Pasión, libros y fútbol. En esta nota celebramos al gran humorista argentino, recordando parte de su vida y el gran legado que dejó en la literatura argentina
Sus historias repletas de humor y pelotazos parecen no envejecer nunca. Escritor, humorista gráfico e hincha de Rosario Central, entre sus muchas catalogaciones, el Roberto “el Negro” Fontanarrosa es uno de los autores más entrañables de la literatura argentina, que además de acercar los libros al público más futbolero, acercó el fútbol a los que nunca les interesó mirar ese deporte.
Nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 26 de noviembre de 1944. Antes de cumplir 20 años ya había comenzado a trabajar en la agencia de publicidad de Roberto Reyna, donde conoció al dibujante Alberto Mirtuono, quien fue su jefe durante la creación del inolvidable Boogie el aceitoso.
“Era un flaco desgarbado de silencios absolutos, mirada profunda y poco común. Desde chico tenía una nobleza extraordinaria y un talento sin par. Era uno de esos seres descollantes que no tienen que pensar, porque les sale en forma absolutamente espontánea y sorprendía”, recordó Mirtuono en una oportunidad.
En 1968, el Negro publicó su primer chiste gráfico en el número uno de la revista Boom de Rosario. Dos años después, creó a Boogie: una parodia del agente secreto James Bond, en la que cuenta las aventuras de un prófugo de la justicia y veterano de la Guerra de Vietman que se transforma en un asesino a sueldo, frío y despiadado. Algunos de aquellos capítulos se publicaron en la revista Tinta. «Sé que Boogie me despreciaría mucho, por sudamericano de un país periférico. No entraría dentro de sus amistades», dijo una vez el propio Fontanarrosa sobre su personaje.
En 1972 junto con Caloi, Ian y Lolo Amengual, colaboró en las revistas Hortensias y Satiricón. Ese año es cuando crea al famosísimo gaucho Inodoro Pereyra y a su perro parlante, Mendieta. Con ellos y otros tantos personajes, narra historias que se fueron cristalizando con la figura gauchesca y la idiosincrasia de la pampa argentina. Luego, con la fundación de la revista Mengano, muchos de los colaboradores de Satiricón comienza a trabajar allí y, a partir de 1976, Inodoro Pereyra se publica en el diario Clarín.
Además de su carrera de dibujante y humorista, en 1981 publica su primera novela, Best Seller. Hoy es considerada por muchos como un clásico de la literatura de humor. Al año siguiente editó su primer libro de cuentos, El mundo ha vivido equivocado. Conservando su enorme estilo humorístico, demuestra una vez más su dotes de narrador. En 1984, comenzó a trabajar en la revista Fierro, una de las más prestigiosas de la historieta argentina, donde publicó la serie Cuatro hombres en la cabaña.
En 2004 fue uno de los expositores en el III Congreso Internacional de Lengua Española, donde participó con su ponencia sobre “Las malas palabras”. El rosarino dijo con enorme ironía y humor: “¿Por qué son malas las palabras? ¿Les pegan a las otras? ¿Son malas porque son de mala calidad?”. A partir de ahí comenzó a reflexionar acerca de la intención y sentido que le damos a determinados términos y logró aplausos y carcajadas del auditorio.
El Negro fue distinguido con múltiples premios, entre ellos: Premio Konex en 1992, el Premio Konex de Platino en 1994 y, en 2006, el Senado le otorgó la Mención de Honor “Domingo Faustino Sarmiento”, por su aporte a la cultura argentina. Con 62 años, falleció en su ciudad natal, el 19 de julio de 2007. Ciudadanos, escritores, actores y distintas personalidades de la cultura argentina lo acompañaron en una emotiva despedida.