio Macri para aumentar tarifas y actualizar sus ganancias. Durante ese período y hasta la aprobación del tarifazo macrista, las empresas no pagaron por la energía recibida.
Ya con Alberto Fernández en el gobierno, y ante una nueva oleada de reclamos de las distribuidoras por más aumentos, la respuesta fue postergar primero el debate tarifario y luego permitir que las distribuidoras le compraran a Cammesa la energía con pagos parciales o, directamente, sin pagarle.
Como contrapartida, en la provincia de Salta el 25% de los usuarios de energía eléctrica perdieron los subsidios en el marco de la segmentación tarifaria nacional. Una muestra más de que ser salteño no implica necesariamente comprender la realidad local, ni mucho menos velar por los intereses de los salteños.