Ayer se renovaron los integrantes de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Salta y son 21 los legisladores que se vuelven a casa. Repasamos lo que hicieron algunos de ellos mientras ocuparon una banca. (Aníbal Roldan)
La última sesión fue para algunos diputados efectivamente su “última” sesión. Del bloque Justicialista terminaron su mandato trece legisladores aunque más allá del número en sí, algunos merecen ser tenidos en cuenta. Matilde Balduzzi, por ejemplo, tuvo un notable protagonismo en la cámara. Llegó como parte del isismo pero sin problemas se pasó a las huestes de Godoy, en momentos en que ambos bandos se encontraban enfrentados. Además, fue la que se quedó con la comisión de Obras Públicas y realizó una importante tarea otorgando tierras a la iglesia (como por ejemplo varios terrenos al arzobispado de Orán) y otros establecimientos. Balduzzi intervino en varias sesiones y una de las últimas fue para criticar al intendente capitalino Sáenz por las obras que realizó con dinero de Nación y del Fondo del Bicentenario. Sin dudas, su partida representa una pérdida significativa para el PJ.
Emanuel Sierra, el bicidiputado, fue un personaje de color. Muy preocupado por su estética, el joven oriundo de Metán -que dicho sea de paso casi nunca más volvió a su pago al mudarse a una lujosa casa en calle Belgrano- confundió el cuidado de su imagen con la tarea legislativa. Presidente de la comisión de auditoría, su nombre resaltó cuando fue el reciclado romerista Gustavo Ferraris encontró cobijo en el ese organismo de control. Sierra se hizo el distraído cuando el propio San Millán, quien había propuesto a Ferraris, luego mandó una carta bajándolo; pero eso nunca lo tuvo en cuenta el bicidiputado. Tal vez su mayor intervención fue pedir el mantenimiento de la Ruta 34. Por fuera de eso, hizo poco y nada y más bien intento venderse como un producto: el joven limpio, educado y deportista pero ni siquiera Juan Pablo Rodríguez lo eligió como figura principal y al perder las internas pasó a integrar el bando de Cambiemos con un cargo de tercera línea.
Eduardo Abel Ramos se destacó por casi no hablar. De cualquier manera los escándalos en los que estuvo metido hablaban mucho de él. Las veces que pidió la palabra fueron para destacar su labor en el gremio de la sanidad. Su debacle es indiscutible. No solo ni siquiera se presentó para renovar su banca sino que su hijo, quien era parte de la lista de Godoy quedó en el noveno lugar superado altamente por Alvarado, un tachero que por lejos maneja el aparato del excamillero. El único premio que consiguió Ramos es no haber sido molestado por la Justicia. No es poca cosa.
Liliana Guitian, hija de la ex intendente de Cachi, en un principio fue la presidente de la comisión de turismo al ingresar a la Cámara como diputada vallista. Allí no tuvo nada para destacar y su labor fue muy tibia. Solo tuvo su momento de fama cuando salió San Millán y ella ocupó el cargo de presidente de la comisión de hacienda y presupuesto. Se va sin pena ni gloria.
Romeo Medina, un hombre que ingresó por la oposición (Frente Salteño) para completar el mandato del diputado nacional Javier David pero que disolvió su bloque y se mudó al oficialista sin avergonzarse. Tampoco tuvo una tarea destacada. Siempre se lo vio por los pasillos conspirando con secretarios y otros legisladores y sólo se puede recordar su férrea defensa de Urtubey en la crisis alrededor del Consejo de la Magistratura.
Sacbuzo fue el gran perdedor del Departamento San Martin a pesar de que todos los jefes comunales lo apoyaban con la sola excepción de sergio Leavy. El hombre histórico del PJ no pudo renovar su banca al igual que Marcelo Astún de Orán, quien sigilosamente estuvo en las sesiones pero nunca con una actitud que resaltase. Ambos quedaron por fuera pese a la gran inversión que hicieron para quedarse. En términos legislativos su aporte fue nulo.
Los de la oposición
En la oposición se van ocho. Entre ellos se puede mencionar a Jorge Guaymas, quien se destacó por defender a los choferes de la UTA cuando estuvieron detenidos. El sindicalista y diputado fue el único que se despidió hace dos sesiones con un largo discurso donde agradeció a los miembros de la cámara e incluso llevo una batucada que lo acompañó desde afuera. Se comentó en los pasillos que al líder de camioneros en Salta desde Buenos Aires lo vienen apurando demasiado. En lo que va del año ya le hicieron dos auditorías porque según se murmura se habría patinado dinero del sindicato en la campaña y le está costando rendirlo.
Carlos Zapata también deja su banca. Pocos legisladores se han ganado tanto respeto como el contador miembro del partido de Alfredo Olmedo. Fue la figura clásica de la política conservadora y la voz calificada para hablar de números.
Gabriela Martinich, la poderosa farmacéutica en el norte, es otra de las mujeres que seguramente volverá a la actividad privada. Su pasar por diputados fue desdibujado, se escuchó fuerte su intervención cuando defendió la candidatura de Liliana Guitián
Por el bloque del PO dejaron su banca Norma Colpari, Gabriela Jorge y Julio Quintana. Éste último dejo poco para comentar más que sus largas intervenciones. Tal vez Gabriela Jorge sea la más destacada. Fue la voz del movimiento de mujeres en el recinto y quien puso en crisis al sindicalista y empresario Eduardo Abel Ramos.
Si bien más de una docena de diputados del bloque justicialista volverán a casa, el oficialismo continua siendo la primera minoría y la novedad es que la segunda minoría será para Cambiemos y la tercera para el Partido de la Victoria.