Es su día, y por eso lo celebramos a toda pepa. Los expertos investigadores de la policía salteña resolvieron uno más de esos casos importantes que tanto aquejan a la sociedad: recuperaron el televisor robado de la confitería ubicada al frente de la 9 de julio.
Son 189 los años que lleva la policía a nivel nacional regulando el crimen, y en este aniversario, desde la redacción de Cuarto Poder los saludamos, porque sin ellos no tendríamos una cantera inagotable de denuncias que van desde el narcotráfico hasta los apremios ilegales y el gatillo fácil, pasando por los operativos berretas y las detenciones de perejiles. Ellos, los policías, para nosotros, son siempre un gran material de escritura.
Como es en el caso que ahora nos convoca: un mes atrás se informaba de la desaparición de un televisor de una de las confiterías que circunda la plaza principal, esto no fue captado ni por los vigilantes no por las cámaras de seguridad que justo ese momento no funcionaban por falta de servicio de conectividad (según informaron desde la policía) que debía brindar la empresa a la que se le pagó 50 millones de dólares para que sembrara cámaras por toda la provincia como quien siembra soja, entonces los malhechores se salieron con la suya.
Pero la alegría punga no duró demasiado, en todo caso un mes no es demasiado tiempo para los estándares investigativos policiales a los que nos tienen acostumbrados los azules locales. Luego de un mes de, creemos, intensas investigaciones, la policía pudo dar con el paradero del televisor robado. Los culpables, al parecer, estaban más cerca de lo que se podría pensar, y como en un buen relato policial la solución estaba justo al frente de sus narices. Tras interrogar (ya sabemos lo que esto implica) a los lustrabotas de la zona obtuvieron la información necesaria para dar con el comprador del elemento robado: el tele estaba en barrio Autódromo y había sido sustraído por uno de los lustrabotas, si es que la versión policial no falla. Compararon el televisor encontrado y el lugar de donde lo sustrajeron y sí, encajaban a la perfección, además de que el dueño lo reconoció como suyo.
Así, otro crimen relevante fue resuelto.