Fue un fin de semana largo y movido para algunos centros de salud. Por un lado los vecinos denuncian que por falta de atención médica falleció un niño de tres años. Mientras que en otro centro sufrieron las consecuencias del finde largo: un ebrio al volante se incrustó en la pared.

Será el momento decisivo para que se brinde el apoyo necesario a los centros de salud vecinales, porque sabemos que una muerte es la mejor movilizadora para modificar una situación que hace bastante merece la atención de las autoridades pertinentes o será otra más de las circunstancias en las que un chico muere, los vecinos manifiestan su indignación, la noticia hace eco en los medios, se pronuncia algún ministro para calmar un poco las aguas y luego los centros de salud siguen en la misma situación.

Lo sucedido en el barrio Solidaridad es una clara muestra del estado en el que se encuentra la salud de la provincia: cerca de las 17 horas un niño sufre una caída, es llevado inmediatamente por su padre hasta la comisaría del barrio, luego hacia el centro de salud donde se dan con que no está presente ningún médico, sólo una enfermera, que no pudo hacer mucho por el niño que al final falleció. La falta de ambulancias tampoco ayudó demasiado, puesto que no se pudo trasladar al niño a un nosocomio.

Este es el motivo por el que la misma noche los vecinos se reunieron en la puerta del centro de salud para reclamar por las condiciones paupérrimas de atención. Anunciaron que hoy cortarían la ruta como protesta.

Y si es que de por sí los centros de salud están en malas condiciones, sufren la falta de profesionales y materiales, la mala suerte puede hacer las cosas peor. Como lo que sucedió en el barrio Los Pinares, donde uno que se pasó de celebración y revoluciones terminó incrustando una camioneta marca Renault Kangoo en la pared de la salita del barrio. El accidente no fue trágico, el conductor salió ileso, el centro de salud hecho mierda y los vecinos con otro motivo más para reclamar.