Una docente de nivel superior de la carrera del Profesorado de Nivel Inicial que se dicta en Santa Victoria Este es acusada por sus estudiantes de homofóbica, xenófoba y maltratadora. Las autoridades no dan respuesta y los denunciantes amenazan con tomar pacíficamente el edificio. (Franco Hessling)

El martes 24 de octubre pasado, estudiantes del Profesorado de Nivel Inicial del ISFD Nº 6050, de Santa Victoria Este, elevaron una notificación a las autoridades de la institución quejándose por las distintas formas de violencia y abuso de poder que sufrieron por parte de la profesora Dora Garnica de Práctica Educativa III. Conforme a lo que consta en la misiva, Garnica sería un compendio de lugares comunes en cuanto a violencia de género, xenofobia y autoritarismo, de hecho se mencionan situaciones puntuales en las que habría vilipendiado a estudiantes, humillando a una encinta en un caso y burlándose de un originario de la etnia chorote, en otro.

La notificación fue receptada por Jorge Chayle, profesor que coordina el ISFD Nº 6050, quien hasta el momento no se expidió al respecto. Las acusaciones contra Garnica van de lo humano a lo profesional, ya que la señalan como una docente confusa, que se desdice constantemente y que no deja claros los criterios de trabajo, evaluación y calificación. El instrumento administrativo, comprenden los denunciantes, es el primer paso de una batalla que anticipan no se resolverá prontamente.

Justamente por eso, en la misiva se ocupan de aclarar que, de no vislumbrar acciones concretas para solucionar el asunto con Garnica, elevaran presentaciones ante autoridades provinciales y judiciales, ya que la docente acusada, en sus diatribas y decisiones, habría pasado por alto algunas leyes mínimas de respeto por la diversidad, contra la discriminación y a favor de una educación lo más universal posible. La gota que colmó el vaso habría sido que la docente expulsó de la clase a una estudiante porque había asistido al aula sin su delantal de uniforme. Desconociendo cualquier espíritu de educación pública, la profesora consideró que tal actitud era una afrenta a la institución y que por eso la alumna debía retirarse. Los y las compañeros/as intercedieron pero Garnica, terca, insistió en expulsarla del aula.

En la enumeración de causas que los y las estudiantes fueron acumulando hasta decidirse a realizar la presentación ante el coordinador, se reseñan vociferaciones homofóbicas contra un alumno, quien también padeció burlas por su procedencia originaria. Aparentemente, Garnica habría apiñado un resentimiento particular con el grupo de denunciantes, quienes aseguran que cuanto más intentaron reestablecer las relaciones con la profesora, más se toparon con su tesón para imponerse de modo autoritario.

La carta recibida por Chayle concluye remarcando: “Solicitamos a usted como responsable de este instituto, que tome las medidas que crea convenientes y necesarias, en razón de que nos sentimos en todo momento, y en especial con estas situaciones, ofendidos como personas, porque antes de ser estudiantes, somos personas y sujetos de derechos, seamos criollos u originarios, creemos que no nos merecemos esta clase de destrato”.

Ante la falta de respuestas del coordinador, quien recibió la carta hace dos semanas, los y las estudiantes se comunicaron con este semanario para que se diera a conocer la situación. Consultados sobre las acciones a tomar en caso de no obtener respuestas en los próximos días, ratificaron su intención de continuar con otras vías administrativas, sin descartar medidas de fuerza. De no prosperar las vías institucionales, barajan la posibilidad de realizar una toma pacífica del establecimiento educativo.

El problema es que los denunciantes pertenecen a un curso avanzado, tercer año, y ven peligrar su posibilidad de recibirse en caso de no destrabar el encono que sienten de parte de Garnica. Ante la falta de respuestas en la institución y lo que podría ser una suerte idéntica en la administración provincial, tienen claro que la medida de acción directa será la única salida para que finalmente se tomen cartas en el asunto.