Es obligación del estado designar todas las docentes.

Por Mily Ibarra

“Hoy, mirando hacia atrás desde mis setenta y dos años, hacia tan lejos, percibo claramente cómo las cuestiones ligadas al lenguaje, a su comprensión, siempre estuvieron presentes en mí”, dijo Paulo Freire.
Su eje central fue, sobre todo, las políticas educativas y en particular las de las clases populares, poniendo énfasis en la cultura popular en los jóvenes, los adultos y las adultas.

Freire,  hizo un registro sobre su preocupación por la educación de niños y niñas dando respuestas al pedido de su sobrina Cristina. Sus relatos en primera persona sobre su infancia, siendo autobiográfico, le acercaron un encuentro consigo mismo. Paulo fue en búsqueda de ofrecer significados y sentidos, no solo para su vida particular, sino para que cualquier educador y educadora se inspire, tampoco se trata de tomar como referencia la propia infancia o la del autor, sino que nos permita un modelo de inspiración, encontrando inicios, similitudes y diferencias. Pero sí es necesario tener la certeza que Paulo Freire amó y vivió por la educación. Esta contribución que nos deja Paulo no es otra cuestión que la de concebir al docente como autor y artesano de sus prácticas, capaz de llevar justas luchas en lo salarial y legitimación en su rol profesional, como lo es la educación en las primeras infancias.

Aquí podríamos hacer una apartado, siguiendo esta línea, situando al educador del nivel inicial como un profesional imprescindible en las infancias. El Jardín de Infantes ofrece un universo de oportunidades, es el derecho a la educación, es obligación del estado garantizar a los niños desde la más temprana edad recibir educación y quienes estén al frente de esa tarea deben ser las educadoras de nivel inicial y es el mismo estado que debe garantizar sus designaciones en todos los territorio en tiempo y forma.

Continuando con esta línea, Paulo Freire hace referencia a la pedagogía de la autonomía, la cual está centrada en otorgar experiencias estimuladoras, basadas en dar la posibilidad de decidir, hacer un ejercicio de la responsabilidad en libertad. Para pensar estas prácticas en las primeras infancias, tenemos que interpelarnos, preguntarnos desde qué lugar nos manifestamos como docente.  ¿Desde qué lugar – posición enseñamos?… Y desde allí tendremos una aproximación sobre el sujeto de aprendizaje, si es que así lo concebimos, como sujeto. En pedagogía de la autonomía Freire nos convoca, a pensar sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y esto de  “ser” autónomo… ¿qué significa esto de la autonomía en las primeras infancias? En principio el ser autónomo no tiene por qué negarse a necesitar de los afectos, manifestar sus emociones, a los otros y a su comunidad. Ser autónomo es  conocer nuestra voluntad, es tomar decisiones, conocer nuestras potencialidades, y hacernos responsable de nuestras decisiones y palabras. Sin embargo ser sujetos independientes implica, separarnos y sin embargo la autonomía no implica separarnos del otro. Por eso, nuestra obligación como educadores es generar, habilitar, crear, dar, otorgar, recibir experiencias que promuevan la construcción de un ser autónomo, responsable capaz de resolver situaciones que se presentan diariamente en nuestra jornada pedagógica. Para esta transformación necesitamos modificar nuestra formas y modos de planificar, atender al contexto, no burocratizar nuestras prácticas, dejar que las preguntas resuenen, que las hipótesis sean parte de otra manera de mirar las situaciones de aprendizajes.

En las experiencias que voy encontrando, en relación con las formas y modos de planificar, me resulta interesante pensar la planificación desde el lugar de la pregunta, las hipótesis, el juego y lo sensorial. Para el inicio del año, propongo como eje «el Aire», luego mediante selecciones de textos, canciones, poemas, propongo  escenarios lúdicos, instalaciones en relación con este eje…a la canción de Alberto Spinetta suelo proponerla, tomando fragmentos “todas las hojas son del viento”, a veces ese fragmento se transforma en pregunta para los niños y niñas…y ligado a lo poético surgen preguntas como estas… ¿Y quién moverá al viento? ¿Todos los vientos son iguales?… ¿quién le habrá puesto el nombre al Zonda?…también me gusta incluir la poesía de Laura Devetach de “Avión que va, Avión que llega”… ¿será que el sol anda detrás del día?… ¿el viento hace volar al avión?… ¿será que el viento trae sus colores? Y esta forma me lleva a observar el paisaje, pensando los colores del otoño mediante la observación… ¿Quien dijo que el otoño es de un solo color?…quizás por eso Freire haya cuidado en alimentar siempre su condición infantil, defendiendo a la educación desde una perspectiva de derechos humanos, “valiente, curiosa, despertadora de la curiosidad, mantenedora de la curiosidad, por eso mismo una educación que, tanto como posible, vaya preservando la niña que usted fue, sin dejar que su madurez la mate”.

Finalmente, amar la infancia implica atreverse a comenzar a vivir nuevamente cada momento; a nacer después de la muerte; a amar después de la muerte de la compañera amada; a nacer nuevamente en el amor después de la muerte del ser amado; a comenzar a amar cuando parece que el amor se acabó, cuando el amor de la vida entera muere y parece que se terminó el amor para el resto de la misma. La infancia llama justamente a comenzar a amar nuevamente, como si nunca hubiésemos amado, como si comenzáramos a amar por primera vez; amor infantil, amor de infancia, infancia del amor. Me gusta, pensar como dice Chiqui González, creadora de espacios…que la Patria es la Infancia y pensar en la infancia es crear espacios, como los son las plazas…los espacios verdes, jugar en las veredas…crear espacios públicos con otras formas de juego. Finalmente, la infancia es, antes de todo, una forma de habitar el presente, de estar enteramente presente en el presente, como si el tiempo fuese solo presente, dando cuerpo al ahora y como si nosotros y nosotras fuésemos solo infancia, como si el futuro fuese apenas otra forma de presente. En la infancia hay poco de pasado y un futuro abierto, indefinido; el tiempo de la infancia es el presente. Freire, niño de conjunciones y conexiones, que lo diga él: “yo creo que el mejor tiempo que usted vive, es hoy”.