¡Alerta roja! En el tranquilo pueblo de El Carril, un crimen atroz ha sacudido la paz local: un hombre, cuya mayor hazaña fue presuntamente sustraer un envase con 40 chicles, ha sido acusado de hurto. Sí, leíste bien. Chicles.
Todo comenzó cuando una empleada del drugstore estaba ocupada con labores de mantenimiento y ni se enteró de lo que estaba ocurriendo a pocos metros de ella. Es decir, tan discreta fue la operación que ni las cámaras de seguridad del local –a las que, por supuesto, solo la dueña tiene acceso– pudieron captar el momento exacto en que el sospechoso decidió «apropiarse» de tan codiciado tesoro.
El fiscal penal de Cerrillos, Federico Gabriel Portal, no dejó pasar la oportunidad de imputar provisionalmente al hombre por este gran golpe. Las autoridades, siempre en alerta máxima, encontraron al supuesto delincuente en posesión del temido botín: un recipiente con 40 chicles, valuados en nada más y nada menos que $200 por cada unidad. Así es, porque al parecer, en el drugstore de El Carril los chicles son más caros que una buena comida en otros lugares.
Para agregar más dramatismo al asunto, resulta que el acusado vive en situación de calle, lo que hace que uno se pregunte si el verdadero crimen aquí es haber tenido la osadía de masticar chicle sin pagar. Tras su detención, se hicieron los correspondientes exámenes médicos y se revisaron sus antecedentes penales, porque, claro, el caso amerita semejante despliegue.
Y aunque la empleada no había notado la desaparición de los chicles, la policía se encargó de devolver la justicia al pueblo, regresando el envase robado al lugar de los hechos. Así que, ciudadanos de El Carril, pueden dormir tranquilos: los chicles han vuelto a casa.