La construcción del Gasoducto del Noreste Argentino despierta expectativas. En la semana un centenar de desempleados se apostaron en la base que la empresa Vertúa posee en Aguaray para pedir trabajo en la obra que debe atravesar 230 kilómetros de suelo salteño para culminar en la provincia de Santa Fe. (Aníbal Roldan)

Los desocupados del norte provincial parecen saber que el contrato entre la empresa y el Estado nacional requiere de mucha mano de obra y durante un periodo de tiempo nada despreciable para quien desee escapar del desempleo. El lunes pasado, unos 120 desocupados se apostaron en la base de operaciones de la empresa Servicios Vertúa y ensayaron un piquete que exigía justamente eso: trabajo. Aunque la intervención policial disuadió a los manifestantes ese día, en varios quedó rondando la sospecha de que asistían al primero de muchos reclamos que se sucederán en el tiempo.

La obra se enmarca en el plan de integración energética entre Bolivia y Argentina que incluye la entrada al país de gas boliviano a través del gasoducto que atravesará Salta, Formosa, Chaco y Santa Fe. Según el pliego de Especificaciones Técnicas Generales que ENARSA elaborara en el 2012 y sirviera de base de las contrataciones, son 4.131 km de cañerías de las cuales 1.448 km son de 24 pulgadas de diámetro. El kilometraje restante empleará cañerías de menor diámetro que servirán para aproximar el gas natural a 83 localidades de las provincias mencionadas y otras como Corrientes y Misiones. Los trabajos también incluyen las instalaciones de superficie que permitan la operación normal y un tendido de fibra óptica que debe correr paralela a todo el tendido del gasoducto.

De Techint a Vertúa

Pensada en el año 2003, la importante obra empezó a marchar en febrero de 2012 cuando ENARSA aprobó el llamado a licitación y una de las cuatro oferentes resultó ser Techint, la multinacional de capitales argentinos que ya estaba designada como proveedora de las cañerías para la misma obra. La situación provocó la reacción de la petrolera estatal que advirtió ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) prácticas monopólicas de hecho. La observación encontró eco y se realizó un nuevo llamado cuyas condiciones incluyeron la construcción del gasoducto por un lado; la provisión de los caños de la obra civil por el otro; y la condición de que ningún oferente podía resultar adjudicatario de más de un tramo.

De ese concurso surgió la empresa Servicios Vertúa que es la encargada de construir los 230 kilómetros que pasan por nuestra provincia. El titular de la empresa, Raúl Vertúa, también conoció otro tipo de notoriedad hace un año cuando la prensa anti K lo asoció con Juan Carlos Relats, el empresario fallecido en diciembre del 2013 y que siempre fue un gran beneficiado por la obra pública. Beneficio que habría trascendido la propia vida de Relats en tanto su empresa fue la verdadera beneficiada del tramo salteño del gasoducto al asociarse para esa licitación con la firma de un Raúl Vertúa, acusada en Neuquén de provocar, en 2006, la quiebra fraudulenta de una empresa de transportes con el sólo objetivo de deshacerse de una firma que poseía muchos empleados. Según La Nación, Vertúa y la familia Relats también se beneficiaron en enero del 2015 de la ampliación del llamado gasoducto Cordillerano. (La Nación, 24/11/14).

Alertas naranjas

Volviendo a lo que ya ocurrió durante la semana y que puede seguir ocurriendo hacia adelante, conviene recordar que el punto de partida del tramo salteño del gasoducto es la planta compresora que existe en Campo Durán, departamento San Martín; desde allí las cañerías bajaran varios kilómetros hacia el sur provincial para luego en dirección sureste y en paralelo a la ruta 81 atravesar el departamento de Rivadavia hasta llegar al límite de la provincia de Formosa. Desde ese punto otra empresa se encargará del segundo tramo que luego deviene en un tercero, cuando a otra empresa le corresponda realizar los trabajos en territorio santafesino.

La planta compresora de Campo Durán es cercana a la ciudad de Aguaray en donde Servicios Vertúa emplazó una base de operaciones. Esa planta es a su vez el extremo sur del gasoducto internacional Juana Azurduy que se terminó de construir en 2011 y que partiendo desde Yacuiba en territorio boliviano finaliza en Campo Durán. Por sus cañerías de 30 pulgadas de diámetro ingresa gas proveniente de Bolivia al Sistema de Transporte Argentino.

La demanda de trabajo de la que ya fue objeto Servicios Vertúa no parece ser, sin embargo, el único inconveniente en el futuro cercano. Y es que los 230 kilómetros de trazado salteño requieren el paso, según el pliego de licitaciones del 2012, por territorios colonizados por empresarios del campo que desde hace un tiempo acorralan con los desmontes a comunidades originarias a las que el proceso de ocupación de la tierra los inclina a cortes de rutas que exigen el respeto de sus territorios o la exigencia de trabajo.

Esas tensiones deberán ser resueltas en lo central por el propio Vertúa. Al menos eso se desprende del ya mencionado pliego de licitación cuya letra incluye en alguna de sus 164 páginas situaciones como las siguientes: la empresa debe encargarse de las Relaciones con las Comunidades y con Pueblos Originarios; gestionar los permisos de cruces especiales del gasoducto (rutas nacionales y provinciales, ferrocarriles, etc.), mientras los 48 permisos de paso por propiedades privadas salteñas recaerán en ENARSA aunque esto no invalidará la obligación de Vertúa de pagar los terrenos privados que deban adquirirse para la obra; o en caso de que el propietario del predio se negara a vender los terrenos afectados, será la contratista quien deberá presentar ante ENARSA una constancia fehaciente y fundada de dicha negativa para que analice si corresponde constituir servidumbres sobre dichos predios cuyo canon recaerá en la empresa.

El recurso jurídico que allana el uso de un terreno particular en nombre del bien común, es sin embargo un recurso al que ENARSA prefiere no llegar porque la prioridad es que las tareas no se interrumpan una vez iniciadas. De allí que en el mismo pliego se especifica que la contratista debe acceder a todos los “requerimientos razonables de los propietarios u ocupantes de los terrenos a atravesar, a fin de reducir las interferencias que originen las operaciones de construcción con las labores o usos normales de los campos que se atraviesen”.

Todos aspectos que recién ahora empiezan a visualizarse por la sencilla razón de que recién en febrero de este año se firmaron los convenios de inicio de obra que ahora Vertúa empieza a poner en marcha.