Este viernes 26 de abril se realiza el primer taller “Conversaciones sobre salud mental”, destinado al personal de la Municipalidad de Tartagal: un espacio para hablar y preguntar sobre salud mental desde la psicología, las políticas sociales y el marco jurídico vigente.
Por Mario Flores
El viernes 26 de abril, en el Centro Cultural de los Pueblos Originarios de Tartagal (situado en la esquina céntrica de Güemes y Alberdi), se llevará a cabo el primer taller “Conversaciones sobre salud mental: acercando palabras para construir caminos”, dirigido exclusivamente al personal de la Municipalidad de Tartagal. Esta actividad está organizada por el Gabinete Multidisciplinar de la Secretaría de Desarrollo Humano, en colaboración con el Programa Puente Norte Tartagal (un dispositivo inaugurado en 2008, dependiente de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud Pública de Salta). La actividad, gratuita y cuyo cupo se cumplió rápidamente a través de un formulario de preinscripción, estará coordinada por los profesionales Gabriela González (psicóloga) y María Jesús Bestregui (trabajadora social), coordinadoras del Gabinete Multidisciplinar, y Diego Mazzeo (psicólogo), Jefe del Programa Puente Norte.
Uno de los lineamientos principales de esta propuesta, es el revertir las dinámicas verticales de una conferencia o charla magistral en la cual los profesionales imparten un discurso ensayado (generalmente ayudados de una serie de diapositivas que, sin embargo, leen de principio a final), a una experiencia colectiva de taller, donde “tan importante como escuchar sobre salud mental, es hablar sobre salud mental”. Por ello, este primer taller busca generar una instancia de diálogo abierto en el que se posibilite el cuestionamiento y la indagación sobre diversas problemáticas actuales de gran relevancia estadística en la actualidad de la zona: ansiedad, depresión, consumo y consumo problemático.
¿Por qué solamente está apuntado específicamente a trabajadores y trabajadoras del ámbito municipal? La Licenciada en Trabajo Social por la Universidad Nacional de Jujuy, María Jesús Bestregui, responde al respecto: “Esta iniciativa surgió de las sucesivas reuniones con Diego Mazzeo, Jefe del Programa Puente Norte, que es una referencia en materia de salud mental localmente; lo encaramos como una forma de establecer una línea de base: encarar un diagnóstico de situación y permitir un espacio de reflexión, para poder recuperar de las personas cuáles son las necesidades y cuáles las problemáticas en relación a la salud mental. Y como el desafío es amplio, porque el Gabinete Multidisciplinar tiene la función de trabajar en todo el ámbito local de Tartagal, empezamos a sectorizar para poder abordarlo en torno a las experiencias comunes de cada espacio; creemos que el espacio de los trabajadores de la municipalidad representa un sector que puede estar afrontando situaciones comunes: es un espacio para poder reflexionar esas situaciones con un equipo profesional”.
Sobre cuáles son esas situaciones comunes (y por qué la decisión de abordar esta iniciativa mediante la propuesta de un taller horizontal y no en términos puramente académicos), es común notar aun en la actualidad una evidente resistencia a hablar sobre trastornos y divergencias, sobre tratamientos y análisis: ¿cuáles son esos prejuicios que aún persisten en la cultura del norte argentino sobre la ayuda profesional en salud mental y cómo se presentan en la atención al público desde el organismo municipal?
“Cuando pensamos por dónde empezar esta serie de abordajes socio comunitarios, no creemos que sea un tema de una sola franja etaria o una cuestión meramente generacional: la problemática del consumo y consumo problemático, por ejemplo, no tiene que ver con una cuestión de edad. De hecho, se tiende a sesgar a cierto sector de la población y atraviesa, en realidad, muchas franjas etarias que quedan invisibilizadas o fuera de la política. Es una cuestión asimétrica que se da entre los usuarios y los profesionales: casi siempre se presenta una asimetría en relación al que sabe y al que padece. Después también están las barreras culturales: tenemos el desafío de atender esta problemática en una región que es étnicamente diversa. Son barreras de orden simbólico, y también los prejuicios y estigmas que representa, a veces, afrontar una problemática de salud mental, más allá de que en el último tiempo se ha trabajado mucho en poder reducir esas asimetrías y hacer más accesible la atención, para que las comunidades comprendan que la salud mental es una cuestión de salud pública, de derechos, y tan importante como otras enfermedades que no son tan estigmatizadas. A pesar de ello, todavía imperan ciertos discursos del orden de que cuando se atraviesan problemáticas de salud mental hay algo de irreversible, un factor de locura, o se complejiza la cuestión laboral en personas que blanquean sus problemas, un temor en el contexto de crisis socio económica puede ser un impedimento para poder dar ese paso de atender esos temas en lo personal o lo familiar. Con respecto a la dinámica de taller: quedamos de común acuerdo que la clase magistral o la conferencia no ayudan a reducir esas asimetrías, entre los usuarios y los profesionales que prestan un servicio a la comunidad. Porque es un trabajo multidisciplinar entre el Programa Puente Norte y la Secretaría de Desarrollo Humano, que son instituciones locales del Estado, por lo tanto prestamos un servicio comunitario, y buscamos que las personas accedan al servicio. Nos parecía que proponer algo vertical no colaboraba con esa reducción de asimetría ni nos dejaba a nosotros ningún dato: buscamos recopilar qué representaciones sociales hay en relación a la salud mental, tenemos que partir de una lectura de cuáles son sus ideas, concepciones y decisiones. El formato taller sí permite eso, y por ello hubo un cupo limitado -que se cumplió rápidamente, hubo una gran convocatoria-, para analizar situaciones que se dan en el ámbito laboral y en el ámbito de la familia, y analizarlas junto a los otros. La propuesta no es una bajada de línea de perspectivas teóricas o puramente estadísticas: tratamos de reflexionar juntos de forma local”.
Para Diego Mazzeo, “es importante la reflexión como comunidad de todo lo que es la salud mental, no sólo las patologías sino qué entendemos: cada sociedad va a tener una idea diferente, cada cultura y cada edad. Lo que podamos pensar respecto a la salud mental (o frente a alguien con una problemática de salud mental) va a determinar la manera en que abordemos esa situación: ya sea un familiar, un amigo, un compañero laboral o nosotros mismos. Las problemáticas de mayor frecuencia, quizás, son la depresión, los trastornos de ansiedad, el consumo de alcohol, tienen mucho que ver con los modos de afrontar situaciones de crisis. Elegimos trabajar con el personal de la Municipalidad de Tartagal, principalmente, porque la municipalidad tiene un rol social muy importante, y personal municipal hay en toda la localidad, son quienes pueden recibir determinadas situaciones que pueden ser problemáticas o no, y es importante trabajar en lo que es una primera escucha, reflexionar sobre cómo podemos actuar o tener una intervención, y pensar qué abordajes existen en la zona. Con respecto a los prejuicios a la hora de hablar de salud mental, no es algo actual, tiene que ver con cierto temor: los seres humanos solemos tener miedo a lo que desconocemos y no podemos controlar, ver y tocar, y en muchas problemáticas de salud mental quizás no hay algo físico que se pueda arreglar con un ejercicio o una medicación. Suele tener que ver con el concepto de normalidad, ¿qué entendemos por normalidad? Lo que es normal acá puede ser anormal en otro lado, es una cuestión estadística, cultural y de hábitos. Cuando algo se sale de la norma, nos alerta: por eso ha surgido, muchas veces, desde la antigüedad hasta la actualidad, el debate sobre perspectivas que tienen que ver con el abordaje a través de las internaciones crónicas, del encierro de personas que se salen de la norma. Y, si bien, se hace en nombre de la salud de la persona, en muchos casos tiene que ver con el miedo de la sociedad: proteger a la sociedad de esas personas que se salen de la norma. Entonces tenemos que poder dialogar y debatir sobre estas cuestiones, y es importante que los abordajes puedan ser dentro de la comunidad sin restringir los derechos de las personas. Todavía estamos en un momento de transición, en cuanto al sistema educativo, que clásicamente ha tenido que ver con la transmisión de información y, hoy en día, la sociedad tiene la necesidad de repensar de qué manera procesamos esa información, y poder crear información: la participación es fundamental, la participación en salud mental. Hay demasiada información, a través de internet, de las redes sociales, y tenemos que poder ayudar a los niños, adolescentes y adultos a poder procesar esa gran cantidad de información, discutirla y crear nuevas ideas basadas en nuestra realidad”.