María Eugenia Vidal contraatacó con dureza a los docentes bonaerenses: les prometió descontar los días de paro. Así quiso mostrar a los gremios que existe poco margen para mejorar la oferta salarial.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires descontará los días sin trabajar a los maestros que hagan paro el 6 de marzo próximo. No devolverá el dinero una vez depuesta la protesta, advirtió con insistencia, tras el fracaso de la primera negociación con los líderes de los sindicatos docentes.
Fue una respuesta casi visceral ante el categórico rechazo de los gremios a la propuesta de aumento del 18% en cuatro cuotas a ajustarse según la inflación que realizó el equipo de María Eugenia Vidal. De este modo, el gobierno bonaerense y los gremios docentes mostraron ayer sus armas en el comienzo de una negociación que hoy asoma como un conflicto ineludible.
Vidal ya cerró una suba del 18% con la mayoría de los gremios estatales. Incluso, el gobierno nacional quiere poner ese acuerdo como un modelo para todo el país. «La mayor parte de los gremios, que son 36, aceptaron esta propuesta y la firmaron. Es difícil entender por qué no nos podemos poner de acuerdo con el gremio docente, si los trabajadores no están perdiendo, salvo que haya cuestiones políticas», apuntó la gobernadora. La frase, deslizada como al pasar, es gravitante en este año electoral.
El gobierno adjudica a Roberto Baradel, líder del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Provincia de Buenos Aires (Suteba) y afín a Nuevo Encuentro, una finalidad política para favorecer las aspiraciones del kirchnerismo en las próximas elecciones legislativas, con un escenario de conflicto.
Los gremios, en tanto, dejaron atrás la tregua del año pasado que permitió a Vidal un comienzo de clases sin conflictos y esta vez mostraron los dientes. La oferta de ayer fue considerada inadmisible e inaceptable no sólo por el Suteba, sino también por la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB). Juntos, ambos representan a poco menos de la mitad de los 280.000 maestros provinciales.
La FEB remarcó que «con una proyección inflacionaria del 21% para este año comenzaríamos el año perdiendo parte del poder adquisitivo». El gobierno responde que el 18% es el piso y no el techo del aumento. La suba se actualizará según la inflación por medio de una cláusula gatillo. Los gremios docentes aspiran a un 35% de suba y descreen de la cláusula gatillo.
Pero no sólo estos gremios se aprestan a dar pelea. La CTA bonaerense convocó para hoy a una conferencia de prensa para anunciar medidas de fuerza de un sector de estatales que no cerró con el gobierno de Vidal.
Otros sindicatos, como los de Salud (Cicop), ya convocaron a paro.
El acuerdo con los docentes, que representan casi la mitad de los 600.000 trabajadores del Estado bonaerense, es vital, ya que definirá un escenario de conflicto o de paz social en el inicio del año escolar.
Los docentes tienen quizá la mayor visibilidad. Una huelga en el comienzo de clases desgasta a cualquier gobernador, dado que se traslada el conflicto al seno de las familias. «Esperemos llegar al mejor acuerdo y que en un año electoral la política no se meta en el medio», rogó Vidal. «Ojalá -prosiguió- que los adultos pongamos a los chicos en primer lugar.»
La gobernadora no se sentó ayer a la mesa con los gremios. En su representación estuvieron el subsecretario de Coordinación Económica, Daniel Bonari; el subsecretario de Trabajo, Mariano Muñoz, y el subsecretario de Política Docente y Gestión Territorial, Manuel Vidal. Juntos deberán elaborar una nueva propuesta para destrabar el conflicto. Cuando falta un mes para el inicio de clases, aún no hay una nueva fecha de convocatoria a paritarias.
Fuente: La Nación