Coronel Cornelio Saavedra: El jefe patricio del 25 de mayo

En los últimos tiempos, mucho se ha escrito sobre los inmigrantes bolivianos, sobre la asistencia sanitaria en nuestro país, y poco sobre los lazos históricos que nos unen al Alto Perú. Por ello, voy a evocar a nuestro primer mandatario criollo, y a su contrincante político: Mariano Moreno. ¿Que los une, y que los separa?

El potosino Cornelio Saavedra, nace el 15.09.1759 en el Alto Perú, en la provincia de Linares, en la Hacienda de Fombera, bautizado en la Iglesia de Santa Ana de Otuyo, el 16.09.1759, en tierras de argentum (Cerro de Plata de Potosí). Es oportuno señalar: Bolivia y los bolivianos han sido menospreciados por un sector pudiente de los argentinos, sobre todo por los porteños enriquecidos, y los advenedizos provincianos; es una actitud ignorante de nuestra identidad y pertenencia Suramericana. Como ejemplo, advertimos: el primer presidente don Cornelio Saavedra nunca fue homenajeado por un Presidente Argentino, en tierras Bolivianas. Una explicación posible a lo afirmado, es la negativa de una parte dolida de nuestros ciudadanos, de evocar militares o historia militar. Propia del péndulo permanente de nuestra historia dialéctica, basada en antinomias ideológicas, en lucha de clases, estériles a nuestro leal saber y entender.

En los 70, la historia se transformó en cultura revolucionaria, o reaccionaria, apoyar históricamente a Saavedra o a Moreno, era toda una definición ideológica y política. Aún hoy, los historiadores de derecha liberal o de izquierda socialista, encuadran al Coronel como reaccionario, y al Doctor como progresista; las diatribas o elogios, ocupan páginas vehementes sobre sus actuaciones en los primeros pasos de nuestra Patria. Saavedra y Moreno fueron dos temperamentos, dos pensamientos, dos estilos de hacer política, dos formas de ver la vida pública. El Dr. Joaquín Castellanos, poeta, ensayista y político salteño, afirma: los hombres se aglutinan por temperamentos, no por ideologías. Saavedra encarnó el temperamento conservador, Moreno el liberal,

Ortega y Gasset en “Mirabeau o el político”, como intelectual estudia al político su contracara. Sus conclusiones las reputo fundamentales. El político es aquel que construye puentes de comunicación, para lograr sus objetivos públicosNo aquellos, que con odio histérico, los dinamitan. Recordar al Presidente de la Junta de Mayo, y a su Secretario, es abonar la tesis del filósofo español. Moreno a nuestro criterio fue un ideólogo, guiado por un mesianismo anarquista libertario (el fusilamiento de Liniers, y compañeros, en Cabeza de Tigre, un ejemplo trágico de su manual revolucionaria). La conducta de Moreno con los diputados del interior (al encarcelarlos, y deportarlos), otra más, de su actuación desaforada. Los diputados arribeños, conducidos por el Deán Funes, y el P. Juan Ignacio Gorriti, representaban la Junta Grande (primer gobierno de alcance nacional). Proyecto inconcluso…

¿Cuál es la experiencia que los acerca, y los separa?

Saavedra nace cerca de Potosí, Moreno estudia en Chuquisaca (la ciudad de los cuatro nombres: Charcas, Chuquisaca, la Plata, Sucre), donde se gesta el primer grito de Libertad, justamente un 25 de Mayo (1809). Desde la escuela primaria, y secundaria, nos viene al recuerdo: ¡Se necesitaba tanta agua, para apagar tanto fuego! Sintetizando la muerte de Moreno en Alta Mar, en misión a Londres. Y la frase: Dejad que las brevas maduren ((brevas: primer fruto de la higuera, oscuro y más grande que el higo) para resumir la actitud de Saavedra ante el apuro de los abogados del libre cambio, por lanzarse a la revolución, en los días previos de mayo (un salto al vacío, sin red de contención). Reflejan estas “anécdotas” adolescentes, el intento de fijar “líneas históricas” en la educación argentina, nacida después de Pavón (triunfo Mitrista), y la generación del 80 (capitalización de Bs. As. consolidación Roquista). Saavedra acusaba a Moreno de querer hacerse “tribuno de la plebe”. Moreno temía que Saavedra se convirtiera en “caudillo de la plebe”. (Bartolomé Mitre dixit)

El movimiento del 5 y 6 de abril de los orilleros porteños (1811), en apoyo de Saavedra, fue el causante fundamental de sus desgracias. El destierro, el exilio en su propia tierra, prisión, confiscaciones, ingratitudes, delaciones y calumnias. Las cuales están relatadas en sus memorias, escritas en el fragor de los acontecimientos, vividos dramáticamente.

El 1º de enero de 1829 pone Saavedra punto final a su “Memoria”, afirmando: “(…) Si después de mi fallecimiento, la calumnia, la detracción y la maledicencia volviesen a acometerme, creyendo no habrán quedado quienes puedan desvanecerlas, a mis hijos es que con especialidad incumbe estar en centinela para que no lleguen a perturbar el reposo de mis cenizas”. Al finalizar su “Memoria” redacta su testamento y una carta a los hijos, en la cual ordena: “(…) se eviten los gastos superfluos a que generalmente inducen en los casos de muerte las vanidades del mundo; se me amortaje con un hábito de San Francisco o con una túnica de lana; se me conduzca al cementerio en un carro de última clase y en el ataúd del mismo carro, sin más acompañamiento que el de mis hijos… “.

Fallece en la ciudad de Buenos Aires, el 29 de Marzo de 1829, su corazón acosado por la discordia, no pudo aceptar la falta de concordia en su Patria. Demoró tres días La Gaceta (diario fundado por Moreno), en anunciar su muerte. El Gobierno de la Provincia tardó ocho meses y medio en leer esa noticia. El 16 de diciembre, Tomás Guido amigo de San Martín, redactó un decreto mandando levantar un monumento en el cementerio para depositar los restos de Saavedra y ordenando guardar en la Biblioteca Pública su memoria autógrafa (“Historia Argentina” de Bernardo González Arrili) Resuena en nuestra actualidad, su decisión inquebrantable: “(…) Señores, ahora digo que no sólo es tiempo, sino que no debe perderse una sola hora”. Con ella, con esta decisión política y militar, nació el primer gobierno patrio. Moreno hasta entonces, no participaba de los acontecimientos (así lo confiesa en sus memorias). Era un pleitista, un abogado de los intereses británicos.

Las desavenencias entre Saavedra y Moreno, están también entrampadas en las redes de la intriga. La más conocida, origen del decreto de supresión de honores redactado por Moreno, es significativa. Todos Uds. recuerdan seguramente, el brindis de Atanasio Duarte, en los festejos por el triunfo de Suipacha (7.11.1810) Paso a relatarlo, para quienes no lo conozcan.

Después, del primer triunfo patriota, en tierras Alto Peruanas, la fiesta se realizó en el Cuartel de Patricios; asistió el Presidente de la Junta, nuestro evocado, junto a su esposa. A los brindis, Atanasio Duarte coronó con un adorno a Saavedra (siendo rechazado por él mismo). El temulento, gritó: ¡Viva el Rey Saavedra! Moreno, detenido por un guardia al entrar (al no ser reconocido), se retiró ofuscado. Cuando se enteró del brindis, su pluma brilló de indignación. Allí nació el famoso decreto de supresión de honores. Firmado posteriormente por toda la junta de Mayo.

Este hecho, atizó el enfrentamiento entre saavedristas y morenistas, entre conservadores y líberales, entre tradicionalistas y progresistas. Aun hoy, como un eco del pasado, desde el poder proponen un pacto de mayo; pregunta al lector: ¿Quiénes en los dos Mayo (1809 /1819), defendieron el centralismo, quienes a nuestras regiones? Saavedra potosino, y Moreno porteño, son partes esenciales de los dos países, sin síntesis superadora, que bregan por prevalecer, como testimonio de lo pasado, y advertencia del porvenir…