A pesar de las proyecciones y el optimismo oficial, la ocupación hotelera viene en caída en la provincia y las políticas de promoción brillan por su ausencia. En la antesala de un fin de semana XXL, el destino Salta pierde competitividad frente a provincias vecinas y en la cartera que conduce Mario Peña escasean las ideas.
El tercer fin de semana extralargo llega en medio de proyecciones que auguran entre un 75% y un 80% de ocupación hotelera en la provincia, lo que ya implica un marcado descenso en relación a fechas anteriores. Sin embargo, los empresarios del sector descreen de los guarismos oficiales y remarcan que, como destino turístico, Salta viene perdiendo fuerza a un ritmo preocupante. El impulso de provincias vecinas como Jujuy o Santiago del Estero, sumado a la escasa promoción a nivel nacional y el avance de la hotelería irregular parecen no encontrar respuestas en la cartera conducida por Mario Peña.
Lo cierto es que desde el sector vienen advirtiendo hace años que en la provincia no se crearon nuevos circuitos que se sumen a los ya existentes, lo que impacta de lleno en el atractivo turístico del destino. Tampoco se impulsaron nuevos nichos otrora fuertes como actividades culturales, eventos masivos o congresos. Tal vez el corolario de la derrota haya sido la negativa de la FIFA a designar a Salta como sede del mundial sub-20, algo que supieron explotar muy bien provincias como San Juan o Santiago del Estero.
A nivel nacional son cada vez menos las referencias y promociones para instalar a Salta como destino. Las pocas que existen, dicen los entendidos, suponen grandes desembolsos de dinero y una escasa efectividad, tales como las caravanas y stands de la provincia en las costas bonaerenses. Tampoco se advierte una planificación ni un trabajo previo que sustente las acciones aisladas que se desprenden del ministerio.
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Un breve recorrido por las señales nacionales en los días previos al fin de semana largo permite advertir el fuerte trabajo de promoción de provincias como: Tucumán, Córdoba, San Juan, San Luis y Jujuy en pos de instalar el destino como alternativa turística. Los avisos que tienen a Salta como protagonista, prácticamente, brillan por su ausencia. Lo llamativo es que los spots publicitaros que deberían estar impactando en otros puntos del país, repercuten en el territorio provincial, ya sea a través de redes o de medios tradicionales.
¿Se trata de una apuesta a la reactivación del denominado turismo interno? La premisa podría tener sentido en medio de una crisis que imposibilita a muchos salteños de salir del territorio. Sin embargo, son muchos los que aducen que el dinero invertido en promoción interna es el que falta en los principales puntos del país para instalar a Salta como destino. Esto es, ni mas ni menos que hacer política con el turismo proyectando una imagen hacia adentro que no surte efectos tangibles en el desarrollo del sector.
Además de los clásicos puestos en eventos nacionales como ferias de turismo o el reparto de folletos y regalos, no existe una política de promoción seria y los efectos pueden verse en el retroceso advertido por el sector hotelero.
Mucho vuelo, poca ocupación
En la antesala del fin de semana largo, el gobernador Gustavo Sáenz anunció la reanudación de los vuelos sin escalas entre la provincia de Salta y Lima, Perú, por parte de LATAM Airlines Perú. Inicialmente, se ofrecerá una frecuencia de tres días por semana, con salida desde Salta a las 5:55 de jueves, sábado y domingo y regreso desde Lima a las 23:55 miércoles, viernes y sábado, explicaron desde el gobierno.
El anuncio se suma a los ya existentes 30 o 40 vuelos semanales con los que cuenta la provincia. Sin embargo, la apertura de nuevas rutas aéreas no se estaría viendo reflejada en los índices de ocupación. Más vuelos no significan necesariamente mayor permanencia de visitantes, ni mayor actividad turística. Si la posibilidad de llegar vía aérea hasta la provincia no va acompañada de políticas de promoción y de oferta turística, el impacto esperado nunca se hará realidad.
El norte no arrastra
Una hipótesis muy extendida en la industria del turismo indica que el fortalecimiento de los destinos aledaños debería generar un efecto arrastre en la región y, por inercia, beneficiar a otros destinos cercanos. De allí que durante mucho tiempo se especuló con la posibilidad de trabajar e instalar la marca “Norte argentino” para ofrecer en un mismo paquete los destinos más importantes de Tucumán, Salta y Jujuy.
Lo cierto es que aquellas teorías hoy quedaron muy atrás. Provincias como Santiago del Estero, hoy a la vanguardia en materia de eventos deportivos en el NOA, o Jujuy, con auspiciosos proyectos como el tren impulsado por baterías de litio, no suponen una oportunidad en sí misma para la provincia de Salta. La provincia gobernada por Gerardo Morales ofrece, además de tarifas más bajas, excursiones y salidas día a día con destinos específicos dentro del territorio. Las agencias internacionales remarcan que el reparto de la estadía entre Salta y Jujuy para un feriado largo de 4 días hace algunos años era de 50-50 -dos días Salta, dos días Jujuy-, hoy la proporción es de 3 a 1 o incluso de 4 a 0.
Los especialistas destacan que el avance y el crecimiento de destinos cercanos exige también la ampliación de la oferta turística salteña, algo que a todas luces no viene ocurriendo.
Sin controles
Una problemática sobre la que vienen advirtiendo hace tiempo los empresarios del sector, es la proliferación de alquileres temporales que compiten de manera desleal con el turismo regular. El fenómeno representa un problema para la provincia en su conjunto dado que el estado no percibe impuestos por esta actividad, generalmente regulada por aplicaciones o plataformas internacionales. Además, no impacta en la generación de empleo genuino.
La demanda específica es, además del avance en leyes para la regulación de este nuevo mercado, la realización de tareas de fiscalización y control. El ministerio de Turismo actualmente cuenta con muy pocos inspectores dentro del área de fiscalización. Según confiaron fuentes de la cartera, sobran los dedos de una mano para contarlos. El número resulta sumamente exiguo si se considera que la cantidad de departamentos destinados a brindar alquileres provisorios hoy ronda los 700. La pregunta es: ¿De qué manera impactará este fenómeno en medio de una pronunciada caída en la actividad hotelera?, ¿Qué pasará con las más de 25 mil familias que dependen del sector?