Mientras el capitán de navío se preparaba para asumir la intervención de Salta en 1976, su hermano psicoanalista y de fuerte compromiso social debía exiliarse en Brasil. 

Una historia por muchos desconocida. Aunque dicen quienes transitaron el camino del psicoanálisis y la medicina, que no hubo profesional más comprometido por entonces que el Dr. Fernando Octavio Ulloa. Así lo recuerdan sus contemporáneos. Como un valiente defensor de los Derechos Humanos y de fuerte compromiso social.

Su valía contrasta drásticamente con el papel atribuido a su hermano, el exgobernador de facto fallecido el pasado martes. El capitán de navío Roberto Augusto Ulloa, de hecho, murió sin aportar ninguna información en relación a los siete desaparecidos durante su mandato: Pedro Bonifacio Vélez, Juan José Elías Figueroa, Orlando Ronald Molina, Juan Carlos Parada, Martha Beatriz Cascella y Aldo Melitón Bustos.

«Cómplice directo de la dictadura y sus crímenes de lesa humanidad, Roberto Augusto Ulloa jamás podía decir, sin mentir, que ignoraba lo que era capaz la banda de criminales y torturadores de la que formaba parte como integrante jerárquico de las fuerzas armadas. Porque en su familia, Fernando Ulloa, su hermano gemelo que falleció hace 12 años , lo sabía de manera directa», escribió el dirigente universitario Lucio Yazzle.

Los reconocimientos al trabajo del profesional médico llegaron incluso a las páginas del Diario la Nación, que por entonces publicaba: «no conocía fronteras económicas ni sociales ni límites de horarios, para asistir a la persona que sufre. Tuvo un fuerte compromiso social con los derechos humanos».

Dr. Fernando Octavio Ulloa, médico y psiconanalista

Luego del golpe militar de 1976, mientras Roberto Ulloa se preparaba para ser gobernador de la provincia de Salta, su hermano Fernando se exiliaba en Brasil, hasta 1981. Roberto aún era gobernador cuando Fernando Ulloa volvió a la Argentina y se comprometió profundamente con la lucha por los derechos humanos.

Al regresar al país se involucró en un peritaje judicial para las Abuelas de Plaza de Mayo, cuyo objetivo era conocer los efectos de la tortura en los hijos, sobre todo cuando están en el vientre de una madre torturada y luego asesinada. «Esa pregunta trazaba el paradigma de todas las crueldades”, resume Yazzle.

En 1999, la ONU incluyó a Fernando Ulloa entre 40 personas reconocidas por sus contribuciones al campo social. Integró el Comité de Ética en la Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología.

«Paradojas del destino y/o las elecciones de vida de los hermanos Ulloa. Por un lado el gran psicoanalista y defensor de los derechos humanos Fernando, por el otro un militar cómplice de genocidas y partícipe necesario de una dictadura que asoló a un país todo. Que este último jamás descanse en paz», destaca Yazzle para finalizar su escrito.