En el gabinete provincial ya se procesan los cambios que el 2023 exige. El romerato pide cupo para compensar la derrota de mayo y quien reemplazaría en ese contexto al actual esquema de coordinadores es el ministro de infraestructura Sergio Camacho.

 

Una sórdida disputa, que se resolverá en diciembre, se desarrolla en las colinas del Grand Bourg. Quienes se dicen parte de lo más duro del saencismo han comenzado a sentir el impacto de una crisis que comenzó apenas finalizada la elección del 14 de Mayo, se agravó con el conflicto docente, y que ahora resigna algunos cargos de relevancia en el gabinete. Advierten también las maniobras del romerato por copar espacios de poder para compensar su salida de la municipalidad capitalina.

La candidatura de Pablo Outes a diputado nacional por Unión por la Patria no solamente implica un apoyo explícito de Gustavo Sáenz a su amigo Sergio Massa, sino el inicio de un proceso de oxigenación que podría generar más cambios para afrontar su segundo mandato. El precandidato a Presidente de Unión por la Patria no parece contar con los mejores pronósticos, pero para el mandatario provincial es uno de los funcionarios que más ha colaborado con Salta en este tiempo de crisis.

La contraofensiva del romerato, derrotado sin atenuantes hace dos meses, tiene un mascarón de proa muy definido y es Sergio Camacho, que de Ministro de Infraestructura hoy aspira a ser el Jefe de Gabinete. De perfil prolijo y, según muchos, con capacidad para gestionar en tiempos difíciles, sería la figura que ha elegido Sáenz para unificar una coordinación en un gabinete de accionar muy disperso.

El ministro todavía se reporta ante el senador Juan Romero y habría exigido como condición tener real capacidad para que todos los miembros del gabinete se sometan a sus designios. Quiere eliminar las coordinaciones que hoy están a cargo de Pablo Outes y Nicolás Demitrópulos, y habría sugerido que este último se convierta en el Jefe de Gabinete del intendente electo Emiliano Durand. 

La avanzada romerista no perdona al Coordinador Administrativo el apoyo a Emiliano Durand y ahora busca excluirlo o reducir su poder. En caso de no poder marginarlo, han propuesto que sea el nuevo Secretario General de la Gobernación, dándole un perfil más técnico.

Por supuesto que la obra pública no puede ser sacrificada por el romerato que propone desde diciembre varias soluciones a su conveniencia. Por sugerencias de Bettina se propone como su reemplazo en Infraestructura a María Eugenia Angulo, quien también se postula para reemplazar a Gustavo Carrizo en el Instituto Provincial de la Vivienda cuando éste asuma como senador por el departamento Capital en reemplazo de Durand. No son pocos los que trinan por esta recomendación luego de que Angulo rechazó al saencismo en 2019 para irse con la intendenta y que, durante algún tramo de este mandato, se habría mostrado públicamente crítica con la gestión provincial. También es cierto que los más de 50.000 votos de Bettina ayudaron a que Sáenz triunfara por segunda vez y es hora de pagarles.

Otra versión que corre, sin que nadie la niegue, es la que sostiene que Bettina ingresaría como ministra para acompañar a Sáenz en el segundo mandato. En la intimidad de su equipo consideran que todo dependerá del resultado electoral presidencial. Ella tiene apostadas sus fichas en Horacio Rodríguez Larreta y, de triunfar este, tendría asegurado un puesto de relevancia nacional. Si gana Patricia Bullrich también habría premio consuelo, pero si gana Massa, tendría que aceptar un puesto en el Centro Cívico Grand Bourg, lo que la altera demasiado.

Matías Cánepa tendría asegurado un sillón en la Corte de Justicia de Salta, lo que también se analiza como una baja de los saencistas puros que no tienen un banco de suplentes que autorice especulaciones de quien lo sucederá. El desgaste del funcionario en estos meses lo aleja del Ministerio de Educación y, de concretarse otra renuncia en el máximo tribunal de justicia podría acoger a la Secretaria General de la Gobernación Matilde López Morillo, que por su firmeza no cuenta con la aprobación de Camacho y pide salir porque advierte el peligro.

Camacho parece concentrar el núcleo duro de su próxima jefatura en Roberto Dib Ashur y Ricardo Villada, quienes preservarían sus cargos a pesar de algunas objeciones de los saencistas duros que los cuestionan por la asfixia financiera que padecen casi cotidianamente y por la falta de intervención en los conflictos sociales que se multiplican en este tiempo de crisis.

Con expectativas inversas, es Flavia Royón a quien este grupo le estaría diseñando una cartera ministerial en la que mandaría sobre todo lo que es minería y energía. Ella ruega que gane Massa, pero si es derrotado sabe que tiene que preservar algún espacio de poder y Sáenz se encuentra agradecido con su gestión. Cuenta, como siempre, con el apoyo del Grupo Brito y con la bendición del senador Juan Romero que gravitó en el área minera durante la primera gestión saencista, primero con Ricardo Alonso y luego con ella.

Debajo de esta línea reservada para unos pocos, también se cuecen habas. Todos hacen balance de gestiones propias y ajenas y proponen por whatsapp al gobernador la necesidad de que los promocione o que expulse a algunos ingratos o incompetentes. Serrucho en mano algunos secretarios van medrando los espacios de sus ministros, o preparan valijas exigiendo algún lugar con Emiliano Durand que todavía no armó equipo. La cadena alimenticia del Estado ha comenzado a procesar los cambios que el 2023 exige.