Vecinos de calle General Güemes al 1800 aseguran que ya no saben qué hacer para erradicar las alimañas y de una vivienda abandonada y que “la Municipalidad de Salta puso una notificación en la puerta, pero no hay propietario”. Temen contagiarse de dengue.

Mientras suenan todas las alarmas por la proliferación de casos de dengue, en el macrocentro salteño se erige un palacio en el que residen, cómodamente, colonias de mosquitos, ratas, arañas, alacranes y todo tipo de alimañas.

Al menos, así lo aseguran y demuestran con fotos enviadas a la Redacción de Cuarto Poder vecinos de calle General Güemes al 1800, en donde una vivienda abandonada, con una puerta de madera sin cerradura y totalmente carcomida, se ha convertido en la residencia de lujo del temido Aedes Aegypti.

“Nos piden que descacharremos, escuchamos que crecen los casos de dengue y que hay personas muertas y acá no logramos que la Muni nos dé una respuesta”, denunció uno de los vecinos indignados, que asegura que la cantidad de mosquitos en la zona “es impresionante”

En rigor a la verdad, la Municipalidad de Salta sí fue hasta el lugar y colocó sobre la vieja puerta de madera sin cerradura, una notificación para el propietario intimándolo a que se encargue de la selva que tiene en la vivienda. El problema radica en que allí no reside nadie, aunque el número de celular del dueño está escrito en la pared para interesados en adquirir el inmueble.

Los vecinos manifestaron que ya llamaron a fumigadores para sus viviendas, pero que les dijeron que “no servía de nada” mientras no se elimine el foco de infección que se encuentra en la vivienda abandonada.

Desde el Centro Cívico Municipal les explicaron que ellos no pueden ingresar a una propiedad privada por lo que no pueden hacer nada.

“En realidad sí pueden. El número del dueño está escrito en la pared y sino pueden dar intervención urgente a la Justicia para que les permita entrar explicando que es por salud pública; pero no lo hacen. Se suelen quedar con el papelito pegado en la puerta y ya está”, explicó otro vecino de calle Güemes, abogado de profesión.

Así, mientras la solución parece encontrarse al final de un labertinto burocrático, el Palacio de Aedes continúa en pie.