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Día de la democracia: 7 medidas de Alfonsín y un discurso histórico

El 10 de Diciembre es el día de la Democracia, conmemorando la fecha en que Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación, restaurándose el estado de derecho luego de la dictadura militar. A 35 años, recordamos un discurso clave y los siete hitos más importantes de su gobierno.

El 10 de diciembre de 1983 el pueblo argentino desbordaba las calles. Un nuevo presidente, electo por el 51.7% de los votos ciudadanos, asumía el cargo después de siete años sin urnas. El hecho, hoy recordada como una fiesta democrática, puso fin a la más cruda dictadura que conoció el país. Por eso y desde ese entonces, cada 10 de diciembre en Argentina celebramos el Día de la Democracia, la misma fecha que las Naciones Unidas festeja el Día de los Derechos Humanos.

En este 2018 se cumplen 35 años de aquel nuevo comienzo, de la mano de Raúl Ricardo Alfonsín. En homenaje a él, y a su legado, recordamos siete medidas que tomó su gobierno.

Juicio a las Juntas

Uno de sus primeros actos, apenas cinco días después de asumir, fue firmar los decretos 157/83 y 158/83, en los que se ordenaba el enjuiciamiento a los miembros de las tres juntas militares que tomaron el poder el 24 de marzo de 1976, y a los dirigentes de las organizaciones armadas ERP y Montoneros. El mismo 15 de diciembre, Alfonsín envió al Congreso un proyecto de ley que declarara nula la ley de autoamnistía (Nº 22.924) dictada por la dictadura cívico militar. Una semana después, este se convirtió en la Ley Nº 23.040, la primera de la nueva etapa democrática. El Juicio a las Juntas se desarrolló entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985. Dado que el tribunal militar se negaba a enjuiciar a sus compañeros se optó por hacerlo en tribunales civiles, lo que representó un hecho inédito a nivel mundial. En el proceso se trataron 281 casos. El 9 de diciembre se dictó la sentencia que condenó a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 y a Orlando Ramón Agosti a 4. El juicio a las juntas militares realizado por un gobierno democrático sigue siendo un hecho sin precedentes, reconocido en todo el mundo.

Creación de la CONADEP

El mismo 15 de diciembre Alfonsín creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), presidida por Ernesto Sabato e intregrada por personalidades como René Favaloro, Marshall Meyer, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández Meijide, entre otras. Este organismo tenía como misión relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones a los derechos humanos para fundar el juicio a las juntas militares. El 20 de septiembre de 1984 la CONADEP presentó su trabajo, el informe titulado Nunca Más. La entrega de este material, que recopilaba y probaba cerca de 9.000 casos de desaparición forzada de personas, al presidente Alfonsín fue presenciada por 70.000 personas.

Plan Austral

En lo relativo a la economía, las recetas neoliberales aplicadas por la dictadura cívico militar habían complicado gravemente la situación del país. Con la esperanza de revertir esto, en febrero de 1985 Alfonsín nombró a Juan Vital Sourrouille como ministro de Economía. Buscaba implementar una política económica que atacara la inflación. El 14 de junio, Alfonsín y Sourrouille anunciaron la puesta en marcha del Plan Austral, un proceso por el que se creaba una nueva moneda, el Austral, se congelaban todos los precios de la economía y se establecía un mecanismo de desagio por el cual se deflactaba los precios quitándoles la inflación que llevaban implícitamente calculada. El Plan Austral se basaba en la idea de que, en una economía de alta inflación durante varias décadas, el único modo de lograr la estabilidad era frenando lo que llamaban “inflación inercial”, es decir, la anticipación de la inflación por parte de los operadores económicos, para después atacar las causas estructurales. El Plan Austral arrojó buenos resultados al comienzo, pero para 1986 la inflación volvió a ascender. En 1988 el gobierno radical intentó un nuevo programa para doblegar el rebrote inflacionario, el Plan Primavera, pero este no lograría evitar la hiperinflación de 1989, que terminaría con la renuncia de Alfonsín y el adelanto de las elecciones.

Lazos con Brasil, Uruguay y Paraguay 

Otra de las transformaciones económicasestructurales que más se destacó fue el comienzo de un proceso de integración económica con Brasil, Uruguay y Paraguay que daría origen al Mercosur. Su política internacional activa, impulsada por el ministro de Relaciones Exteriores, Dante Caputo, tuvo como una de sus prioridades promover el proceso de democratización regional, resolver los conflictos con los países limítrofes y generar mayor capacidad de negociación en la región para que esta se fortaleciera frente a las grandes potencias. Para esto era de suma importancia estimular la integración subregional. Lo que llevó a Alfonsín a impulsar una unión comercial entre Argentina y Brasil, uno de los casos de enfrentamiento internacional más persistentes del mundo hasta esa época. Así, a principios de 1985 el presidente radical propuso al presidente brasileño, Tancredo Neves, iniciar un proceso de integración económica que fue recibida con agrado. Poco después Tancredo Neves murió, pero su sucesor José Sarney adoptó de manera entusiasta el proyecto de integración que se desarrolló vertiginosamente. Durante ese período se firmaron varios tratados que lograron la integración entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Este proceso que puso en marcha Alfonsín y se completaría el 26 de marzo de 1991, con la firma del Tratado de Asunción en el que se constituye el Mercosur es considerado como uno de los puntos más altos y trascendentes de su gobierno.

Tratado de Paz y Amistad con Chile

Otro de los puntos destacables en materia de política internacional fue el Tratado de Paz y Amistad firmado entre Argentina y Chile en 1984, con el que se fijó el límite entre los dos países desde el canal Beagle hasta el pasaje de Drake al sur del cabo de Hornos. Esto resolvió la disputa por las islas por la que las dos naciones habían estado al borde del conflicto armado en diciembre de 1977. Para Alfonsín garantizar la paz con Chile había sido una cuestión prioritaria desde el momento de su asunción. La persistencia del conflicto era un factor de fortalecimiento del militarismo y, por lo tanto, una amenaza inmediata a la reciente democracia argentina. Alfonsín consideró necesario entonces cerrar el conflicto aceptando la propuesta de la Santa Sede, que oficiaba como mediadora. Como primera medida, el presidente radical firmó en la Ciudad del Vaticano, el 23 de enero de 1984, una Declaración Conjunta de Paz y Amistad en la que los dos países se comprometían a alcanzar una solución “justa y honorable” para el conflicto, “siempre y exclusivamente por medios pacíficos”.

Ley de divorcio

Dentro de sus políticas sociales, uno de los principales aportes a la modernización de la legislación fue la Ley de Divorcio Vincular, sancionada el 3 de junio de 1987 en medio de un tenso debate nacional y con la clara oposición de la Iglesia y de los sectores más conservadores de la sociedad. En 1984 Argentina era uno de los pocos países del mundo en el que no existía el derecho al divorcio; en ese momento existían 3.000.000 de personas, un 10 % de la población, separadas de hecho e inhabilitadas para volver a casarse legalmente. La Ley de Divorcio fue considerada por muchos como una nueva libertad.

Patria potestad compartida

En Argentina, la patria potestad compartida había sido establecida en 1949, mediante la reforma constitucional realizada ese año. La derogación de dichas reformas por proclama militar en 1956, y la ratificación de dicha derogación por la Convención Constituyente de 1957, restableció la desigualdad de la mujer frente al hombre por varias décadas más. En 1974 el Congreso volvió a establecer la patria potestad compartida, pero María Estela Martínez de Perón vetó la ley. Los sectores conservadores argumentaban que la unidad de la familia exigía que uno de los cónyuges tuviera el poder de decisión y, por razones culturales y tradicionales, esa facultad era atribuida por la ley al varón. En 1985 el gobierno de Alfonsín restableció la patria potestad compartida mediante la Ley 23.264, un derecho que había sido largamente reclamado por las mujeres.

El Discurso

El día de la asunción, Alfonsín pronuncia esta palabras desde el balcón del Cabildo, ante una multitud que colma la Plaza de Mayo, saludándolo y celebrando el fin de la dictadura. En su breve discurso, Alfonsín llama a restaurar la dignidad del hombre y al trabajo conjunto, y cierra recitando el preámbulo de la Constitución Nacional, que es coreado por la muchedumbre.