Abriendo el paraguas por el posible avance de una investigación que lo compromete en una red de espionaje armada por el macrismo, el diputado Martín Grande denunció que recibió presiones en supuesta represalia por haber pedido que se apresure la causa por las facturas apócrifas.
Martín Grande, empresario devenido en diputado nacional, denunció el lunes en la sesión ordinaria de Diputados, que está siendo víctima de aprietes. Grande sostiene que las presiones son consecuencia de haber pedido mayor celeridad en el reconocido caso de las facturas apócrifas, que tienen como principal involucrado a Matías Huergo y varios ex funcionarios municipales y de Aguas del Norte.
Lo paradójico de la situación es que Grande, quien pidió que se trate urgente su tema en Asuntos Constitucionales, aparece señalado como parte de una red de espionaje y vigilancia armada por el macrismo para perseguir a referentes políticos, gremiales y/o judiciales con el objetivo de controlarlos, extorsionarlos o paralizarlos.
Resnick Brenner, en el Juzgado Federal Nº 6 de Buenos Aires lo mencionó al ex organizador del concurso de la remera mojada. Junto a Guillermo Oro, de la AFIP, el actual legislador nacional habrían elaborado varias operaciones. La causa aún sigue su curso, sin haberse dictado una sentencia firme.
Por caso, parece que el pedido de Martín Grande es una forma de desviar la atención sobre la denuncia que recae sobre su persona. Brenner, ex AFIP, relata que tanto Martín Grande como Sergio “el oso” Leavy habrían concurrido asiduamente a las oficinas de AFIP en Salta y Buenos Aires para recabar datos que luego eran utilizados contra los rivales políticos del momento. Según Brenner en las dependencias nombradas anteriormente existía “una discrecionalidad en cuanto a las consultas bajo el pretexto de la propia investigación al funcionario”.
A su vez, Resnick Brenner sostuvo que sería necesario investigar y exigir la verificación de cada visita a AFIP realizada por “Eduardo Villalba, Julio Ernesto Bavio, Ricardo Toranzos, Sergio Leavy, Martín Grande y Marcelo Colombo”.
En el mismo sentido, solicitó “el cruce de comunicaciones tanto llamadas como emails entre Jaime Mecicovsky y/o Néstor Sosa” con Grande, Toranzos, Leavy y Colombo y además con “Guillermo Oro, Andrés Castelaro, Patricia Frías, Patricia Alonso Massey, Rodrigo Zambrano Echenique, Ricardo Toranzos.
Por último, Brenner consideró en su denuncia que sería necesario “el allanamiento de la Dirección General de Institucionalidad de la AFIP, la Subdirección de Operaciones Impositivas del Interior de AFIP, de la Dirección Regional Salta de AFIP y del sistema ELOG de AFIP”.
A principios de agosto, nuestro semanario, publicó una nota titulada “Yo soy espía” en la cual ya se mencionaba lo que es menester remarcar para comprender el temor de Grande.
“Existió un grupo selecto de diputados que debía reportarse a la AFI y contar todo lo que sabía de lo que ocurría en su provincia con políticos, periodistas, jueces, empresarios, sindicalistas”, indicaba el artículo que dicho sea de paso fue pasado por alto por toda la prensa.
“Esos objetivos eran posibles rivales o chicos díscolos que no estaban dispuestos a seguir las órdenes de Marquitos Peña. El aceitado sistema, “o mecanismo” dirían los brasileños habría consistido en prometer cargos en la justicia o reparticiones nacionales como la AFIP, Migraciones o la propia AFI, donde la bolsa recaudatoria es grande y poderosa y para los espías el financiamiento de sus campañas políticas, más algunos otros regalitos, más acceso irrestricto a la información sensible. En realidad, es el mismo método que usó el kirchnerismo con el célebre espía Antonio Stiusso, pero que los nenes cacas lo disfrazaron de ”militancia política”, agregaba.
“Sería la primera vez en la historia argentina que legisladores nacionales estuvieran involucrados penalmente en operaciones de inteligencia de manera directa, lo cual explica muchas conductas y sobreactuaciones de nuestro pequeño representante en los últimos tiempos. Entre ellos el manejo de datos reservados de la Justicia Federal, la utilización de información sensible de la AFIP con fines políticos y personales, más declaraciones altisonantes sobre causas penales importantes, en las que siempre deja la sensación de saber mucho más de lo que dice. Si las listas de informantes salen a la luz, el sistema político argentino podría crujir y en Salta que somos más modestitos, muchos votantes del chiquito tomarían conciencia que no tuvieron un representante del pueblo en el Congreso, sino a un informante”.
La verdad completa tiene que tener en cuenta esto. Lo volvemos a recordar para aquellos que o no se dieron cuenta o recién se enteran.