Las ciclovías de cale Belgrano por momentos funcionan más como estacionamiento medido que como carriles exclusivos. Cada uno estaciona donde quiere y la municipalidad brilla por su ausencia.

 

Un breve recorrido por calle Belgrano en horas del mediodía alcanza para advertir el caos de tránsito que reina en la ciudad en tiempos de milagro. El estacionamiento en lugares prohibidos es una constante a ambos lados de la arteria céntrica ante la ausencia -¿O complicidad?- de la municipalidad.

Vehículos de descarga que estacionan dentro de la ciclovía, autos particulares que se detienen en paralelo a los bodoques amarillos, camionetas que bloquean estacionamientos privados y motos circulando dentro de las bicisendas, son algunas de las caóticas postales del microcentro capitalino.

Además del interrogante sobre la intervención del municipio en la organización del tránsito, cabe también preguntarse: ¿Las ciclovías realmente cumplen la función que se proponen?

Algunas postales: