Basado en un programa educativo que aspiraba a formar un ideal humano, coincide a su vez con la incipiente Modernidad.
Andrea Sztychmasjter
Inició en algunas comunas del norte de Italia en el siglo XIV y se extendió varios siglos. Se propuso en gran medida restaurar el ideal de la cultura clásica griega y latina a través del estudio exhaustivo y la imitación de los grandes escritores grecolatinos. Se produjo paralelamente con el Humanismo que fue la base de una cultura general. Basado en un programa educativo que aspiraba a formar un ideal humano, coincide a su vez con la incipiente Modernidad.
Entre los procesos sociales y culturales que confluyeron en la conformación del Renacimiento, encontramos: el paso de feudalismo medieval al naciente capitalismo; de la cristiandad medieval a la Reforma y contrarreforma; la disgregación de orden feudal a la concentración en el Estado Moderno: de la vida rural a la urbana.
Los artistas y humanistas admiraban la Antigüedad clásica y la imitaban, pero también van más allá en el campo del pensamiento y del arte, proponiendo construcciones nunca vistas.
En este periodo, la fragmentaria sociedad feudal de la edad media, caracterizada por una economía básicamente agrícola y una vida cultural e intelectual dominada por la Iglesia, se transformó en una sociedad dominada progresivamente por instituciones políticas centralizadas, con una economía urbana y mercantil, en la que se desarrolló el mecenazgo de la educación, de las artes y de la música.
La edad media no acabó de forma repentina. La recuperación y estudio de los clásicos originó la aparición de nuevas disciplinas -filología clásica, arqueología, numismática y epigrafía- y afectó críticamente al desarrollo de las ya existentes. En el campo de las bellas artes la ruptura decisiva con la tradición medieval tuvo lugar en Florencia en torno a 1420, cuando el arte renacentista alcanzó el concepto científico de perspectiva lineal que hizo posible representar el espacio tridimensional de forma convincente en una superficie plana. El concepto racional de belleza se patentiza en la armonía y el ritmo matemático de la composición. Surge el género del retrato, muestra de ello es la emblemática obra de Leonardo Da Vencí, La Gioconda.
La ideología epocal estará signada por la belleza efímera, el goce presente, el locus amoenus, que expresan una actitud evasiva y nostálgica de una cultura urbana que añora como postura ideal una naturaleza idílica, artificial e idealizada.
En la literatura del Renacimiento, el escritor erudito muestra una rigurosa formación filológica y lee los textos antiguos en latín. Redescubrimiento e innovación de géneros del clasicismo grecolatino, como la pastoral que se da en el teatro, la novela y la poesía, que exponen la queja amorosa de un pastor idealizado en un paisaje bucólico. La poesía se sirve de patrones métricos estrictos. El tipo de composición más célebre de la época es el soneto, forma poética compuesta por 14 versos endecasílabos distribuidos en 4 estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. Cultivado por los poetas del doce still nuovo, en el siglo XIV, su empleo alcanza gran maestría con Dante Alighien. No obstante el sonetista más importante de la centuria es Francesco Petrarca.
Dirá Hauser que con la venida del Renacimiento se realiza un cambio sólo en el sentido de que el simbolismo metafísico se debilita y el propósito del artista se reduce de manera cada vez más resuelta y consciente a la representación del mundo sensible. A medida que la sociedad y la economía se liberan de las cadenas de la doctrina de la Iglesia, el arte se vuelve también con rapidez progresiva hacia la realidad. Pero el naturalismo no es una novedad del Renacimiento, como no lo es tampoco la economía de lucro. El arte del Renacimiento no detiene al espectador ante ningún detalle, no le consiente separar del conjunto de la representación ninguno de los elementos, sino que le obliga más bien a abarcar simultáneamente todas las partes.
Según Hauser el público del arte del Renacimiento está compuesto por la burguesía ciudadana y por la sociedad de las cortes principescas. La corriente, artística ciudadano-burguesa y la romántico-caballeresca están mezcladas de tal suerte que incluso un arte tan completamente burgués como el florentino adopta un carácter más o menos cortesano. El naturalismo que representa la tendencia artística fundamental del siglo, cambia repentinamente su orientación según las evoluciones sociales. El gusto por lo individual, por lo característico y lo curioso ocupa ahora por primera vez el primer plano. Ahora surge la idea de una imagen del mundo compuesta por pequeños hechos reales. Los episodios de la vida cotidiana burguesa (escenas de la calle e interiores, escenas de dormitorio en los días del puerperio y escenas de esponsales, etc) son los temas del nuevo arte naturalista
El Renacimiento no fue una cultura de tenderos y artesanos, ni tampoco la cultura de una burguesía adinerada y medianamente culta, sino, por el contrario, el patrimonio celosamente guardado de una elite antipopular y empapada de cultura latina. Participaban en él principalmente las clases adheridas al movimiento humanístico y neoplatónico, las cuales constituían una intelectualidad tan uniforme y homogénea como, por ejemplo, no lo había sido nunca el clero en conjunto. Las creaciones decisivas del arte estaban destinadas a este círculo.