Sin inmutarse, el presidente de la Comisión de Acción Política del P.J. realizó declaraciones más propias de un opositor, que de un conductor de la tropa. Contrasta con los 24 años que lleva como presidente de la Cámara de Diputados disfrutando de las mieles del oficialismo (no importa quién gobierne).
Por A. Bogado
Dos noticias dejaron más desorientados que mono con viento norte a los lectores esta semana. Es que el sempiterno presidente de la Cámara de Diputados Manuel Santiago Godoy, declaró primero que los dos hombres más fuertes de la política salteña, es decir Juan Manuel Urtubey y Juan Carlos Romero, se preparaban para salir segundos. La cosa no terminó ahí, acostumbrado a ser deslenguado sin consecuencias, el Indio se despachó al día siguiente diciendo que como Yarade se bajó, Gustavo Sáenz es el elegido por el propio Juan Manuel para sucederlo como gobernador. Este análisis mucho más propio de un opositor que de cualquier otro, contrasta con los 24 años que lleva Godoy como presidente de la Cámara de Diputados con un ejercicio férreo y asfixiante, lo que jocosamente el suele justificar que “no tiene la culpa de ser oficialista, si los gobiernan cambian”.
Con una caja envidiable en la Cámara, el Indio es además presidente de la Comisión de Acción Política del Partido Justicialista, es decir que cualquiera de todas las cosas que dice con su desenfrenada locuacidad repercute de manera sensible en los asombrados oídos que todavía tienen la paciencia de soportarlo. Desde hace meses se sabía de sus reuniones con gente próxima al Oso Leavy preparando el operativo garrocha sin ruborizarse. Así consiguió que su hijo Lucas marche para delante con su candidatura a diputado nacional, pese a que su papá en los hechos preside el Justicialismo salteño. Como para que no queden dudas de su despegue de Urtubey, el Indio también declaró a voz en cuello que nunca participó del armado nacional del intento presidencial del gobernador, cuando hasta hace poco no había asado ni brindis donde el verborrágico diputado pidiera que se levanten las copas porque un salteño sea presidente.
Extrañamente, durante los doce años de Romero, primero, y de Urtubey después, Godoy recibió todo tipo de apoyo, compartió absolutamente todas las políticas de los dos gobernadores sin que se le mueva un pelo, retaba a ministros y se atrevía esbozar alguna que otra crítica en su intento de parecer menos oficialista. Incluso tiene contratado encubiertamente el servicio de un trabajador de la prensa que le escribe discursos progresistas acordes a las circunstancias. Fue al Consejo de la Magistratura y colocaba a allegados y complacientes seguidores, integró el Jurado de Enjuiciamiento e intervino personalmente en la designación de no pocos jueces; y como si tuviera la cara de teflón, ahora abandona y denosta a Romero y Urtubey pero sigue presidiendo la Cámara, sin siquiera hacer el amague de renunciar. Forma parte del mobiliario televisivo del programa que conduce el dueño de la FM del Carnero (Aries) y durante todos estos años su propietario, lo ponderaba por defender al gobierno, aún en asuntos indefendibles o repugnantes para el ciudadano de a pie. Tanto es así que la extinción electoral del PJ de la Capital se debe a su conducción. En las últimas elecciones no llegó al 6% de los votos (solo se acomodó él) y así y todo continuó en ejercicio de la presidencia.
Si hay alguien que no permitió que “nadie” pueda armar una alternativa o crecer políticamente fue precisamente el Indio, quien con todo tipo de artilugios y mañas, siempre terminó llevando a su redil hasta los más dí$colos, por supuesto que con el abultado presupuesto de la Cámara Baja como zanahoria al burro. Parece que el único caso en que se le escapó la tortuga es con Gustavo Sáenz, una especie de fetiche y permanente objetivo a destruir por parte del presidente de los diputados, un personaje aburrido de quintuplicar en votos al Indio. De allí la furia continua y su única coherencia. A lo largo de los años, el actual intendente fue el enemigo que eligió para intentar esmerilarlo continuamente. Hasta se le atribuye al Indio el haber organizado un asado de festejo cuando Gabriela Cerrano del Partido Obrero, le gana la senaduría y con ello le arrebata la intención reeleccionista. También hay que reconocer que una de sus frustraciones más grandes, es que el ahora candidato a gobernador, siempre lo ignoró e hizo caso omiso de sus continuos ataques.
Por esto y mucho mas es que no extraña que ahora desconozca de pronto a sus mandamases, haciendo uso de una fabulosa desvergüenza y sin acusar recibo de que el cargo que ostenta corresponde a un dirigente de extrema confianza y lealtad.
Luego de su viaje a Europa, el presidente de la Cámara, no tuvo más remedio que dar la cara al gobernador Juan Manuel Urtubey esta semana en finca Las Costas. Los testigos quedaron helados cuando el pre candidato a vicepresidente lo miró fijamente y le señaló en tono de sentencia: «Sos el gran traidor de estas elecciones».
Manuel Santiago Godoy, de coherencia ni hablemos, porque podemos llegar a atragantarnos