El discurso patriota de dirigentes locales mileistas encubre el retorno de estructuras políticas del pasado que especulan midiéndose para las elecciones del 2025 mientras excluyen a los sectores vulnerables. A pesar de las dificultades, la figura de Sáenz no se ha visto resentida, pero la acción de Milei plantea desafíos políticos y económicos para la provincia.


En medio de las fracturas y los desgastes que Milei genera en la política, aparecen a nivel local los que bajo el discurso patriota venden el “cambio” y lo acompañan en un proceso de erosión de las actuales porciones del poder. Son los representantes en Salta de un sector minoritario que encubren el regreso de rancias estructuras que gobernaron a discreción en el siglo pasado. Ya diseñan una sucesión que presentará alternativas en la elección de 2025 y en las que aprovecharán el fenómeno libertario anárquico aun cuando ellos son lo opuesto y a pesar de que los primeros efectos de la gestión nacional hayan perjudicado a casi todos los sectores.


La incertidumbre de los gobernadores




El último mes implicó para Gustavo Sáenz la necesidad de reformular el estilo con que antes se relacionó con el Gobierno Nacional. Como todos, ha padecido agravios e insultos personales. Lo que es peor, se asfixia con la restricción presupuestaria que condiciona su gestión en este segundo mandato.


Desde la Casa Rosada sostienen que “la casta” actúa por intermedio de gobernadores y legisladores rebeldes. Son tiempos agrios en los que todavía nadie acierta para ganar el favor del “León”. En medio de gestos y ofrendas estériles, no avizoran la reciprocidad que les permita sortear los múltiples problemas sociales que va multiplicando la inflación. Se cambiaron las fórmulas para obtener la simpatía presidencial que antes abría la caja de asistencias extraordinarias y que ahora imponen ajustes varios. Ahora chocan con una frase recurrente: “No hay plata”.


El desfinanciamiento del programa Incluir Salud que castiga injustamente a los jubilados sin obra social, la pérdida de subsidios al transporte y la energía, la disolución del Fondo de Incentivo Docente y la paralización de las obras en Salta, han obligado al mandatario provincial a enarbolar la bandera del federalismo con más intensidad.


La derrota parlamentaria por la Ley Ómnibus obtuvo como respuesta estas decisiones -como la salida abrupta de Flavia Royón de la Secretaría de Minería- u omisiones que aparecen como represalias pero que, en realidad, son en eslabones de una cadena extorsiva de gestos que pretende volver a instalar el debate en el Congreso Nacional. Milei no negocia, sino que impone dolorosamente sus designios.


La paz institucional local no aporta mucho


Las relaciones del titular del ejecutivo provincial con los otros poderes locales son sólidas. Este pacifismo institucional, que no deja de ser un logro, no resulta suficiente para afrontar una crisis que todavía no ha mostrado picos de disconformidad social. Las decisiones de Milei repercuten de manera directa en la acción de gobierno de Sáenz y aunque aparece nítido un culpable, su figura no se ha visto resentida.


Reaparecieron los pobres de extrema derecha que se disparan a los pies y aplauden al que los somete a la indignidad. Toda pelea que pueda presentarse contra el “León” parece perdida de antemano. Inexplicablemente, los más perjudicados son los que más fervientemente defienden al Presidente. Cada publicación política en las redes muestra altos niveles de hostilidad ciudadana pero que no salpican a Milei.


También está claro que para este complejo mandato de cuatro años el técnico Gustavo Sáenz ha elegido jugar con el mismo equipo ministerial, salvo la integración última de Cristina Fiore y Mario Mimessi. La oxigenación de la que se hablaba en diciembre, y que después se prorrogaba para marzo, ha quedado atrás. El líder político del oficialismo confía en quienes lo vinieron acompañando.


Ayer se publicó la propuesta para un nuevo mandato –esta vez de diez años- para la actual Presidente de la Corte de Justicia Teresa Ovejero Cornejo. Esta decisión, como también la renovación del gabinete en esta segunda vuelta, resucita las expectativas de muchos que buscan la jubilación en cargos de relevancia, como los directores la Auditoría General, o los de otros organismos que tienen cargos que vencerán en este tiempo. No deja de ser una realidad que mientras el Gobernador trabaja a destajo, son varios los que gozan de jugosos sueldos y poco producen para sostener la gestión.


Con la Legislatura provincial se advierte una renovación pacífica de autoridades encabezadas por Esteban Amat Lacroix y Mashur Lapad, y una manifestación de apoyo claro a todas las iniciativas de Sáenz, incluyendo la declaración de emergencia en el transporte y el resto de los servicios provinciales.
La eliminación del Fondo de Incentivo Docente obliga a que, por ahora, Provincia se haga cargo del desfasaje, pero infectó las paritarias que no pudieron culmilar esta semana. El incremento de tarifas por la quita de subsidios nacionales es otro de los golpes más duros aplicados a los gobernadores y afecta principalmente al servicio de transporte.


Un 2025 partido en dos o tres


Al fogueo con la autoridad presidencial parecen sumarse distancias con los adherentes locales de LLA, que ya en 2023 edificaron con poco éxito una alternativa a Sáenz, y que no se resignan. Alfredo Olmedo, Carlos Zapata, Julio Moreno y Emilia Orozco aparecen como el núcleo más leal –o genuflexo- a Milei en Salta, aunque los tres primeros son viejos amigos del romerato que ahora milita una pseudo tercera posición con el diputado nacional Miguel Pichetto. ¿Podrán conciliar intereses de nuevo con Emiliano Estrada y los hermanos Biella? Lo que está claro, es que estos últimos hoy se encuentran huérfanos y buscan un espacio para recalar.


A pocos escapa que casi todos ellos –salvo Bernardo Biella- tienen incompatibilidad con el Gobernador y buscan nuevamente competir por el poder en 2027. Para ello necesitan un éxito electoral el año que viene y copar bancas legislativas locales y nacionales. Es probable que Juan Romero se proponga nuevamente para una banca en el senado provincial con el apoyo de Mauricio Macri, que esta semana lo enalteció como un articulador en la Cámara Alta con el gobierno de Milei. Allí, como ocurrió en anteriores elecciones, no tendrá la oposición de Olmedo & Cía., que siempre le tributó porque tienen intereses económicos asociados.


Juan Manuel Urtubey ya abandonó la costa uruguaya para afincarse nuevamente en Salta con familia y todo, anticipando a sus acólitos que quiere reingresar a la arena política como senador nacional. Habrá que esperar todavía para ver cuál es su base dirigencial que seguramente será refractaria a LLA. Es que su aparición fugaz con Sergio Massa durante el ballotage perdido lo hundió más de lo debido y poco puede construir dentro de las huestes de Milei, como tampoco dentro del PJ. No pocos advierten señales de integración con Sáenz y Emiliano Durand que han incorporado en la vidriera o en la trastienda a dirigentes como Cristina Fiore, Eduardo Costello, Abel Cornejo, Carlos Parodi, Javier David, Santiago Godoy y Aníbal Anaquín.


Ya se advierten dos facciones que van a competir contra el oficialismo provincial y de éste depende que las elecciones nacionales se unifiquen o dividan. Las elecciones nacionales constituyen el karma de Sáenz. De siete diputados solamente le responden tres, mientras que de los senadores nacionales ninguno. El 2025 no aparece como el terreno más fértil para sumar, salvo por la caída vertical –hasta ahora- de kirchneristas como el Oso Leavy y Nora Gimenez que podrían dejar las bancas en esta etapa de renovación.
De unificarse las elecciones los resultados para LLA se advierten promisorios en el ámbito provincial donde se cuentan con los dedos de una mano los legisladores que los apoyan. Si se separan, también es cierto que para los moradores de Grand Bourg el comicio nacional aparece como un escollo difícil de superar con éxito ya que no tiene prospectos que midan en las encuestas y que, a la vez, garanticen con fidelidad la posición política. En medio de tempranas especulaciones algunos proponen que se eche mano a ministros potentes como Ricardo Villada para diputado nacional, o a Flavia Royón como senadora.


Todos por la Patria


Sostenedores más de patrias chicas que grandes casi todos los conservadores de siempre invocan hoy posturas de engrandecimiento de la Nación. Cada uno a su manera sostiene una visión mezquina que se agota en su interés económico y que excluye a millones de argentinos que ya no satisfacen mínimas necesidades.


Sin embargo, que no nos engañen. Corrupción y negociados no distinguen entre progresistas o liberales o conservadores, salvo en la forma en que se instrumentan. A nadie escapa que los pasos de Milei encierran ajustes necesarios pero, también, expresan el condicionamiento de sus patrocinadores reales que son grandes empresarios que no solamente se dan el lujo de confeccionar decretos o proyectos de leyes a medida, sino que también hacen ingresar amanuenses en áreas de decisión estratégica del Gobierno Nacional.


Hace un siglo los conservadores sostenían el mismo discurso que Milei y renegaban de un radicalismo personalista encarnado en la figura de Hipólito Yrigoyen que -según ellos- había iniciado un proceso “populista” lesivo. Los argumentos se centraban en índices macroeconómicos en lógica caída por conquistas sociales que se expandían por todo el mundo y debía financiar un Estado devenido en intervencionista. Hoy la supuesta necesidad de recuperar la grandeza de antaño se presenta como el justificativo para anular el déficit del gasto público aún cuando implique incrementar los índices de pobreza e indigencia que crecieron al compás del populismo de izquierda kirchnerista.
Después del golpe militar de 1930 que los conservadores aplaudieron, si bien la Argentina se reposicionó como uno de los países más prósperos de la Tierra, siguió evidenciando concentración de poder y riqueza, altos niveles de pobreza real, ausencia de garantías laborales, fraude electoral, confusión de intereses del Estado Nacional con personeros de apetencias económicas foráneas y grave intromisión de éstos en las decisiones gubernamentales. Sus protagonistas fundamentales – Agustín P. Justo, Roberto M. Ortiz, Ramón Castillo, Julio Roca y Robustiano Patrón Costas, entre otros- murieron convencidos de que esa fue la era más patriótica después de la lucha por Independencia. En el otro extremo de valoraciones quedaron en la memoria colectiva como los protagonistas de la Década Infame y el Fraude Patriótico. Milei quiere reproducir una época devastadora…