Martín Miguel Güemes Arruabarrena
Pablo Latorre nació en Salta, en 1788, ingresado a la carrera militar en el Virreinato del Río de la Plata, tuvo su bautismo de fuego en las invasiones inglesas (1806 – 1807), en el Regimiento Arribeños. Luego de la Defensa y Reconquista de Buenos Aires, vuelve a la Intendencia de Salta del Tucumán (su tierra natal). Apoya la Revolución de Mayo. En 1811 revista en el Ejército del Norte, con el grado de ayudante mayor graduado de capitán de milicias. Actúa bajo las órdenes de Saavedra, Pueyrredón, Belgrano y San Martín. Es ascendido a capitán con el grado de coronel del regimiento de Dragones de la Milicia Patriótica de Salta. Bajo la conducción de Güemes, jefe de la Vanguardia designado por San Martín, ejercía el mando de tropa entre Cobos y Campo Santo. Durante la invasión de Pezuela, ocupó Jujuy, en agosto de 1814. Combatió victoriosamente en La Tablada y en el Bañado (Jujuy). Fue nombrado ayudante mayor de la plaza de Salta, y se le encomendó la organización de los Infernales (cuerpo de elite del ejército de milicias gauchas). Fue nombrado comandante del Escuadrón Infernales (27.10.1815). Participa en la resistencia victoriosa sobre cinco invasiones realistas (1815 – 1821). Güemes, en su calidad de General en Jefe del Ejército de Observación del Perú, le otorga el grado de Coronel Mayor (General), por sus méritos guerreros. Asesinado Güemes (1821), encabezó la resistencia de la Patria Vieja (movimiento Güemesiano). Mediante una rebelión gaucha junto a Macacha Güemes, destituye al Cnel. Antonino Fernández Cornejo designado Gobernador por la Patria Nueva–partido antigüemesiano- legitimidad que le permitió firmar el indigno armisticio con el General Pedro Antonio de Olañeta, jefe de la Vanguardia Realista (así lo califico San Martín). Asume – Latorre–como Gobernador interinamente, ocupando el cargo entre el 22.09.1821 y el 1.01.1822, fecha en la cual es reemplazado por el General José Ignacio Gorriti. Hombre de conciliación entre la Patria Vieja y la Patria Nueva. Las tensiones, nacidas de temperamentos disimiles, agitan el alma de los dos patriotas. Gorriti es prudente y diplomático, La Torre apasionado. Ambos son parte del partido de la Patria Vieja. Integrado por criollos y gauchos, distanciados de los patriotas nuevos.
Los pudientes salteños, jujeños, tucumanos, nunca le perdonaron a Latorre esta rebeldía política y militar contra la Patria Nueva, esta lucha independentista de la Patria Vieja; esta conducción militar que ejerció sobre los humildes gauchos que permanecían leales al Caudillo de la Epopeya de la Guerra de Milicias Gauchas, padre de los pobres.
En tiempos de guerras civiles
Terminada la guerra de la independencia, en el choque guerrero entre centralistas porteños, unitarios provincianos y federales, Latorre en columna con estos últimos. Proyectando el autonomismo de tiempos de Güemes, al federalismo regional de tiempos de Rosas. Acompaña a todos los jefes federales norteños, apoyándolos con las milicias salteñas. De las cuales era jefe natural. Después de Oncativo, derrotado Quiroga por el manco Paz, los unitarios salteños con apoyo militar del cordobés, instalan en el poder provincial al General Rudecindo Alvarado. Latorre busca protección del Caudillo santiagueño Felipe Ibarra, luego se retira a Santa Fe, donde Estanislao López lo asila. Marcha nuevamente al Norte, bajo las órdenes de Juan Facundo Quiroga, venciendo a Lamadrid en la batalla de La Ciudadela, en Tucumán, el 4 de Noviembre de 1831. La derrota unitaria, produce el exilio de los unitarios salteños. También, de los principistas federales, tales los Gorriti, los Puch, los Güemes. Se dividen aguas, entre rosistas y antirosistas. La tradición salteña, su historiografía oficial, toma partido contra Rosas.
En esta situación, en 1832, asume el Gobierno de Salta el Coronel Mayor Pablo Latorre. Presos Paz, derrotado Lamadrid, el orden y la calma se extienden por el país de los argentinos. Rosas deja el mando, y emprende la expedición al Desierto. Asume el Gobierno Balcarce, en Buenos Aires, son años de trabajo, paz y prosperidad.
La situación federal en el Norte, es la siguiente: “Latorre en Salta, Heredia en Tucumán y Felipe Ibarra en Santiago del Estero (apoyan a Rosas)… Correlativamente, en Jujuy se trabajaba para separarse de Salta, a la que pertenecía administrativa y políticamente.”. Esta actitud jujeña, autocalificada de federal por sus promotores, era instigada por los unitarios cosmopolitas, montados sobre el localismo provinciano. Los porteños, los portuarios, directa o indirectamente servían a los intereses Británicos, dado el plan denunciando por Manuel Moreno en Londres, maléfica intriga promovida por Rivadavia en Europa, con cómplices en nuestra Patria. El objetivo del Plan, es asesinar a los Caudillos del Interior, es decir: Latorre, Quiroga, Heredia, tal como hicieran con Dorrego, fusilado en 1828, por instigación de los hombres de la “civilización” contra la barbarie. Latorre entre tantos movimientos conspirativos, logra desbaratar las sublevaciones encabezadas por los Puch y los Gorriti (autonomistas salteños, de buenas intenciones, y miopía nacional). La zona de Pulares es testigo de esos choques, de los combates librados. El plan denunciado por Moreno está en plena ejecución. Se producen enconos irremediables entre Heredia y Latorre. La excusa: el asilo en Tucumán del Cnel. Pablo Alemán, enemigo de Latorre. El apoyo de este a Javier López, contrario a Heredia. A punto de chocar el ejército tucumano y el salteño, al mando de Heredia y Latorre respectivamente, se pronuncia contra el Gobernador legítimo – Latorre – el Cnel. José María Fascio que conduce tropas jujeñas, en conexión con los complotados salteños, se presume apoyados por el Mariscal Santa Cruz (No olvidemos que ambos – Santa Cruz y Fascio – combatieron del lado Realista en la guerra por la independencia). Quiroga es enviado por Rosas a mediar en el conflicto salteño – tucumano, no llega a tiempo … el riojano va en coche hacia la muerte… rumbo a Barranca Yaco, donde una partida al mando de Santos Pérez, acabara con el Tigre de los Llanos.
Los últimos tiempos de la víctima
Latorre al conocer la sublevación y declaración de “independencia” proclamada por los jujeños, retrocede para someter a Fascio. Mientras Latorre va en busca de Fascio, el Cabildo de Salta reconoce la autonomía de Jujuy, depone a Latorre y designa al coronel José Antonino Fernández Cornejo como nuevo gobernador (igual a lo sucedido con Güemes en 1821, en su conflicto con Aráoz, y Manuel Eduardo Arias). Son los mismos protagonistas e intereses lugareños (los pudientes), y centralistas (rivadavianos), los que pergeñan el asesinato de ambos Caudillos militares.
Latorre se encuentra con las tropas jujeñas en el campo de Castañares (19.12.1834), se suceden varias escaramuzas, un ardid traidor del Cnel. Mariano Santibáñez que conducía a los sediciosos jujeños, logra herirlo y tomarlo prisionero, “añadiendo la perfidia al crimen contra la autoridad y orden público”. Podemos leer en el informe del ex gobernador Miguel Otero, en expediente judicial que iniciara Rosaura Latorre (h), el trágico desenlace: “(…) bajo el pretexto de que la Torre trataba de hacer una revolución… dispararon en alta noche algunos tiros, y acto continuo entraron cuatro soldados con fusil y un oficial o cabo, a la prisión de La Torre, que se hallaba en su lecho herido y con una barra de grillos y que al verlos les pidió que le permitiesen confesarse, dándole por contestación cuatro tiros y botándolo del balcón a la plaza, en donde los demagogos enfurecidos lo arrastraron por el suelo: llenando de improperios al cadáver, el cual fue conducido de día claro por esa chusma cantándole por burla en algazara “Gori, Gori”, hasta el atrio de San Francisco. Este nefando crimen se cometió en el mes de Diciembre de 1834… “. El primer gobernador autonomista de Salta – Güemes – al morir tenía 36 años, el primer Gobernador federal de Salta – Latorre–¡46 años! En Salta, ningún busto, ni pueblo, lo recuerda. Olvidar también es tener memoria.