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El Cambalache no termina

Enrique Santos Discépolo murió hace 65 años. Su poesía continúa sonando vigente en una Argentina en la que da lo mismo ser cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.

Es increíble que la persona que escribió “Cambalache”, “Cafetín de Buenos Aires”, “Uno”, “Malevaje”, “Yira yira” y otras letras de tangos inolvidables esté hoy en día tan marginado en el bronce de la cultura argentina. Y si no cree en esta afirmación pregúntese cuántas biografías hay en las vidrieras, cuántos documentales o películas se emiten en las pantallas.

Enrique Santos Discépolo murió el 23 de diciembre de 1951, víctima de un cáncer. Tenía apenas cincuenta años. Dejó una obra que fue actual y al mismo tiempo adelantada a su época. Hoy sigue sonando como si hubiera sido realizada el mes pasado.

Dicsépolo fue víctima de la grieta original entre peronistas y anti peronistas. Fue repudiado y menospreciado por los opositores al gobierno de Perón. El artista comprometido con sus ideas se vio de golpe solo, triste y abandonado, como los personajes de sus tangos.