El flamante ministro de salud, Oscar Villa Nogués, recibió una papa caliente y la está intentado soplar para que se enfríe. Anunció que está consciente de que el sistema de salud local es un desastre, pero que no está colapsado.
Enrique Heredia durante su gestión tuvo innumerable reclamos que van desde el pésimo servicio y el exceso de burocratización de la salud pública, hasta muertes por mala praxis. Ni qué decir de los escándalos edilicios constantes, como el caso de la fuga de gas y la intoxicación tanto de pacientes como del personal hospitalario. Pero bueno, se fue, lo rajaron y ahora asume otro en su lugar.
Y el novel ministro que asumirá sus funciones en los próximos días, empezó como lo hacen casi todos, echándole la culpa, veladamente, a la gestión anterior para luego prometer que en la suya las cosas no seguirán igual.
“La situación de Salud no es de las mejores pero no está colapsada”, dijo Villa Nogués, para luego recalcar que mientras él esté a cargo del ministerio se hará hincapié en mejorar la atención primaria de la salud. Una tarea enorme, teniendo en cuenta el estado de los diferentes establecimientos dedicados a la salud de los salteños. No qué decir de los problemas internos en el principal nosocomio de la ciudad.
Aseguró además tener conocimiento de cuáles son los reclamos puntuales de los vecinos, y que si bien el gobierno invierte en salud, así también se incrementan los reclamos. Esta es la parte extraña, porque parece que el ministro sabe que lo destinado hasta ahora no logra paliar las necesidades básicas de salud, pero de todos modos tiene fe, se tiene fe. El resto del pueblo… no se sabe.