El gobierno nacional asegura que el programa que controla los espacios terrestre, fluvial y aéreo en el NOA y NEA contara con medios que permitirán garantizar unas 100 horas diarias de vuelo de Pucará o 23 horas de aviones A4-AR.
«Inicialmente, se sumaron 1500 efectivos del Ejército a las tareas de vigilancia y control en el territorio del NOA y el NEA, además de otros 200 que trabajaron específicamente en el tema de los radares. En los últimos meses, quizás por problemas presupuestarios, el número bajó a 800», reveló a LA NACION una fuente cercana al nuevo ministro de Defensa, el radical Julio César Martínez.
Según el diario nacional, actualmente hay una deuda de entre 120 millones y 140 millones de pesos, que preocupa al ministro Martínez y a sus colaboradores, ya que pone al descubierto la relación directa entre la restricción de recursos y la efectividad del operativo si se reduce el número de los efectivos destinados a la protección de la frontera. En el entorno del ministro, sin embargo, explicaron que ya se trabaja para saldar esa deuda en un plazo progresivo y estimaron que la situación no pone en riesgo la continuidad de las operaciones de lucha contra el narcotráfico en la zona norte del país.
La deuda, no obstante, afecta principalmente al Ejército que fueron incluidos en un programa de fortalecimiento del plan, y no tanto a los pilotos de la Fuerza Aérea.
El Operativo Escudo Norte fue creado en julio de 2011 por Cristina Kirchner para incrementar la vigilancia y el control de los espacios terrestre, fluvial y aéreo en la frontera norte del país y en la mesopotamia. El objetivo de la medida gubernamental fue frenar el avance de la droga y el narcotráfico y combatir el contrabando y la trata de personas, entre otros delitos.
Las Fuerzas Armadas participan en tareas de apoyo logístico -la ley les prohíbe intervenir en procedimientos de seguridad interior-, y sus efectivos colaboran con los de las fuerzas de seguridad, como la Gendarmería y la Prefectura Naval. El apoyo logístico de los militares se da a través de la utilización de aviones y de radares destinados a conseguir la intercepción de vuelos clandestinos o irregulares.
El ex ministro Rossi había señalado que entre 2011 y 2013 la Fuerza Aérea detectó en la frontera unos 700 vuelos ilegales. «El número es mayor porque los radares apenas funcionan entre cuatro y seis horas por día y no las 24 horas, como deberían», advirtieron a LA NACION colaboradores del nuevo ministro de Defensa.
Hoy se destinan seis radares al sistema de vigilancia y reconocimiento del espacio aéreo. «Con los medios disponibles para la vigilancia, pero con más recursos, se podrían garantizar unas 100 horas diarias de vuelo de Pucará o 23 horas de aviones A4-AR, con resultados más eficaces», explicaron fuentes oficiales.
Con la nueva gestión, se asegura que podría volver a la discusión pública el debate sobre la participación de militares en las patrullas antidrogas. El poder de policía en la frontera lo ejerce la Gendarmería y las Fuerzas Armadas tiene vedada su participación en procedimientos de incautación de drogas y en eventuales detenciones.
Pese a ello, según publicó LA NACION en agosto pasado, en el primer semestre del año las patrullas del Ejército contribuyeron en casi el 10% de los secuestros de drogas realizados en el marco del operativo. El nuevo ministro es partidario de que la Gendarmería y las Fuerzas Armadas puedan realizar patrullas conjuntas para mejorar el resultado de las acciones en los operativos destinados al combate al narcotráfico.