actos de la cúpula dirigencial salteña están en crisis. El romerato y el oficialismo cerca del divorcio cuando se acerca la definición para un tercer mandato de Sáenz. Entre apoyos de extraños y el silencio de los supuestos adictos, relucen la mediocridad de algunos funcionarios y las exageradas aspiraciones de figuras cercanas al gobernador. Mientras tanto, la gestión en manos de pocos tiene cada vez más dificultades.

N. DE R.

El jueves por la mañana culminó la serie de reuniones convocadas por el Gobernador para la firma del “Pacto de Güemes”, que buscó consensos de todos los sectores para reivindicar el derecho de Salta a que Nación culmine obras estratégicas y se comprometa a iniciar otras también importantes. Las fotos tomadas en esta convocatoria no fueron de las mejores, considerando que no solamente invitaron a empresarios e industriales, sino a ex gobernadores, legisladores, intendentes, sindicalistas y partidos políticos, muchos de ellos devaluados.

Hábil para este tipo de convites, Sáenz mostró iniciativa y, en medio de oscilaciones, quedó en el centro de la escena con una postura contundente ante el gobierno libertario, mientras que amistosamente obtuvo el miércoles un compromiso de “Toto” Caputo y Guillermo Francos de inversiones en educación y viviendas. Los ministros más importantes de Milei saben que es tiempo de conciliar y abandonar las peleas pero dependen del humor cambiante del Presidente. Pero también es cierto que esto pinchó el pacto, el acto en el gremio de gastronómicos pasó casi desapercibido y el gobierno provincial parece conducirse ahora por una senda más sosegada. La sanción de la Ley de Bases ha incrementado el poder de Milei y complica cualquier pretensión de aparatear quejas en su contra.

Acuerdos por romperse

La alianza transversal que se mostró encubre grandes diferencias. Por eso, la foto con Juan Romero hoy no tiene vigencia alguna como pacto, luego de que el senador nacional y su hija Bettina culparon a Emiliano Durand de una operación mediática en su contra por el secuestro de mercadería destinada a la ayuda social en una finca de su primo “lejano” Emilio Fayon. Se quejan ante Sáenz y le exigen que detengan la queja que ahora es ciudadana, pero ya renunciaron a cualquier acuerdo político y solamente negocian treguas y golpes en zonas no letales.

El ahora descastado pariente Fayón parece dispuesto a exponer a Aroldo Tonini, Silvia Varg de Nioi -dos soldados de alto rango de la gestión municipal de Bettina- y otros en el camino del despecho. Todos saben que Fayón siempre fue hombre del diputado Juan Esteban Romero, y casi nadie tiene dudas de que el romerato robó mercaderías y recursos para invertirlos en su beneficio en la próxima elección. Lo despreciable es la manera en que lo han desconocido, cuando con solo abrir la boca la pesquisa de los fiscales podría dirigir la investigación a sus otrora jefes. El problema es que Fayón no tiene tanto valor. 

La foto con Juan Urtubey tampoco parece actual y el pacto podría durar lo que tolere pacientemente el ex gobernador, que sabe esperar y evita la queja pública con algunos acólitos cobrando en distintas cajas del Estado Provincial. Junto a Juan y Bettina Romero, es uno de los dirigentes con imagen negativa superior a los setenta puntos, y solamente un milagro podría colocarlo en una banca del Senado de la Nación sin ayuda de la providencia y de Gustavo Sáenz, y solamente representando a una minoría fragmentada.

En esta semana lapidaria para las intenciones del romerato, cayó estrepitosamente la expectativa de Juan Romero de colocar a Bettina en una lista sábana como senadora o diputada nacional. Hoy tratan de evitar que la justicia cite a la ex intendenta a declarar en una fiscalía. A ello se suma que Alfredo Olmedo ya habría declinado integrar alguna lista en 2025 luego del escándalo del Parlasur y decidido apadrinar a Emilia Orozco para que compita por una banca a la Cámara Alta de la Nación, considerando que es la dirigente con aparente volumen de aceptación pública.

La pesada carga de Sáenz

Sin embargo, no todo es color de rosas en Grand Bourg. El gabinete sigue mostrando que está asentado solamente sobre Sergio Camacho, que ha logrado coordinar a casi todos los ministerios, y Roberto Dib Ashur, el encargado de pilotear la nave provincial en medio de las mareas económicas que genera el León Milei. 

Muchos de los ministros se van sumergiendo cada vez más en la inacción y esta pasividad es la que preocupa cuando la economía limita los recursos y exige más ingenio y dinámica. 

Anteayer se ventiló la renuncia del Jefe de Policía, de quien no existían mayores críticas desde que asumió palanqueado por el ex ministro Abel Cornejo, salvo por los cortocircuitos con la segunda línea del actual titular Marcelo Dominguez. El ex juez y titular de la cartera de seguridad parece resistirse a trabajar de tiempo completo y se siente más a gusto en un lujoso hotel que lo recibe todas las tardes. Los más cercanos dicen que no debe esforzarse más dado que no cobra sueldo como ministro y vive de su jubilación (Será tan así…?) 

Su descarga de responsabilidad en secretarios y coordinadores con poco oficio político ha generado la salida del jefe Miguel Ceballos y ahora se extiende a otras áreas de la cartera como el servicio penitenciario. Los años no le vinieron solos. Lo que llamó la atención es que el Gobernador nada supiera sobre la dimisión y que se enterara por los diarios con el hecho consumado. Puede un ministro decidir en soledad la expulsión de un Jefe de Policía? Esto no ocurría desde la época de Miguel Ragone.

La muerte de un menor en La Poma, caído en un pozo séptico clausurado y sin seguridad que no estaba relevado, es un episodio que no queda cerrado con la suspensión de la directora del establecimiento que hoy es el chivo expiatorio. Son demasiadas las escuelas que tienen techos al borde del colapso, baños clausurados y carecen de luz o agua. Muchas no pasarían ninguna inspección minuciosa o complaciente. El hándicap que tiene Cristina Fiore por ser nueva en el cargo está cerca de vencer, y está claro que se necesita urgentemente un relevamiento completo de edificios a lo que asisten miles de alumnos justo cuando el gobierno libertario comenzó a negar los fondos para lograr el déficit cero.

La feria Potencia tampoco ha logrado compensar la situación de emprendimientos y pymes a las que los mayores costos y el bajo consumo amenazan con cerrar. Demasiado pan y circo parece surgir de un Ministerio de Gobierno que es bastante extenso pero que ha abandonado las responsabilidades de prevenir y sofocar conflictos institucionales y sociales. Ricardo Villada, en contrario a esta impresión, deshoja la margarita pues quiere proponerse como sucesor de Sáenz en la gobernación. No falto de autoestima, asienta su poder en un prolijo trabajo con redes sociales, las contrataciones del transporte público y los fondos del Consejo Federal de Inversiones que nadie audita ni controla.

El caso del Ministerio de la Producción no escapa a estas críticas. Cinco secretarios que concentran la riqueza de Salta carecen de relación fluida con Martín de los Ríos y se reportan ante quien quiera escucharlos pero no con el jefe natural. La desconexión no es un dato negativo menor, considerando que en estos tiempos abundan los problemas ambientales, del agua, el boom minero desorganizado o disperso y el sector agropecuario con quejas variadas.

Problemas que adquieren ribetes de escándalo se suceden sin solución de continuidad en el Ministerio de Turismo y Deportes, en el que las diferencias personales de Mario Peña (hijo) y Sergio Chibán casi llegan a los puñetazos. Esta semana el Secretario de Deportes decidió prescindir de un funcionario histórico como Federico Abud y nadie encuentra la fórmula para resolver esta diáspora que solamente sacrifica oportunidades de que el gobierno provincial sea eficiente.

Las peleas entre el Ministro de Salud y el de Economía ya cruzaron los límites de la tolerancia que corresponde exigir a quienes tienen elevados niveles de responsabilidad en el Estado. Federico Mangione comenzó con ruegos por recursos para luego avanzar agresivamente con las quejas porque no cuenta con partidas económicas que le permitan superar las crisis sanitarias que se multiplican con los días. La retención de fondos para medicamentos del programa Incluir Salud dispuesta por Nación y la crisis del dengue crisparon los ánimos porque, al margen de las promesas, Roberto Dib Ashur limita fondos en Salta casi en el mismo nivel que lo hace el “Toto” Caputo con las provincias.

Por si esto no fuera suficiente, la Secretaría de Prensa no tiene plan de acción, ni de defensa, ni comunicadores afines, ni equipos que trabajen las redes sociales por las que se filtran sin solución de continuidad datos escabrosos incomprobables pero que lastiman al gobierno. Eso sí, cada funcionario, legislador o intendente tiene hoy la máxima libertad de expresión, incluso para cuestionar a su propio gobierno. Y, por supuesto, cada medio pago se hace el caldo con cualquier funcionario mientras limite sus críticas y no roce a la cabeza del saencismo. Esta práctica masoquista se ha vuelto inexplicable considerando que las encuestas hablan de que la figura del gobernador y la de su gabinete no tienen diferencia para los salteños a la hora de valorar una gestión que no alcanza la aprobación de un 40% de ciudadanos.

La llaga y el puñal

Emiliano Durand ha puesto esta semana el dedo en una llaga multiplicada entre varios cuerpos de aspirantes a la gobernación. Esta semana manifestó el apoyo para que Sáenz tenga un tercer mandato. Antes lo hizo Juan Urtubey, y luego Gonzalo Quilodrán. La diferencia es que el intendente capitalino es el único que tiene caudal de votos propios suficiente para sostener una candidatura y con quien los otros aspirantes del oficialismo (Ricardo Villada, Pablo Outes y Esteban Amat) quieren convencer de forjar algún preacuerdo. Cuál sería el motivo para que, en estas tierras mezquinas, Durand les prometa acompañarlos?

Ellos no tienen dudas de que Sáenz puede gobernar por doce años y colocan en un estado de nervios a Juan Romero, que todavía se resiste a declararse como opositor al gobierno provincial pero que desde sus medios y socios políticos y mediáticos muestra poder de fuego. 

Junto a Emiliano Estrada, Alfredo Olmedo, dirigentes del PRO, radicales duros y los nóveles libertarios, el romerato promete resistir, aunque en las penumbras no logra conformar una fuerza dirigencial y una estructura provincial que pueda competir en 2027. Es el costo de seguir declarando que son socios de Sáenz, aunque merodeen cada despacho del Grand Bourg con un puñal en la espalda.