Se asienta la polvareda provocada en el oficialismo por los planes de Urtubey para las legislativas nacionales. La claridad deja ver ahora las internas del heterogéneo mundo “U” para dirimir las legislativas provinciales que promete algunos pistoletazos. (Daniel Avalos)

Los referentes del heterogéneo oficialismo conformado por un mosaico de partidos, agrupamientos y sectores justicialistas y no justicialistas; cada vez piensan menos en desacatarse contra los planes de Urtubey para las legislativas nacionales. En contrapartida, se concentran en planificar cómo imponerse a los “amigos” de una década para hegemonizar la lista de diputados provinciales en la elección de octubre.

Antes de desarrollar lo segundo, detengámonos en lo primero. Digamos entonces que el entorno inmediato del gobernador está seguro de que ningún sector oficialista con presencia institucional y poder territorial se alzará contra un acuerdo electoral que resguarde los intereses de Urtubey, Sáenz y Romero en caso de que éste se concrete.

De allí que sus ocupaciones pasen ahora por encontrar candidatos capaces de entusiasmar al electorado a falta de divos políticos que por carisma, extravagancia discursiva o por provenir del mundo del espectáculo logran un séquito más o menos numeroso entre la ciudadanía. No puede sorprender. Es el resultado de una lógica “U” cuya regla fue descabezar las espigas que sobresalían sobre el resto con el sólo objetivo de que centelleara más la figura del propio gobernador.

El lanzado por ahora es el ministro de Turismo y Cultura, Mariano Ovejero, aunque ello no suponga que el gobierno esté prescindiendo de encuestas cuya característica central es la de medir el nivel de conocimiento, la imagen y la intención de votos de casi todos las figuras de la política local y que incluyen a miembros del oficialismo -Miguel Isa, Andrés Zottos, Santiago Godoy, Sergio Leavy, Gustavo Serralta, José Urtubey, Matías Posadas, Sergio Plaza, David Leiva-, figuras identificadas con el PRO como Guillermo Durand Cornejo y Bettina Romero, e incluso a hombres del entorno del propio Gustavo Sáenz como lo son Pablo Outes, Ricardo Vallada y hasta el propio Matías Canepa.

La búsqueda de candidatos no se agota al ámbito de la política y la gestión provincial. Alcanza también al mundo empresarial. Tampoco puede sorprender en un entorno gubernamental que tomando del macrismo algunos hábitos electorales, cree que suma, y mucho, incorporar a la gestión pública a profesionales del ámbito privado que puedan presentarse como exitosos y estén incontaminados de política. Algunas reuniones protagonizadas por Urtubey primero y Juan Pablo Rodríguez después con miembros de cámaras empresariales, dan verosimilitud a la teoría que hombres y mujeres provenientes de la política denuncian entre los suyos.

El objetivo oficial es uno: conformar una lista de candidatos a diputados nacionales que supere el 40% de los votos en octubre próximo, porcentaje que el Grand Bourg cree factible si en la capital salteña esa fórmula se alza al menos con el 30% de los sufragios. No es poca cosa para un oficialismo con un desgaste de diez años y que ha protagonizado bajas performances en el principal distrito de la provincia: apenas un 18% en las legislativas nacionales del 2013 cuando Rodolfo Urtubey encabezaba la lista de senadores nacional; y 85.203 votos para la boleta que en el 2015 impulsaba a Javier David y Pablo Kosiner: cinco mil menos que lo obtenido por Alfredo Olmedo (90.741) y apenas superior a lo recolectado por Miguel Nanni quien cosechó 82.889 sufragios.

Rodeo fotográfico

Si la ocupación del Grand Bourg está centrada en esa dimensión electoral, ello obedece, decíamos, al hecho de que el peligro de disgregación interna ante el cada vez más explícito acuerdo Urtubey y Sáenz parece haber quedado atrás. La jornada decisiva en ese sentido aconteció el pasado miércoles 8 de marzo cuando en la sala de la presidencia de la Cámara de Diputados, 18 representantes pesados del oficialismo provincial difundieron la foto que ilustra esta nota y en donde abundan las sonrisas desbordantes que, según dijeron, simbolizaban el entusiasmo propio de quienes protagonizaron un juramento esencial: trabajar a destajo por la candidatura presidencial de Juan Manuel Urtubey en el 2019.

La camaradería fotográfica, sin embargo, fue el instante de una película tensa en donde la persona que ocupa el centro de la imagen -el ministro de Gobierno Juan Pablo Rodríguez– fue blanco del encono de muchos y los reproches directos de algunos. Si ahora se sabe un poco más de lo allí ocurrido, ello obedece a la combinación del paso de los días,  cierta resignación e incluso impotencia que hizo porosos el blindaje que en un principio envolvió al encuentro.

Porosidad que permite reconstruir retazos de una reunión a la que el propio Rodríguez llegó con retraso. Si algo quedó claro para los presentes es que el ministro de Gobierno tiene por jefe exclusivo al propio Urtubey y que estaba ahí para dar cuenta de las versiones de eso que Cuarto Poder denominó “frente único” y que por entonces había dejado de ser un simple runruneo. Versiones que lo volvieron blanco del recelo de algunos de los presentes y motivó la pregunta de alguien que indago por qué deberían ellos, eventualmente, trabajar por una candidatura de Guillermo Durand Cornejo.

Rodríguez habría tomado la palabra para decir algo que en la tarde de ese día también declaro Javier David en una entrevista que concedió a FM Aries: desestimar la idea, enfatizar que se trataba de algo que él nunca había declarado y concluir que el rumor era políticamente absurdo porque un candidato como el mencionado hacía  imposible que el propio gobernador capitalizará una victoria de esa naturaleza siendo Durand Cornejo una figura nacionalmente asociada al PRO.

Pero lo que le permitió mostrarse como un verdugo que mide el cuello de los cautivos, fue un reproche cuyas palabras textuales desconocemos aunque el sentido de las mismas fue el siguiente: lamentar el noviazgo entre Urtubey y Macri, enterarse de los episodios apasionados de esa relación vía medios de comunicación y renegar por cómo varios sentían que quedaban demasiados expuestos ante el amorío. Si las fuentes no mintieron, Rodríguez habría recuperado la palabra para aclarar que los allí presentes, incluido él mismo, debían sus puestos al liderazgo y las apuestas políticas del propio Urtubey y aunque -Rodríguez- nada sabía del “frente único” del que todos hablaban, resultaba evidente que la decisión al respecto quedaría en manos del propio gobernador y nadie podría objetarle la facultad de decidir.

Luego vino la foto, las sonrisas desbordantes y el juramento de constituirse en capitanes al servicio de un General que sueña con conquistar un país a partir de un liderazgo provincial que bien podríamos pincelar recurriendo a la figura de una araña: cabeza gigante con extremidades largas y flacas que deben acatar las órdenes de esa cabeza que ha concluido que no tiene chances en el  2019 sin un triunfo importante en Salta durante el 2017.

Reforcemos aquí una conclusión que ya esbozamos hace unas semanas: si Gustavo Sáenz colabora con el objetivo, las distintas extremidades “U” deberán reprimir la tentación de poner zancadillas al candidato que el jefe comunal apoye en la capital provincial en el cargo de senador ejercitando la vieja práctica peronista que increíblemente ya se incorporó entre dirigentes macristas salteños: tragar sapos y simular que el bocado se disfruta.

No se trata de una interpretación descabellada. Sobre todo alcanzando a actores políticos como los mencionados quienes escapando siempre a las derrotas heroicas, suelen evitar las reacciones políticas imprácticas y los arrojos corajudos pero incapaces de cambiar el curso de los acontecimientos. Tienen un espejo en donde mirarse: las inocuos reacciones del radicalismo y ciertas rama menores de Cambiemos para oponerse a lo que la Casa Rosada dispuso como estrategia en distritos como el nuestro.

El duelo

Si los advertidos cumplirán a rajatabla las directivas, es algo que se verá en el futuro inmediato. Lo seguro por ahora es que los berrinches dialécticos se apaciguan y las energías se concentran en acondicionar el terreno con el objeto de encabezar la lista a diputados provinciales por el mismo oficialismo que a diferencia de lo que ocurrirá en la categoría diputados nacionales, deberá enfrentar a los candidatos que Sáenz y el aparato municipal impulsaran decididamente, a los del Partido Obrero que buscarán retener al menos dos bancas y a otras fuerzas que amparándose en el macrismo o el kirchnerismo explicito buscarán dar la sorpresa.

Otra vez la foto de sonrisas desbordantes posee enorme valor analítico. Y es que allí posaron los actores capitalinos que protagonizarán esa disputa que amenazan con ser encarnizada al menos por dos razones: incluye a sectores que se buscan hace tiempo para un enfrentamiento; y del resultado de ese enfrentamiento depende la supervivencia política de los contendientes.

Todos tienen ya algunas certezas: el Grand Bourg impulsará candidatos propios e impugnará la idea de una lista única aduciendo lo que se estila en estos casos: la gente debe seleccionar a los mejores representantes y las PASO constituyen el instrumento ideal para definir nombres y apellidos capitalinos que representen al frente que gobierna la provincia hace diez años.

La decisión echa por tierra la propuesta de Santiago Godoy quien brego por una lista única y sus seguidores no saben bien cómo interpretar la situación: si se trata de un planteo bien intencionado o una maniobra del “urtubeicismo no PJ” para forzar una competencia en la que se siente seguro de poder arrebatar la cabeza de lista al “Indio” en la categoría diputados.

Por lo pronto, se sabe que los criterios empleados por ese urtubeicismo no PJ para seleccionar un candidato fueron explícitos: alguien que provenga de un mundo ajeno a la política, inclinado a un estilo gerencial basado en resultados y poco dispuesto a los excesos retóricos. El preferido es el exfutbolista y actual secretario de Deportes, Sergio Plaza, quien incluso ya fue medido por consultores que aseguran que posee un 38% de conocimiento y una imagen positiva del 28%. “Tiene mucho para crecer” aseguran desde un Grand Bourg confiado en que el ungido puede imponerse en las PASO formando parte de la boleta del Frente Plural que responde a Matías Posadas quien disputará la senaduría provincial.

Al “godoicismo” le preocupa poco el perfil del candidato y mucho la capacidad del gabinete para montar una maquinaria capaz de otorgarle calor popular y territorialidad hasta el más desconocido de los candidatos. “Nosotros somos más aunque disponemos de menos”, confían quienes impulsan una candidatura de Godoy que estaría dispuesto a convocar a viejos dirigentes justicialistas, aceitar el poder territorial en los barrios de la ciudad, apelar a los funcionarios que provienen de tradiciones partidarias e invitar a las camadas jóvenes cuya identificación con el peronismo es producto de la experiencia kirchnerista.

Si todo carece aún de definición, ello obedece a que el propio Godoy no descarta evitar una interna como la que propone el Grand Burg y retener su banca con un espacio propio como ya lo hicieran otros en años anteriores. Los consultados al respecto, aseguran que en las reuniones que el “Indio” mantiene con los suyos enfatiza que Urtubey se equivoca, que la oposición excesivamente amigable que ejercita con Macri no redituó aun beneficios prácticos para la provincia y que el entuerto no colabora con el objetivo del PJ capitalino para repuntar en la capital provincial en donde – como el resto del oficialismo – viene obteniendo magros resultados electorales.

La contienda promete ser apasionada. Fundamentalmente porque salir segundo en internas de este tipo no significa que ese sea el puesto que el precandidato ocupe en la lista final. Y ello porque la ya vigente ley de paridad garantiza a la mujer mejor posicionada de la contienda ocupar el segundo lugar de la lista definitiva si la misma se encuentra encabezada por un hombre. Traduzcamos: un segundo puesto en las PASO significaría para Sergio Plaza o Santiago Godoy, en el mejor de los casos, ocupar el tercer lugar de la fórmula oficial.

Por ahora, es la senadora nacional Cristina Fiore quien picó en punta para lograr para el PRS ese segundo lugar. Lo hace impulsando entre sectores del oficialismo la candidatura de una mujer que varios creían exhumada de la vida política: Susana Pontussi. Si Fiore optará por presentar una lista propia o se aliará a otra fuerza para lograr el mismo objetivo es algo que desconocemos aunque las sumas y restas, los cálculos y las fórmulas, sólo confirman que el oficialismo provincial, de cara a las legislativas salteñas que se avecinan, se parece ya a un gran partido de truco. Uno en donde los jugadores ojean las cartas y las resguardan de las miradas ajenas mientras trata de adivinar con qué números cuenta el adversario.