Se celebra hoy el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. La Secretaría de Salud Mental difundió recomendaciones de la OMS tendientes a detectar las señales y ayudar ante potenciales casos. Prescindimos acá de nuestras críticas a esa secretaría y publicamos las mismas recomendaciones.

El Día Mundial para la Prevención del Suicidio fue concebido por la Organización Mundial de la Salud para sensibilizar a la población mediante un conjunto de acciones tendientes a generar la detección temprana de la problemática y brindar un tratamiento oportuno y adecuado en la comunidad. El extenso parte de prensa, enfatiza de que “es muy importante el tratamiento que los medios de comunicación den a esta problemática, ya que está comprobado que el grado de publicidad dado a la historia de un suicidio está directamente correlacionado con el número de suicidios posteriores”.

Se insiste también en que existen una serie de prejuicios instalados en la comunidad sobre los cuales es necesario trabajar y brindar información adecuada.

Prejuicios comunes

1.   El que dice o amenaza con que se va a matar no lo hace.

La mayoría de las personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida.

2.   El que se suicida está atravesando una depresión.

Puede ocurrir durante un proceso depresivo o no.

3.   Hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse incrementa el peligro.

Hablar sobre suicidio reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.

4.   El suicidio no se puede prevenir porque ocurre por impulso.

Toda persona antes de cometer un intento de suicidio evidencia una serie de síntomas que de ser detectados a tiempo pueden ayudar a evitar el suicidio: aislamiento, persistencia de ideas negativas, desesperanza, llanto incontrolado, retraimiento de los sentimientos, inhibición de la agresividad (la cual ya no es dirigida hacia otras personas, reservándola para sí), súbitos cambios de conducta y existencia de fantasías suicidas, son algunas de las señales de alarma.

5.   El que intenta el suicidio es un cobarde o un valiente.

Las personas que intentan suicidarse no son cobardes ni valientes, sino personas que sufren. El suicidio no es un hecho delictivo.

6.   Los niños no se suicidan.

Después que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.

7.   La tendencia al suicidio es hereditaria.

No es hereditaria. Lo que sí puede transmitirse por medio de la educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los problemas.

CON RESPECTO AL TRATATAMIENTO MEDIÁTICO

Tomando como punto de partida la premisa de que ciertos tipos de cobertura informativa sobre las conductas suicidad pueden, por un lado, generar un aumento de las mismas (efecto imitativo), pero por otro, colaborar en la prevención del comportamiento suicida, se sugieren algunos lineamientos para el tratamiento de temas de suicidio en los medios:

1.   Al informar sobre el suicidio en general

·         Interpretar las estadísticas cuidadosa y correctamente.

·         Recurrir y utilizar fuentes de información que sean auténticas y confiables.

·         No realizar comentarios espontáneos –muchas veces inconscientes- que refuerzan los prejuicios y estigmas sobre el tema.

·         Evitar las generalizaciones basadas en cifras pequeñas ya que requieren particular atención. Del mismo modo que es recomendable no utilizar expresiones tales como “epidemia de suicidios” y “el lugar con mayor tasa de suicidios en el mundo”.

·         No informar el comportamiento suicida como una respuesta entendible a los problemas o cambios sociales.

2.   Al informar sobre un suicidio en particular

·         No realizar descripciones detalladas del método de suicidio utilizado ni ilustrar con imágenes reales o ficcionadas.

·         No resumir la causa de suicidio a un solo factor: “Se suicidó porque estaba en bancarrota” o “Se suicidó por una pena de amor”. Las causas de suicidio son complejas y resultan de diversos factores.

·         En cuanto a la comunicación del suicidio de una celebridad (artística, política, deportiva, etc) deberá evitarse la cobertura sensacionalista, minimizándola hasta donde sea posible y evitando exageraciones.

·         Es importante que el tratamiento periodístico tenga siempre en cuenta el impacto sobre las familias y otros sobrevivientes en términos del estigma y el sufrimiento.

Los SI y los NO

SI Trabajar estrechamente con autoridades de la salud en la presentación de los hechos y la interpretación de los datos estadísticos, mencionando el origen de los mismos.

NO Realizar comentarios espontáneos que refuerzan el estigma, generan situaciones de alarma y no colaboran con el adecuado tratamiento mediático.

SI Referirse al suicidio como un hecho acontecido o que una persona realizó.

NO Referirse al suicidio como un hecho exitoso que fue la solución para salir de un problema.

SI Presentar sólo datos relevantes en las páginas interiores de los soportes gráficos o digitales.

NO Publicar la información en la tapa de un soporte gráfico o en el home de un sitio web. No publicar fotografías o cartas suicidas.

SI En medios audiovisuales utilizar zócalos, gráficos o leyendas con datos informativos.

NO Describir detalles específicos del método utilizado, ni imágenes que ilustren los mismos.

NO Realizar en los medios audiovisuales una cobertura repetitiva y continua del hecho. Evitar el uso de planos cerrados y movimientos de cámara que destaquen las acciones suicidas. Evitar el uso de recursos sonoros que generen un marco de dramatismo.

NO Realizar dramatizaciones o imágenes ficcionales de un hecho suicida para ilustrar una información al respecto.

SI Resaltar las alternativas al suicidio y difundir señales de riesgo para tener en cuenta.

NO Interpretar el hecho suicida como una conducta frente a los problemas o cambios sociales sin analizarlo con la complejidad que conlleva.

SI  proporcionar información sobre líneas de ayuda y recursos comunitarios.

NO aportar culpas ni culpables.

ADOLESCENTES

Con la participación de profesionales debidamente calificados, decisión política y el compromiso de la comunidad, el suicidio se puede prevenir. Por ello, es importante difundir en la comunidad, a través de los distintos medios de comunicación, los factores protectores en relación a la calidad de vida de los adolescentes, en tanto población vulnerable frente a la temática del suicidio. Algunos de estos factores protectores pueden resumirse en:

·         Poseer habilidades sociales que le permitan integrarse a los grupos propios de la adolescencia en la escuela y la comunidad de forma positiva.

·         Poseer confianza en sí mismo, para lo cual debe ser tratado destacando sus éxitos, sacando experiencias positivas de los fracasos, no humillarlo ni crearle sentimientos de inseguridad.

·         Tener habilidades para enfrentar situaciones de acuerdo a sus posibilidades, lo cual les evitará someterse a eventos y contingencias ambientales en las que probablemente fracasará, reservando las energías para abordar aquellas empresas en las que salga triunfador.

·         Poseer y desarrollar una buena adaptabilidad, responsabilidad, persistencia, perseverancia, razonable calidad de ánimo y de los niveles de actividad.

·         Aprender a perseverar cuando la ocasión lo requiera y a renunciar cuando sea necesario.

·         Tener buena autoestima, autoimagen y suficiencia.

·         Desarrollar inteligencia y habilidades para resolver problemas.

·         Saber buscar ayuda en momentos de dificultades, acercándose a la madre, el padre, los abuelos, otros familiares, un buen amigo, los maestros, los referentes de la comunidad.

·         Saber pedir consejos ante decisiones relevantes y saber elegir la persona más adecuada para brindarlos.

·         Ser receptivo a las experiencias ajenas y sus soluciones, principalmente aquellas que han tenido exitoso desenvolvimiento.

·         Tener apoyo de los familiares y referentes y sentir que se le ama, se le acepta y apoya.

·         Evitar el consumo de sustancias adictivas (alcohol, drogas, tabaco, fármacos, etc).

·         Saber expresar a personas confiables aquellos pensamientos dolorosos, desagradables y muy molestos, incluyendo las ideas suicidas u otras, por muy descabelladas que pudieran parecer.