De una infancia muy difícil a ser ejemplo de superación, la líder del fútbol femenino ayuda desde afuera de la cancha y emociona con su historia de vida.

Antes de sentarse en el café palermitano pautado para charlar con Enganche, Evelina Cabrera agarró la pelota y, como hace cada vez que su poco tiempo se lo permite, se fue a patear al parque. Estaba despuntando el vicio cuando el silencio se rompió desde la voz de un camionero que no tuvo mejor idea que mandarla a lavar los platos. La situación no la enojó. Al contrario. Supo que el camino que está haciendo desde años es el correcto. Porque el fútbol femenino necesita casos como el suyo, queriendo cambiar con todos los preconceptos de una sociedad machista, que se potencia en el deporte que más expone esta condición.

Su tatuaje en el brazo derecho la define de cuerpo entero. Porque ese “The world is yours” resume a la perfección a esta mujer que hizo de su mundo el que quiso cuando todos los caminos parecían cerrarse. Esa que se fue de su casa a los 15, que anduvo como ‘protectora de prostitutas’ o que se marcó el camino en la calle. Esa misma que hoy es la cara de una marca de ropa deportiva y que creó la Asociación Femenina de Fútbol Argentino (AFFAR), una entidad que ayuda a combatir los prejuicios y las problemáticas más graves que atraviesan como la violencia de género o la falta de recursos.

-¿Qué opinión te merece que lo primero que se viralizó del debut de Gisela Trucco como asistente en Primera haya sido una foto de su bolso con sus zapatos de taco?

-No es raro. Es lo primero que te hace la prensa, la gente. Hay muchos torneos que te ponen el taquito del zapato y la pelota. Antes me generaba bronca, ahora es parte de lo cotidiano. Creo que tiene que ver con esto de que la mujer sigue siendo mujer por usar zapatos de taco. Creo que tiene que ver con los estereotipos que marca una sociedad que te hace tener que estar prolija, pintada. A veces todos caemos en esa vorágine, porque si no estas como te dice el medio quedas afuera, y es difícil mediar entre pertenecer o no. Es un dilema que dentro de unos años no va a pasar más.

-Dijiste a “todos nos pasa”. ¿De qué manera te pasa?

-Si. Cuando tengo que ir a la televisión o a un evento tengo que ir como dice la gente que tenes que estar. Bien vestida, pintada. Esas pelotudeces.

-¿Te pasa de tener preconceptos del hombre en algunas cosas?

-No, porque para la sociedad no hay un concepto del hombre que diga ‘esto está mal’. Todo lo que haga el hombre, dentro del ambiente del fútbol, es valido. Si se equivoca la jueza de línea con algo es porque es mujer, no es porque se equivocó, o porque es mala. Es porque es mujer. Su idoneidad va por el género, no por su rendimiento. No la putean como a los hombres, le van a decir “andá a lavar los platos”.

Carlos Sarraf
-¿Y qué te genera el ‘andá a lavar los platos` o el que se instale todas las futbolistas son ‘machonas’?

-Sigue existiendo eso. Todavía no sé que significa la palabra machona. En el interior del país es mucho más intenso ese preconcepto. En el norte del país lo viven mucho más crudamente las chicas que juegan al fútbol. Yo me voy a la plaza a patear y pasa un camionero y te grita ‘andá a lavar los platos’. Al principio los puteaba o les tiraba una piedra, pero cuando empezás a hacer dirigente te das cuenta que hay mucha gente así. No es excepcional. El 99% piensa así y hay dos maneras de tomarlo: o me agarra un ACV, o vivo malhumorada, o me lo tomo como parte del camino que elegí. Hoy me critican porque hay mucha gente que hace bastante que está en el fútbol y no logró la exposición que por ahí yo si. Pero pasó porque me expuse a hacer cosas ad honorem, a dedicarle 24 horas al fútbol, aún con el trabajo que me permitía vivir. Por amor al arte no existe más, porque ese ‘por amor al arte’ significa dejar tiempo con la familia. Y a veces te tenés que bancar que un boludo te diga cualquier cosa porque sos mujer. Quizás un tipo que jugó cuando tenía ocho años al papi ya es valido para dirigir un equipo; ahora, yo puedo haber jugado en Primera en un club, haber hecho el curso de entrenadora, ser preparadora física, y mi idoneidad está basada en mi género. En ser mujer.

-¿Por qué crees que en el fútbol no está tan naturalizado el rol de mando de la mujer?

-Yo creo que eso pasa en esta parte del mundo. Acá el fútbol es para hombres y quizás el hockey es para mujeres. Ya desde los cantos de las hinchadas está instalado. “Abrite de piernas”, “sos puto”, “te vamos a romper…” siempre atacando a los hombres por el lado femenino. La virilidad constante.

-¿Con qué tiene que ver?

-Creo que es un concepto erróneo de aguante. Un pensamiento de hace cincuenta años que quedó. El de la mujer que se queda en la casa siendo la ama de casa.

-Pero las mujeres cuando van a la cancha también lo cantan…

-Tenés razón. Mismo cuando en un partido de fútbol femenino escucho a jugadoras decir “pongan huevo”. ¡La puta madre! Huevos que pongan los tipos.

Nosotros ponemos ovarios. Es que desde sos chiquita te van enseñando eso y vos sin querer lo repetís. Yo cuando lo escucho, cuando alguien hace un chiste sobre eso o algo por el estilo, salto para hacerles notar que lo que está diciendo está mal. Hay un concepto de que la mujer está en la casa y el hombre trabajando. Por suerte, en unos años esto no se va a hablar más. Pero las que pasamos por esto somos nosotras, las que van a venir ya no lo vivirán. Las chicas de hoy cuando les preguntas si los papás las apoyan para que jueguen al fútbol te dicen que si. Ya hay otra cabeza.

-¿Y en el fútbol en donde lo notas más?

-Hoy todos los clubes tienen lugar para entrenar, antes no. Todas las chicas tienen ropa para mujer. Antes era imposible. Nosotras jugábamos con la ropa de las inferiores que ya no se usaba, que era vieja, que estaba rota. Y eso tiene que ver con la independencia de la mujer en todos los aspectos. Hoy hay mujeres manejando taxis, colectivos, y antes no existía. A veces me dan ganas de dejar a la mierda todo pero después te vas al interior, como me pasó en Tucumán, y ves a pibas que entrenan a las dos de la tarde con cuarenta grados de calor por el hecho de cumplir su sueño de ser futbolista. El querer darle herramientas a esa piba me motiva a seguir.

-¿Por qué no hay mujeres dirigentes empoderadas en el fútbol?

-Yo creo que tiene que ver con esta creencia de que la mujer no sabe gestionar. No sabe del palo. De que el fútbol es de los hombres. Yo creo que los que tienen ese concepto son generalmente de otra generación y que eso está desapareciendo. Los nuevos hombres tienen la mente más abierta. Cuando estudié para entrenadora la mayoría de mis compañeros eran jóvenes. Había algunos más abiertos que otros, pero eran muy copados todos. Un par forman parte del cuerpo técnico de Sampaoli. Me trataban como par, no como los profesores, que me miraban con cara de “esta no entiende nada, para que le explico”.

-¿Y lo hiciste notar ese sentimiento?

-Obvio. Pero tenía miedo de que si lo decía no iba a aprobar. Una vez, en Neurociencia, hice una pregunta sobre como afectaba el ciclo menstrual en un equipo de fútbol y la respuesta fue: “las mujeres son un quilombo”. ¿Qué quiere decir que ninguno está apto para dirigir mujeres porque son un quilombo? Lo más grave de la frase fue que la dijo una mujer. Entonces, o la puteo o elijo callarme.

-¿Qué sentiste ese día?

-Me pregunté de verdad si quería seguir. Pero estos compañeros, los que me aceptaron como un par, me respaldaron y le exigieron una respuesta. Eso me hizo darme cuenta que esto algún día va a cambiar.

Su amor el fútbol nació de grande. Tenía 21 o 22 y una compañera del bar en el cual era tesorera la invitó a jugar al fútbol con su grupo de amigas. Propuso entrenarlas físicamente porque era personal trainer y no quisieron, lo que la hizo marcharse a un club. Quería hacer un deporte en conjunto. Pudo ser hockey, handball o vóley. Pero fue fútbol. Fue a Platense. “Fui una jugadora mediocre. Una central rústica que corría y anticipaba mucho a las delanteras. Yo siempre me enfocaba en lo bueno y no en lo malo que arrastraba”.

-¿Qué sentiste después de que largaste?

-Me agarró depresión después de dejar de jugar. Era raro porque jugué poco, pero había encontrado valores con los que no pensaba que me encontraría en un ambiente como en el del fútbol. Yo quería hacer un deporte en equipo porque siempre hice deportes individuales. El trabajo en equipo, el tener el mismo valor cada jugar y un montón de cosas que naturalizamos para bien, pero que fuera del fútbol son difíciles de encontrar. Eso me enamoró del fútbol. El trabajo en equipo.

-¿Qué son las pasiones para vos?

-Algo en lo que se deja todo. En cualquier aspecto de la vida. Yo dejo todo en casa cosa que hago. ¿Y si mañana me muero y no hice lo que debería? No me lo perdonaría y no me gusta preguntarme ¿qué hubiese pasado si…?

-¿Por qué creaste la AFFAR?

-Todo el mundo se quejaba de AFA y nadie hacía nada. Hasta que un día del padre fallece el papá de una jugadora. Esa chica estaba hacía catorce años en un club, con todos los sacrificios que eso indica, y pidió ayuda a su club y le dijeron que era un problema personal. Ella había pedido prestada plata para la cochería. Después de estar cinco horas al lado del cuerpo de su padre, sin que nadie la ayuda, nos llamó a nosotros que hacíamos cosas por el fútbol nos juntamos en la cochería y teníamos algo de plata para ayudarla. En AFA habíamos ido a ofrecernos ad honorem y nos dijeron “si quieren hacer algo haganló afuera”. Y ahí armamos la AFFAR.

-¿Qué sabías acerca de formar una asociación?

-Nada. Tuvimos que aprender todo. Preguntamos todo. Desde contaduría, hasta como se hace un estatuto. Nadie nos ayudó. Fue difícil pero eso te marca como persona. Yo sé lo que tuvimos que pasar para formar esto, porque es fácil estar en el lugar del que prejuzga y no hace nada. Nosotros fuimos por el camino más difícil.

-¿Qué es lo que más te duele dejar de lado?

-Mi familia. Mi mamá, mi papá, mis hermanos, ir a la casa de mis amigos de toda la vida. Eso no lo ve nadie. Hace poco me fui a España y me saqué dos fotos disfrutando de un lugar que nunca pensé conocer, pero después tenés que laburar, hacer lobby…

-¿Imaginaste alguna vez hacer lobby?

-Que perdida de tiempo el lobby. Acercarte a otra gente. Estudiar otra cosa. Yo hoy estudio marketing deportivo y ni en pedo me imaginaba haciendo esto hace un tiempo.

-¿En qué te ayuda hoy la Evelina que se crió donde se crió?

-En la que debe somatizar que uno corresponder a un sector y no a otro por lo que es, o por lo que tiene. Cuando era chica, yo no podía salir adelante porque era pobre, o por no tener las herramientas para hacerlo. Porque era una negra de mierda. Y ahora sigo siendo negra, pero no de mierda porque nunca fui de mierda, y hoy en día me marca el preconcepto de que por ser mujer no podes hacer ciertas cosas. Digamos que el hecho del no me moviliza a aceptar los desafíos. A mi me hubiese sido más fácil estar en una oficina, con un trabajo tranquilo, en el que pagan bien. Y lo digo porque antes de AFFAR los tuve. Hoy no tengo tiempo más que para lo que hago porque siempre hay algo para hacer. La Asociación ha logrado cosas importantes y no puede desaprovechar el momento.

-¿Cómo cuales?

-Armar un torneo, que después terminaron cagándonos y llevándonos a los equipos y a las jugadoras. Ahí fue el peor momento de AFFAR y nos replanteábamos si estábamos capacitadas para hacerlo. Yo ponía plata de mi bolsillo con todas las chicas que me acompañan. Yo tengo que pagar por ser presidenta de una asociación civil y demostrar que puedo mantener la asociación. Tener que cobrarle lo menos posible a las pibas para que puedan participar, y de repente viene otro y te las saca. Habíamos armado clínicas, llevábamos a los clubes para hacer el curso de RSP, le dábamos el diploma avalado por la Secretaría de Deportes. Y sentíamos que no era valorizado lo que hacíamos.

-¿Qué te sostuvo?

-Que me llamen de Microsoft porque querían armar una plataforma para que la gente pueda estudiar gratis. O que venga la fundación Avon y te diga para hacer una jornada preventiva contra la violencia de genero. O que a algunas jugadoras les despertaste el bichito para que hagan algo con sus vidas. Después hicimos un convenio con el Instituto Johan Cruyff, que nos beca a las pibes. La ONU también trabaja con nosotros. Y si un organismo tan importante como las Naciones Unidas quieren ayudarte es porque algo bien estas haciendo. Ahora las pibas van a poder hacerse los aptos médicos gratis y para las que no tienen obra social es un enorme paso.

-¿Cómo conviven con la AFA?

-Nosotros trabajamos con los equipos y las jugadoras la parte social y educativa. Cien por ciento complementario a AFA somos. Si vos tenes a una chica carente de recursos y le das herramientas educativas, la ayudas a que tenga trabajo, le hablas sobre violencia de género, la ayudas a independizarse, lo que logras es que esa piba pueda ir a estudiar y que en la cancha piense lo que tiene que ver con el deporte y no con cualquier cosa. En el fútbol femenino no existe el ‘este es un crack a los diez años y aparece el representante que le banca todo hasta que llega a Primera”. Las pibas no tienen nada. Capaz tenes una jugadora muy buena para el deporte pero la perdés por la falta de contención. Hemos trabajado con Boca, Racing, San Lorenzo y entiendo que por ahí visibilizar lo que nosotros hacemos deja expuesto lo que no hacen los otros.

-Hablando de violencia de genero, ¿cómo se trata en un ambiente tan hermético como el fútbol?

-Los casos decantan solos. Las chicas van confiando en nosotras y se abren. Yo creo que lo más importante es trabajarlo con las infantiles. El fútbol te da un montón de enseñanzas para enfrentar las situaciones. Enfrentar los miedos. Si vos le enseñas a una chiquita sobre estas cosas, de grande va a saber lo que quiere y que no. Cuando viene una chica que ya sufrió violencia de género es más difícil porque primero tenés que lograr se aleje de esa persona, sino que también debes tratar de que esa persona no venga al entrenamiento como suele pasar.

-Contame como es el proceso porque no lo sé.

-Hablamos con la chica para que haga la denuncia. Llevarla a la casa de algún familiar para que salga de ese ambiente. Generalmente una jugadora que sufrió algún tipo de violencia no te lo cuenta a vos, sino que se lo dice a una compañera y ella te lo dice a vos. A mi en un club me pasó que vino una chica que le contó a una compañera y esa compañera no los dijo a nosotras. Agarré a la chica que había sufrido la agresión y su primera reacción fue enojarse. Al tiempo volvió y seguía con este pibe. Nosotros hicimos todo para que ella haga la denuncia, que se vaya a lo de su mamá, y que vuelva a estar a salvo. Fue un proceso largo pero que pudimos alejarlo de ese tipo finalmente. Hay casos en los que los violentos no se van nunca.

-¿Qué es el éxito?

-Hacer lo que me gusta. Hay gente que estudió mucho tiempo para algo y nunca lo pudo hacer. Para hacer lo que me gusta me pasé horas haciendo cosas o esperando la oportunidad. Sin desvalorizar el esfuerzo para llegar.

-¿Te comiste el personaje alguna vez?

-No, pero si perdes el orden de las realidades.

-¿Cómo tomaste ser embajadora de Nike? Es imposible no pierdas el sentido de la realidad después de todo lo que viviste. ¿En qué te apoyas para no cambiar?

-Yo me apoyo en que si voy a una villa y veo a una piba sin zapatillas yo me las saco y se las doy. Un día estaba en un lugar y la señora que limpiaba estaba tomando mate. Le pedí uno y mi jefe me llamó aparte para decirme que yo no podía tomar mate con ella porque estaba en otro nivel. Yo no tengo en la cabeza con ese chip re pelotudo porque mi familia sigue viviendo en el mismo lugar en el que me crié. Es cierto que a veces me siento con Lali Espósito, pero después me siento con el “bardo” del barrio para tenerlo de mi lado y que no me boicotee lo que tengo que hacer.

-¿Y cual es la verdadera Evelina?

-La que está con las pibas en el barrio. Yo me veo en el Alto Palermo (hizo una campaña para Nike) y veo la foto y no asumo que soy yo. Tengo un problema de autoestima que tengo que tratar con mi psicóloga. Yo siempre soy muy tenaz cuando quiero algo. Yo cuando iba a la bailanta anhelaba saludar al cantante, no otra cosa, y hasta que no lo conseguía no me quedaba tranquila. Tarde o temprano lo iba a hacer.

-¿Cuál fue golpe más fuerte que tuviste?

-Cuando me agarró el tumor, que era benigno, por exceso de hormonas con el entrenamiento. Pasaron dos meses de que me tenían que entregar la biopsia y mi pareja estaba en el colectivo. Ella me asustó. Dio negativo. Pero hasta que pasé por tres doctores encontraron el medicamento.

-¿Cómo te formaste como líder?

-Si alguien me acompaña es porque yo hago cosas para que me sigan. Yo estoy a la par. Confío en el resto y necesito que ellas confíen en mi.

-¿Se habla de sexualidad en el fútbol? El de la homosexualidad entre las mujeres es uno de los preconceptos más marcados…

Eso es porque el fútbol es de los hombres. Tengo varias teorías al respecto. En general, en todos los deportes hay homosexuales. En otros deportes hay chicas homosexuales pero quizás hacen deportes ‘femeninos’ entonces no se les dice nada. El fútbol es de los machos y esas frases nefastas influyen. Igual hay un tema más profundo que ese. Tenés el problema de que no te dejen jugar por ser mujer. O sea es un tema de género, no de sexualidad. Sin embargo, en las canchas que se alquilan cada vez se ven más partidos de chicas. ¿Por qué fuera del fútbol organizado si, y dentro no? Hace unos años, el fútbol femenino era la torta, el potrero, la marginal. Lo peor. Siempre para estos dinosaurios que lo vieron así toda la vida. Te daban la ropa sucia, rota, horrible. Si yo tengo a mi hija que quiere jugar al fútbol y la primera me muestra esa imagen, ¿con qué ganas la mando? Hoy hay otra clase social de chicas que juega al fútbol. Hasta la revista Caras tiene un torneo para modelos. No lo menosprecio, al contrario. Celebro que chicas conocidas fomenten la actividad.

-¿Saber disfrutar es más difícil que el saber sufrir?

-Claramente. Uno se autoflagela todo el tiempo y cuando debe disfrutar lo posterga porque piensa que la obligación siempre es más importante que el goce. Y está mal. Me lo reprocho todo el tiempo y es algo que todos deberíamos cambiar. Yo fui a la psicológa y le dije: “Quiero aprender a disfrutar”.

-¿Cómo te definirías?

-Como una busca.

Fuente: Pagina12