Los últimos meses de mandatos muestran y demuestran a los gobernantes, que no solo se les va diluyendo el poder, sino también que quienes supieron pelearse por un lugar en la foto, hoy ya no aparecen.
Es lo que le viene pasando en cercanías a un año electoral de recambio, al gobierno provincial, que no logra convocar a los otrora incondicionales intendentes. De hecho, en las últimas reuniones y actos oficiales, ha sido notoria la ausencia de algunos de ellos (cada vez más) bajo distintos compromisos que no logran ser pospuestos, ni siquiera por la promesa de la presencia del mismísimo gobernador Urtubey.
A estas alturas nadie debiera ignorar que la fidelidad de los intendentes está atada al poder de quien maneja los fondos de forma discrecional, favoreciendo a sus adeptos y postergando a opositores. Y allí radica el comportamiento de los jefes comunales que ven al gobernador más dedicado a la campaña pre presidencial, que a la realidad de sus municipios. Muchos de ellos hubieran esperado una defensa más acérrima del mandatario provincial, frente a medidas tomadas por el gobierno de Macri, como por ejemplo, la quita del llamado Fondo sojero, y le facturan la falta de una actitud más peronista, opositora o de defensa del castigado interior.
Así como Urtubey mira más hacia la Capital Federal en sus aspiraciones presidenciales, los intendentes prefieren comenzar a poner los huevos en otras canastas. Sáenz, Leavy e incluso Olmedo, son algunas de las opciones por la que los jefes comunales ahora prefieren hacerse los distraídos, y pegar el faltazo a la foto oficial.