Economías hermanas: Lo qué pasó con el dólar

 

En los últimos días Bolivia y Argentina experimentaron un nuevo aumento del precio en el dólar paralelo, aunque por motivos distintos y con gobiernos abiertamente opuestos entre sí, el problema parece ser el mismo.

 

Francisco Freyre

 

La codicia disfrazada de deuda, dividendos y derecho a la propiedad privada viene empujando a la República Argentina y al vecino Estado Plurinacional de Bolivia a una espiral devaluatoria que afecta severamente las economías cotidianas.

Mientras que la explosión del conflicto por el combustible intensificó una crisis política y económica ya existente en Bolivia. De este lado de la frontera el dólar blue y cripto se recalentaron en tan sólo una semana.

Analistas económicos del centro de país afirmaban que un inminente anuncio de nuevos acuerdos y desembolsos del FMI traerían tranquilidad al “mercado”. Las mesas de dinero del Río de la Plata no tuvieron mejor idea que llevar a cabo una devaluación de facto. En apenas 7 días el dólar paralelo paso de estar en torno a los $1250 a sobrepasar los $1317, fomentando así nuevos aumentos en todos los productos atados al dólar, sobre todo el combustible.

Mala escuela

Así como en Estados Unidos se viene especulando con subidas y récords históricos en el sendero económico que eligió Trump, en Argentina copiaron rápido la estrategia de “ir a buscar las posiciones en corto de los pequeños y medianos inversionistas” para posteriormente, comprar mucho más barato.

El salvaje nuevo oeste de la economía global juega una pulseada con los financistas de la campaña de Trump. Mientras que por Twitter se anunciaba una reserva estratégica de criptomonedas y ETFs, la subida no pudo sostenerse ni 24 horas, y corrigió los precios.

Por su parte, Bolivia sufrió un aumento de su dólar blue en torno al 40% en pocos días, moviendo el ojo del huracán hacia la cartera de economía de Arce y presionando sobre el resto de los precios. Siendo Bolivia un país tan estable, que en sus últimas dos décadas no sufrió variaciones visibles en su tipo de cambio y relación con EEUU, la cuestión de la poca disponibilidad de dólar papel viene incrementándose en los últimos 6 meses.

¿Se contagia?

En Argentina, el gobierno de Milei ha intentado contener la devaluación del peso argentino (ARS) mediante la implementación de medidas económicas la competencia de monedas, el control de cambios y la intervención sobre tipo de cambio paralelo. Sin embargo, estas medidas han sido insuficientes para detener la caída del valor del peso, que ha perdido más del 100% de su valor en relación con el dólar (USD) en los últimos dos años.

La situación es aún más crítica en Bolivia, donde el gobierno de Luis Arce ha enfrenta una serie de desafíos económicos, incluyendo una inesperada inflación y un déficit fiscal en aumento. La devaluación del boliviano (BOB) ha sido particularmente pronunciada en los últimos meses, lo que ha llevado a una disminución en el poder adquisitivo de los bolivianos y ha aumentado el costo de los bienes y servicios importados.

Muchos economistas y periodistas bolivianos afirman nunca haber vivido una era de monedas paralelas. Mientras que en Argentina ya van casi 2 décadas de convivencia entre el dólar oficial y el mal llamado “dólar blue”.

La devaluación tiene un impacto directo en Argentina, ha llevado a una disminución en el poder adquisitivo de los consumidores, afectando la capacidad de las familias para acceder a bienes y servicios básicos.

En Bolivia, la devaluación de la última semana la disminución en la capacidad de las empresas para importar insumos, afecta la producción y el empleo. Tal incertidumbre no se vivía desde la época previa a la “pseudo convertibilidad” que atravesó Bolivia décadas atrás.

En este contexto, debería ser fundamental que los gobiernos tomaran medidas para buscar una estabilidad económica. Desde incluir la implementación de políticas económicas más sólidas, fuera de la reducción del déficit fiscal y la implementación de reformas estructurales para mejorar la competitividad de las empresas locales.

Futuros distintos

Hacia fines del 2025, observan fenómenos económicos significativos, con Argentina proyectando un muy generoso crecimiento del 5,7% en 2025, lo que la convertiría en la segunda economía con mayor expansión en el mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Un tipo de cambio oficial que llegue a $1.249 por dólar, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central de la República Argentina.

Una inflación proyectads del 18,7% para 2025, lo que representaría una reducción significativa en comparación con la tasa interanual actual (29%) Así como un superávit fiscal y comercial que esperan que se mantenga, lo que podría sentar las bases para una recuperación más sostenida a largo plazo.

En el caso de Bolivia se proyecta un crecimiento económico del 3,51% para este año según el Proyecto de Presupuesto General del Estado (PGE).

Una inflación al rededor del 7,5% para 2025, una inversión extranjera directa (IED) registrada sobre una entrada neta de 136 millones de dólares en el primer semestre de 2024, lo que refleja un interés creciente en sectores clave. Y un gobierno que promueve el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2021-2025, centrado en la industrialización con sustitución de importaciones y en fortalecer sectores estratégicos como la agricultura y el turismo.