Los sabuesos de Fiscalización de la flamante intendenta Titi Romero han sido lanzados a las calles de la ciudad de Salta, con el único fin de cazar desprevenidos conductores negados a tributar para la corona. De prevención de accidentes, ni hablar…

En vez de trabajar denodadamente y con preocupación con la finalidad de»prevenir» los recurrentes accidentes de tránsito salteños, la orden de la superioridad municipal apunta a que los agentes bajo el mando del ex jefe de policía «Gil»Pereyra, realicen procedimientos en zonas claves de la ciudad, en la que se captan a conductores desprevenidos (sin chance de tomar una calle alternativa, para huir de los zorros).

Sin dimensionar el peligro de estos cazabobos que se instalan realizando un despliegue que incluye autos, motos, camionetas de Tránsito, además del organismo de recaudación municipal; se colocan agazapados por ejemplo, sobre la avenida Arenales (antes de la rotonda que lleva hacia calle Sarmiento). Un sector sin dársena y difícil estacionamiento.

Es así que los automovilistas que proceden de Avenida Bolivia para tomar girando hacia Avenida Arenales, se topan de golpe y sin aviso previo con una especie de embudo, frente al cual deben reaccionar rápidamente para evitar los temidos choques en cadena.

A los controladores, no les importa los accidentes que pudieran provocar con semejantes dispositivos, tampoco si ceden el paso en las rotondas, mucho menos si llevan las luces bajas encendidas como corresponde; solo se abalanzan sobre los automóviles para que los y las empleadas de «Fiscalización» controlen si los autos tienen los impuestos al día, y de paso.. si podemos hacerles alguna multita mejor.

De nada sirve el llanterío de los conductores a la hora de ser sancionados. Aplican toda la fuerza de la ley porque la orden es RECAUDAR, aunque se trate de rebeldes que se niegan a pagar impuestos hasta que no comiencen a tapar los interminables baches de la ciudad, cambia los focos de los semáforos que funcionan tuertos o directamente no funcionan, pintar las sendas peatonales, entre otras falencias que transforman al Municipio en EL GRAN DEUDOR del los vecinos.