El intendente le condonó deuda al Estado Nacional para efectivizar la transferencia de la Palúdica. No se publicó de cuánto fue el perdón, pero sí que la funcionaria que centralizará el traspaso se caracterizó por migrar políticamente de una fuerza a otra. (Franco Hessling)

Hace pocas semanas, la condonación que hizo el Gobierno nacional por su gestión del Correo Argentino a Franco Macri, padre del presidente, causó enorme revuelo. En el plano provincial, el acuerdo sellado entre el Ejecutivo y la empresa Eco Desarrollo que explota los terrenos de Salta Forestal, incluyó indultos a la familia Olmedo, aquella que dio luz al diputado nacional por Salta Somos Todos, Alfredo hijo. Acaso esmerado por trascender el plano doméstico, el intendente Gustavo Sáenz no quiso ser menos que sus pares nacional y provincial (Mauricio Macri y Juan Manuel Urtubey), y realizó la suya: “condonar la deuda que mantiene el Estado Nacional”, en su carácter de propietario del inmueble, “con la Municipalidad de Salta”.

En honor a la verdad, la decisión fue tomada de forma unilateral por Sáenz, quien echó mano a una ordenanza ad referendum, lo que en el presidente se conocen como DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia). Se dio de esa forma porque todo el traspaso de la propiedad del edificio, por la que el intendente cantor hizo tantas efusiones públicas, se dio cuando pocos podían intervenir: entre las últimas dos semanas de diciembre y las primeras semanas de febrero, durante el receso del Concejo Deliberante. Los legisladores deberán refrendar la Ordenanza Ad Referéndum 15.246, firmada por el intendente y su secretario de Gobierno, Luis María García Salado, el 10 de febrero último.

Explícitamente, en uno de sus considerandos, la normativa plantea que “los gastos que demande la transferencia serán a cargo de la Municipalidad, debiendo ésta condonar toda deuda que mantenga con la misma el Estado Nacional, en su carácter de propietario del inmueble”. Si los concejales votan a favor, refrendarán la decisión de Sáenz sobre perdonarle toda deuda al Estado Nacional hoy conducido por la alianza Cambiemos. Ello a costa de cumplir con la imperiosa necesidad de atender una urgencia cultural latente que subsanará la liviandad de los tiempos posmodernos aportando a revitalizar la saludable integridad identitaria que todo salteño tradicionalista y de buenas costumbres tiene que defender a ultranza: se condona deuda para poner en pie el “Museo Nacional del Folclore” (zamba y chacarera, poncho y violín).

¿Cuánto?

Caída la idea de que la transferencia de la Palúdica y su metamorfosis en museo musical será gratuita, cabe preguntarse: ¿de cuánto es la deuda que el Estado Nacional mantiene con el municipio por el edificio de la Palúdica? O, puesto en otros términos, si el Concejo le aprueba la ad referendum a Sáenz, ¿a qué monto está renunciando la Municipalidad?

Acceder a dicho dato no resulta tan sencillo como prometía la “modernización” que el excandidato a vicepresidente le imprimiría a su gestión municipal. Su declamación en favor de la transparencia como uno de los ejes del vivado “cambio” pervive sólo en el recuerdo de los memoriosos que no olvidan las promesas de campaña. La Ordenanza 15.246 fue publicada en la edición del 23 de febrero del Boletín Oficial del Gobierno municipal, aunque sin especificar montos ni añadir documentación anexa. Una sucinta norma que aprueba la transferencia y avala la condonación de la deuda como parte del acuerdo para que la Palúdica quede en manos de la Municipalidad.

Ni esta ordenanza ad referéndum ni la propia Ley Nacional 23.336, aprobada el 23 de noviembre y promulgada el 22 de diciembre del año pasado, establecen cuál es el monto que el Estado Nacional le debía al municipio y que quedó condonado por anuencia del intendente Sáenz. Es decir, no se informó cuánto se está “pagando” para que la Nación acceda a ceder el establecimiento céntrico de la ciudad capitalina.

¿Cuánto? II

El 22 de febrero último, mediante el decreto 158, el Ejecutivo comunal resolvió que Carmen Emilce Raquel Maury sería la responsable de llevar adelante “todas las diligencias y/o actos vinculados a la recepción del inmueble y el cumplimiento de los cargos fijados en la Ley 23.336”, que aborda la cuestión de la transferencia del establecimiento. La funcionaria, de quien se aclara que no percibirá remuneración extra por esta carga, es la actual subsecretaria de Modernización y Financiamiento.

Cuarto Poder se contactó con Maury para consultarle el detalle de la condonación que el Municipio pretende hacerle al Estado Nacional -falta la ratificación del Concejo, tiene 45 días para tratar la ordenanza ad referéndum. La abogada explicó que esas cláusulas tienen más una cuota de formalidad que una relevancia económica, se incorpora la condonación en la transferencia para que haya menos demoras en el papelerío requerido. Pese a las repreguntas, la funcionaria omitió especificar el monto de la deuda condonada.

“Esa ordenanza (por la ad referéndum) es básicamente para que la Nación no tenga ninguna responsabilidad en cuanto a los gastos que a la Municipalidad le implique la transferencia del inmueble, no porque existiera deuda”, expresó Maury aunque no pudo confirmar que efectivamente no hubiese deuda del Estado Nacional con el municipio salteño, su respuesta fue conceptual, no específica.

De hecho, si se ciñe el prisma a la letra, la mentada ordenanza 15.246 no deja lugar a dudas en cuanto a la existencia de una deuda. Cierto es que no especifica guarismos, pero el artículo segundo dice textualmente: “Condonar la deuda que mantiene el Estado Nacional con la Municipalidad de Salta, en su carácter de propietario del inmueble”. El lenguaje puede ser ambiguo, el discurso jurídico también, igualmente está claro que tal artículo asume por existente una deuda, no apela a la enunciación potencial. A esta altura de la discusión, el silencio de Maury sirvió para que reconociera definitivamente que no podía asegurar que no hubiera deuda.

¿Quién?

De acuerdo a los comentarios manados desde el entorno del emponchado excandidato a vicepresidente de Sergio Massa, Maury no es una figura menor. Junto a su marido serían unos de los nexos para que el tigrense pensara en el provinciano “Gussstavo” como compañero de fórmula. Germán Voss y Emilce Maury, tienen un recorrido político que los acerca al ala disruptiva de aquel kirchnerismo gobernante.

Voss trabajó en la Anses (Administración Nacional de la Seguridad Social) en tiempos en los que tal repartición estaba conducida por Massa; además fue candidato en Cafayate del entonces oficialismo apoyado por Diego Bossio, otro kirchnerista disruptivo que comandó la Anses. Finalmente rompió filas y se unió al proyecto massista del Frente Renovador, que en 2015 se alió con José Manuel De La Sota de Córdoba y formaron UNA (Unidos por una Nueva Argentina) para competir por la presidencia. Voss fue parte de los que jugaron para el cambio.

Lo que podría sonar a presunción se certifica con la carrera política de su esposa, que hoy forma parte del gabinete de la gestión municipal. Maury, en 2015 fue candidata a diputada nacional en segundo término, acompañando al latifundista Alfredo Olmedo (h), quien finalmente consiguió un escaño en el Congreso. Rastreando un poco más los antecedentes de la abogada, se concluye que su carrera política no empezó en los últimos tiempos ni está subyugada exclusivamente a los movimientos de su consorte.

En Buenos Aires, Maury compartió boleta con Martín Redrado, también buscando la diputación nacional; fue en 2011 -cuando Voss era de los kirchneristas enfebrecidos-, dentro del partido Unidad Popular, que presentó la fórmula presidencial Eduardo Duhalde (expresidente interino)-Mario Das Neves (exgobernador de Chubut).

¿Cómo?

Volvamos a la cuestión del inmueble. El municipio pretende convertir un edificio sanitario, con dependencias de relevancia como la de epidemiología, en un museo que le rinde culto a la más acartonada tradición patricia de los criollos decimonónicos. Para tal fin, se apela a la subsecretaria de Modernización, vaya paradoja.

Conclúyase el artículo con un planteamiento hipotético, que permita desprenderse un poco del dato objetivo. Hágase de cuenta que el intendente Sáenz recapacita súbitamente y decide sostener la transferencia del edificio pero pujar por darle otro fin: distinto al que tiene -empeñado en imprimirle impronta propia-, y también distinto al que pensó en primera instancia. Ni Palúdica ni museo, ¿qué hacemos?

Ramón Gerardo Vaso, presidente desde hace cuatro años de la Asociación de Taximetristas (Atasa), es un tipo inquieto y entusiasta, puntilloso a raja tabla. En su Fiat Uno puesto a disposición del trabajo al volante, lleva copias de las constituciones nacional y provincial, fuente permanente de consulta para la importancia que le otorga a lo legal y lo ilegal. Se asesora para elaborar proyectos y hacer planteos, redacta notas y solicita audiencias. Está convencido sobre la importancia de pelear por lo público desde una activa participación cívica. En esos afanes es que allá por finales de septiembre de 2.008 le presentó al gobernador de la Provincia, un debutante Urtubey, un diagnóstico de la situación de los ancianos acompañado por la sugerencia de construir un Hospital-Clínica Gerontológica. Con suma humildad, Vaso considera que el edificio de la Palúdica podría utilizarse para tal proyecto, se lo ofrece a Sáenz. Plebiscítese su gestión: ¿hospital gerontológico o museo decimonónico?